Oniel Rayo Cardoza estaba muy contento el sábado porque su mamá, Amparo Cardoza Orozco, de 55 años, lo había llamado por teléfono para decirle de que lo visitaría en la noche.
“Como a las siete de la noche me dijo: ‘hijo, voy a llegar para estar ahí un rato con vos’, le dije que aquí la esperaba, que no iba a salir para poder recibirla”, recuerda.
Dos horas después a Oniel le sonó el celular, pero no era su madre ni había buenas noticias. Un conocido le telefoneó para contarle que doña Amparo, dos de sus hermanos, un primo y el cuñado de uno de sus hermanos habían sido asesinados a balazos.
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“Yo no lo creía, para nada quería creerlo, pero el que me avisó me dijo que era verdad, que fuera a ver y resultó ser cierto. Entré (a la casa) y todos estaban muertos”, contó Rayo al medio regional Guana Noticias.
— “Es rudo para nosotros, pobre mi madre, estábamos viviendo juntos en Villareal y ellos decidieron venirse para acá, solo para que les pasará eso”, dijo Oniel Rayo Cardoza, familiar de las víctimas.
La masacre ocurrió el sábado por la noche en la localidad llamada El Silencio, en Huacas de Santa Cruz, en Guanacaste.
Los atacantes llegaron hasta una pequeña vivienda de madera y latas de zinc ubicada en un terreno a 900 metros de la carretera principal.
Además de doña Amparo, en ese lugar fueron asesinados dos de sus hijos: Miguel Jarquín Cardoza (se desconoce su edad) y Pedro Hernández Cardoza, de 42 años; su sobrino Jonathan Cardoza Rivas, de 25 años, e Isidro Orozco Loáiciga, de 29 años.
Otro primo de Oniel que también estaba en la vivienda sobrevivió al ataque porque se escondió debajo de una cama; solo recibió un disparo en un pie y fue él quien avisó lo que había pasado.
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Oniel Rayo contó que su mamá vivía con él en Villarreal de Santa Cruz, pero ocho días atrás se pasó a esa otra vivienda con sus dos hermanos y su primo, quienes tenían poco más de una semana de haber llegado desde Nicaragua en busca de trabajo.
Lluvias de balazos
La Policía Judicial informó que el homicidio múltiple ocurrió a las 9 de la noche de este sábado, cuando tres atacantes llegaron hasta la propiedad de forma silenciosa.
“Al menos tres hombres habrían irrumpido de forma violenta en la vivienda donde se encontraban las víctimas y realizaron varios disparos, producto de los cuales fallecieron en el sitio las cinco personas”, detalló el OIJ.
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Minutos después del ataque, y gracias a información confidencial, la Fuerza Pública detuvo a dos sospechosos de apellidos López Bolívar, alías “Veintitrés” y de 24 años, y Rojas Valverde, 21, quienes estaban escondidos en una vivienda cercana a la escena del crimen.
“A los dos hombres se les decomisaron al menos tres armas de fuego: una AK-47, una pistola 9 milímetros y una Mini Uzi, que estaban escondidas debajo de una cama”, informaron las autoridades.
Seguridad detalló que López cuenta con antecedentes por robo agravado, portación ilegal de arma permitida, agresión con arma y tenencia de drogas; Rojas Valverde cuenta con tres partes policiales de 2021 a 2022 por tenencia de drogas.
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Las autoridades mantienen una búsqueda para dar con el paradero del tercer sospechoso de participar en la masacre.
Se habrían confundido
El OIJ aún no ha determinado el móvil de este homicidio múltiple, sin embargo, ha tomado fuerza la versión de que los gatilleros habrían asesinado a estas cinco personas por equivocación.
Oniel piensa que así fue y asegura que no existía ningún motivo para que su familia fuera asesinada de esa forma, sobre todo porque todos tenían pocos días de estar en el país y ni siquiera conocían a nadie de esa zona de Guanacaste.
“Agarraron a toda mi familia y la mataron, en apariencia los confundieron porque en estas casas antes vivía una gente que supuestamente andaba en asuntos de drogas.
“Esta es una situación muy dura para todos, ahí estaban todos tirados sobre el suelo; pobre mi madre, me siento muy mal, no sé qué hacer”, dijo Rayo.
Carolina Cardoza, hermana de Oniel, también cree que los atacantes se equivocaron de objetivo; aseguró que todos sus familiares eran personas honradas que solo buscaban la oportunidad de tener una vida mejor.
“Antes de que eso (la masacre) pasara, yo estuve hablando con mi mamá (doña Amparo), siento que ella se despidió de mí”, dijo Carolina.
Oniel y su hermana piden la ayuda de personas de buen corazón, ahora lo único que desean ahora es llevar los cuerpos de sus seres queridos de regreso a Nicaragua para darles sepultura en la tierra donde nacieron.