Caminar es algo tan normal en nuestras vidas que muchísimas veces no lo valoramos como se debe, algo que sí hace el mecánico Hugo Jiménez Pérez, para quien cada paso que da es un motivo de enorme alegría.
Él sobrevivió a un violento accidente de tránsito en el que un camión de la empresa Meco, que al parecer iba sin control, lo prensó contra dos carros.
Este terrible atropello ocurrió el jueves 9 de diciembre del 2019 y ocurrió frente al parqueo de un supermercado en San Juan de Quebrada del Palo, en San Carlos de Alajuela.
El mecánico perdió la movilidad de las piernas y por eso durante dos años se ha esforzado por recuperar su estilo de vida. Afortunadamente, el cierre del 2021 fue de mucha esperanza para él ya que comenzó a dar sus primeros pasos con una andadera.
“Hasta que uno no pasa una situación de estas no sabe lo afortunado que es y la importancia de estar bien, el levantarse, tener una vida normal e ir a trabajar. A veces me quejaba por tener que hacer muchas cosas estando de pie, pero desde hace dos años deseo poder volver a hacerlas y sentir ese cansancio”, expresa el sobreviviente.
Hugo viajó con sus papás, Francisco Jiménez y Lucrecia Pérez, a Cali, Colombia, para someterse a unos tratamientos con la fe de volver a caminar sin la ayuda de nada. Este miércoles regresa al país, pero espera volver pronto.
Su familia es la que se ha esforzado para pagar todos estos gastos en la clínica privada Biomedical Group.
No le dieron esperanza
Incluso, en suelo tico los médicos no le dieron la esperanza de que pudiera volver a caminar, por eso tuvo que buscar más allá de nuestras fronteras.
“Solo me dijeron: ‘No vas a volver a caminar’, en la Caja Costarricense solo una vez me dieron terapia, pero en casa yo insistía, incluso logré hacer spinning y cuando le enseñé el video a los fisiatras me decían que era imposible lo que hacía debido a la lesión”, recuerda.
No obstante, Jiménez no se concentró en esas opiniones y en Internet encontró la clínica donde en los últimos meses ha visto grandes avances.
“Llegamos a finales de setiembre y el tratamiento lo iniciamos el 1º de octubre, todos los días recibía terapia desde las ocho de la mañana hasta las cinco de la tarde, es muy intensa.
“Según yo, las dos horas de terapia que hacía en mi casa eran intensas, pero no hacía nada en comparación con lo que hice en Cali. También, dependiendo del estado de ánimo de uno, lo ayudan en esas áreas, hay psicólogos, nutricionistas, terapeutas, fisioterapeutas, entre otros profesionales”, expresó.
El esfuerzo ha sido de todos, incluso de sus papás, quienes pasaban hasta 9 horas por día en una sala.
“Una de las condiciones era que debía viajar con un acompañante, por alguna emergencia, para tener quien me acompañara. Sé que para mis papás fue cansado estar sentados todo el día, pero ellos nunca me han abandonado”.
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Ha visto milagros
Afirma que apenas llegó a la clínica le dijeron que el cuerpo humano tiene la capacidad de recuperarse, que la médula puede regenerarse, la compararon con una planta que siempre busca donde crecer, pero que para eso es necesario tratamientos y estimulación.
“Los testimonios que vi en esta clínica me tienen asombrado, conocí pacientes de otros países, como peruanos, chilenos, españoles, ecuatorianos, de varios países. Vi a un muchacho que recibió dos impactos de bala en la médula y anda caminando con bastones.
“También a un muchacho que le falta media cabeza porque le dispararon con una escopeta, a la mamá le dijeron: ‘Pase para que se despida porque él perdió masa cerebral’, pero ahí se sentaba a hablar conmigo, aún no camina porque es una lesión severa, pero se sienta, mueve los pies y todo. A otro que le dispararon para asaltarlo, le entró la bala por la boca y le salió por el cuello y ahí camina normal, se recuperó en tres meses. Un apuñalado en el cuello y llega caminando a recibir terapia. Se ven cosas que jamás imaginaría”, agrega.
Menciona que en un futuro le gustaría tratarse con células madre, pero sabe que es bastante caro.
“Tengo la fe puesta en Dios de volver a caminar y creo que lo estoy logrando poco a poco, el vuelo de regreso lo tenemos este 5 de enero, pero no descarto que luego pueda regresar para completar los avances, ojalá pueda una vez que ya haya terminado el caso penalmente”, detalló.
Concluyó diciendo que los colombianos son muy amables y serviciales, pero extraña la libertad de su propia tierra.
“La vida en Cali es muy acelerada, mucha violencia, de noche no se puede salir. Les contaba que en San Carlos uno deja los vidrios abajo del carro y entra al supermercado y no pasa nada, y me decían que ahí, por más vidrios cerrados, puede que el carro ni lo encuentre”, recordó.