A Eloísa Valencia Argüello, la mujer de 31 años que este lunes perdió la vida a consecuencia de un violento choque en Nicoya, Guanacaste, la recuerdan como una madre muy amorosa que soñaba con un futuro muy brillante para su hijo.
Así fue como la describió su amigo César Rodríguez, quien conocía a la Macha, como le decían de cariño a Valencia, desde que ambos eran unos chiquillos.
“La recordaré como alguien alegre y trabajadora, buena amiga de sus amigos y como una madre que soñaba con un futuro brillante para su hijo; ella sabía que su niño podría llegar muy lejos y quería apoyarlo para que lo lograra”, dijo Rodríguez a La Teja.
LEA MÁS: Mujer pierde la vida en aparatoso choque entre carro y camión
“Fue sorprendente recibir la noticia (del accidente) este lunes”.
— César Rodríguez, amigo de Eloísa.
El trágico accidente que cobró la vida de Eloísa ocurrió a eso de las 5 a.m., de este lunes 7 de agosto en el sector de Pedernal de Nicoya, de la marisquería Pitufos un kilómetro hacia Nandayure.
Según contó Rodríguez, al parecer, la Macha viajaba como acompañante en un carro que en apariencia era conducido por otra mujer, cuya identidad no ha trascendido.
“Lo que nos indican es que la Valencia viajaba en un automóvil junto a otra persona, cuando, por razones que están siendo investigadas, se dio la colisión contra un camión, quedando esta mujer fallecida en el sitio”, informó el Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
El conductor del camión y la mujer que viajaba junto a Eloísa sobrevivieron al accidente, pero sufrieron lesiones de consideración, por lo que fueron llevados a un centro médico.
Conocida y muy querida
Rodríguez contó que Eloísa era oriunda de un pueblito que se llama Santa Marta de Hojancha, el cual está muy cerca de playa Carrillo y Punta Islita. Además, destacó que ella venía de una familia de agricultores, por lo que sabía lo que era ganarse la vida con mucho esfuerzo.
La Macha era muy conocida y querida en todo el cantón de Hojancha, pues durante bastante tiempo trabajó en Macho’s Bar, un negocio muy popular en esa localidad. En ese lugar se ganó el cariño de muchas personas por su carisma y forma de ser.
LEA MÁS: Condenan a hombre que violó y golpeó a mujer a la que le pidió un vaso con agua
“La conozco desde que era una niña, porque mi familia tiene una finca en el pueblo donde ella creció, ya luego nos hicimos amigos cuando ella trabajaba en Macho’s Bar”, contó César.
Además de recordarla como una gran amiga, Rodríguez dijo que Eloísa también se caracterizaba por ser una mujer muy simpática y aventurera, a la que le encantaba el fútbol.
“Era una amiga siempre dispuesta a ayudar. También le gustaba jugar fútbol cinco, justo estaba en un campeonato organizado por el comité cantonal de deportes”, añadió.
Mamá muy orgullosa
César contó que Eloísa era madre de un chiquito llamado Dylan, de 6 añitos, del cual vivía enamorada; ella se esforzaba a diario para que al pequeño nunca le faltara nada.
“Ella estaba muy orgullosa de su hijo Dylan, un niño brillante y encantador”, añadió.
Según Rodríguez, la Macha soñaba con grandes cosas para su pequeño hijo, uno de sus más grandes anhelos era llevarlo de la mano por una vida llena de éxitos, lamentablemente el fatal accidente que sufrió truncó ese sueño.
“Ella me comentaba orgullosa sobre los avances escolares del pequeño y se sentía comprometida a apoyarlo para explotar el potencial que tiene”.
LEA MÁS: ¡Atroz crimen! Mujer presenció cuando sicario entró a su casa y asesinó a su esposo
Pulseadora
Además de ser una madre muy amorosa, Eloísa también se caracterizó por ser una verdadera pulseadora, pues siempre andaba en busca de oportunidades para darle una mejor vida a su familia.
Rodríguez recordó que su amiga inició con un pequeño negocio dedicado a las conocidas maquinitas tragamonedas, ubicado en el centro de Hojancha, pero agregó que ella quiso ir más allá.
“Luego puso una carnicería, era muy emprendedora. En su carnicería vendían pinchos de carne asada todas las tardes y noches, ahí se reunían muchas personas a conversar y vacilar”, añadió.
Una de las últimas veces que César vio a su amiga fue hace aproximadamente un mes, cuando pasó frente a la carnicería de la Macha y la vio cerrada, cosa que le pareció extraño.
“La vi cerrada y me asusté; le pregunté a los vecinos si sabían por qué la Macha no abrió su negocio ese día, pero nadie sabía nada. Luego me senté en un negocio vecino a tomar algo y pocos minutos después pasó la Macha en su carro, entonces le grité: ‘¡Macha!, ¡Estás viva!, me asusté porque no abriste hoy’ y me contestó muerta de risa diciendo: ‘todavía no me he muerto, andaba en Liberia haciendo unos mandados’.