Wendy Daniela Gamboa sobrevivió a un aparatoso accidente y su ilusión más grande es volver a atender todas las necesidades de sus dos hijos de 9 y 3 añitos.
Esta valiente madre, de 31 años, perdió parte de su pierna izquierda y por eso lucha por conseguir una prótesis para caminar, para jugar con sus hijos y llevarlos a la escuela.
El accidente en el que perdió la pierna ocurrió el martes 9 de febrero de este año, a las 9 de la noche en Matapalo de Quepos, cuando viajaba en el asiento del acompañante de un carro 4x4 que manejaba su marido Elián Molina.
La familia es vecina de Pérez Zeledón y ese día don Elián le dijo a su esposa que debía ir al trabajo (en Quepos) a dejar unas cosas, que si lo quería acompañar; Wendy aceptó y a pesar de que siempre andan con los niños, ese día los dejaron con la mamá de su esposo, quien se ofreció a cuidarlos.
“Cuando íbamos de camino, él me habló y en determinado momento perdió el control del carro, nos salimos de la vía y cuando él quiso acomodarse en el carril, chocamos contra una señal de tránsito y ahí comenzamos a dar vueltas, me han contado que recorrimos unos ochenta metros y nos detuvo un árbol.
“Quedamos con las llantas hacia arriba, siempre estuve consciente, cuando nos detuvimos lo que sentí fue la presión del cinturón, cuando me lo quité caí encima de mi esposo, para ese momento ya no sentía nada, pero cuando me vi la pierna supe que la había perdido, porque la tibia se astilló y me quebró la pierna en dos, ahí sí sentí fuertes dolores”, recordó Gamboa.
Asegura que no sabe cuánto tardaron los bomberos en llegar a rescatarlos, porque quedaron atrapados, pero para ella ese tiempo se le hizo eterno.
A ella la llevaron al hospital Max Terán, de Quepos, donde le terminaron de amputar la pierna, además, le tuvieron que reconstruir el lado derecho de la cadera y el fémur de este mismo lado con prótesis de titanio; la pierna izquierda se la amputaron desde la rodilla.
Elián, el esposo, sufrió fracturas y fuertes golpes, pero el más impacto más grande fue a nivel emocional por ver a su amada tan malita.
Wendy dice que pese a que siempre supo que no le iban a salvar la pierna, nunca se echó a morir.
“Perder una parte del cuerpo es tener un duelo, pero Dios me ha dado fuerzas, no he tenido que preguntar, ¿por qué me pasó esto?, ni echarme a morir, he tomado esto con fortaleza, no lo he superado, pero lo he aceptado”, manifestó.
Los últimos seis meses los ha pasado en silla de ruedas y depende por completo de su esposo y la mamá de ella, por eso desea una prótesis para volver a su estilo de vida, continuar con los estudios, atender a sus hijos y hasta ayudar con el trabajo de la casa.
“Los médicos me dicen que mi vida será normal con una prótesis, en la Caja sí dan y son de buena calidad, lo que pasa es que hay una lista de espera de más de dos mil personas y he hablado con amputados quienes me cuentan que han esperado dos años o tres años esperando por la prótesis.
“Yo no quiero esperarme tanto tiempo, porque mi cuerpo se va a dormir demasiado, necesito volver a reactivarme”, explicó.
La familia necesita reunir aproximadamente ¢4 millones para poder hacer realidad la ilusión de esta mamá.
Si usted quiere ayudar a Wendy Daniela Gamboa, le puede hacer un sinpemóvil al 7204-9706 a nombre de ella, con el detalle: ayuda prótesis.
Principales ayudas en su vida
Wendy le agradece a su mamá por ser parte de su sostén.
“Mi mamá tuvo que dejar el trabajo para dedicarse a mí y a mi familia, nosotros tenemos casa propia, pero tuvimos que pasarnos a la casa de ella, porque yo no puedo, por ahorita, encargarme de todo lo que lleva una casa”, dijo.
Antes del accidente sacó un técnico de administración de empresas y estaba estudiando para ser asistente en farmacia.
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La sobreviviente le pide a las personas que van al volante no manejar rápido y que siempre vayan viendo hacia al frente.
“Siempre hemos sido prudentes en carretera, esto no nos pasó por exceso de velocidad, pero nos ocurrió un accidente fuerte y de milagro estamos vivos porque el carro quedó en perdida total, a mí lo que más me interesa es ver por mis hijos, es muy doloroso saber que no los puedo atender como lo hacía antes”.
Concluyó agradeciendo a las personas que le hacen llegar cualquier ayuda, porque es parte de la felicidad por la que está luchando.