Bayron Alberto Angulo Morales, de 26 años, logró despedirse de su mamá horas antes de ser asesinado a balazos.
Él se convirtió en la primer víctima de un doble homicidio que dejó el año más violento de Costa Rica hasta el momento, el 2022.
Angulo fue asesinado junto a su pareja Luis Fernando García Sibaja, de 43 años, de varios balazos de escopeta.
El ataque ocurrió dentro de una casa en San Miguel de Cariari, Pococí, 100 metros al este de la iglesia evangélica.
El crimen fue descubierto la noche del 2 de enero del 2022 y a más de un año el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) no ha detenido a ningún sospechoso, incluso ni han contactado a las familias de las víctimas para determinar cómo era la vida de ellos.
Así lo confirmó Kathia Morales, mamá de Bayron, quien aseguró que de momento ninguna autoridad la ha llamado para preguntar detalles de su hijo.
Ella asegura que tenía conocimiento de que su hijo consumía marihuana y aunque intentó sacarlo de ese mundo, nunca lo logró y por eso decidió apartarse pues temía que le pasara algo, situación que ocurrió.
La última vez que lo vio fue el 31 de diciembre del 2021, cuando compartieron la tarde juntos, sin saber que sería la despedida para siempre.
“Estuve con él horas antes de que lo mataran, hasta las 8:30 de la noche, lo fui a dejar a la casa de él.
“Él me decía: ‘mami, ya yo no quiero ir, quiero quedarme en otro lado’, pero yo me había comprometido con don Fernando que cuando yo sacaba a mi hijo de la casa, yo se lo iba a dejar, como ellos eran pareja, para que él no se fuera a la calle, porque a él le gustaba tomar y perdía el control, era como parte de la responsabilidad de ambos para tratar de protegerlo en ese sentido”, expresó la mamá.
Asegura que nunca estuvo de acuerdo con la relación de pareja que ellos mantenían, pero se los respetó y aceptó la decisión de su hijo.
Menciona que su hijo no quería irse para la casa con su pareja porque había tenido una discusión horas antes, porque por irse con la mamá dejó el trabajo de una cerca botada; no obstante cuando lo fue a dejar la pareja estaba tranquila.
Incluso, los vecinos le contaron a doña Kathia que para la hora del Año Nuevo del 2022 los vieron salir de la casa y gritar ‘¡feliz año nuevo!’, pareciera que en esa madrugada los mataron, pero entre tanto juego de pólvora no diferenciaron los balazos.
“Yo no celebro el Año Nuevo...entonces no lo vi raro porque no celebro eso”, menciona la mamá al explicar del por qué no hubo llamadas ni mensajes ese día.
Las últimas palabras que le dijo esta madre a su hijo la última vez que se vieron fueron como un adelanto de lo que pasaría, el corazón no una madre no falla.
“Ese día (el 31 de diciembre) le dije que era el último día que salía con él porque, como sabía que no andaba bien, era exponer a mi familia estar con él; no sabía en qué andaba, pero sabía que no andaba bien”, manifestó esta madre.
Bayron nunca mencionó que tuviera amenazas, tampoco la mamá le permitió que le contara cosas de él porque a ella no le gustaba que estuviera en vicios.
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Tranquilos y peones
Bayron trabajaba en cualquier trabajo digno que le saliera, incluso el lunes siguiente al crimen iba a entrar a laborar en una bananera.
Luis Fernando por su parte también era muy trabajador y laboraba en una bananera.
Al parecer, la pareja tenía más de un año de relación.
El fatal ataque contra ellos fue descubierto por un hermano de Luis Fernando, quien estaba preocupado al ver que no le contestaba los mensajes y buscó ayuda policial para ir a la vivienda de Luis Fernando y al derribar la puerta encontró los cadáveres.
Luis Fernando quedó sin vida en la sala, cerca de un sillón; a Bayron lo dejaron muerto en una de las habitaciones.
Erick García, hermano de Luis Fernando, recuerda que la última vez que compartió con su hermano fue el 13 de diciembre del 2021, cuando lo pasó a visitar.
“Conmigo siempre fue muy especial, nos llevamos bien desde niños, siempre estuvo trabajando en las bananeras”, expresó Erick cuando se dio el suceso.
La propiedad donde ocurrieron los hechos era una herencia que le habían dejado a Luis Fernando.
Aunque ambas familias no tienen contacto confían en la justicia de Dios y esperan resultados de los investigadores de Pococí.