En el corazón de doña Erika Miranda Chaves no hay espacio para el rencor ni el odio, ni siquiera para el hombre sospechoso de quitarle la vida a su amada hija, Francis León Miranda, quien tenía siete meses de embarazo y era mamá de un chiquito de tres años y una niña de seis añitos.
Miranda contó que pese a la tragedia, ella no está de luto, pues encontró la paz y las fuerzas necesarias en Dios, por eso pudo perdonar de todo corazón a la expareja de su hija, apellidado Ramírez Duarte.
“Yo sé que la gente habla y piensa que deberíamos estar llorando y con depresión, pero nosotros no estamos de luto, estamos en victoria porque tenemos a Jesucristo en nuestros corazones”, dijo Miranda.
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Francis León, de 26 años, fue asesinada de varias puñaladas el pasado jueves 2 de setiembre cuando se encontraba en la casa de una amiga en el barrio 25 de Julio en Liberia, Guanacaste.
La joven se iba a quedar a dormir ahí, pues al día siguiente tenía una cita en el hospital de Liberia, situación que fue aprovechada por Ramírez para atacarla cuando ella se negó a regresar con él.
El sospechoso intentó quitarse la vida poco después, pero no lo logró. Actualmente se encuentra cumpliendo un año de prisión preventiva mientras se le investiga por el femicidio de Francis.
— “Si Dios perdono a quienes lo llevaron a la cruz como no voy a poder perdonar yo, que soy mucho menos que Él”, dijo Erika Miranda, mamá de Francis.
Trágico día
Pese a que no guarda ningún rencor en su corazón, doña Erika no niega lo doloroso que fue la forma en la que le arrebataron a su Princesita, como le decía a Francis.
Ella se enteró de lo sucedido por medio de uno de sus yernos y contó que lo más difícil en ese momento fue estar tan lejos de su hija, ya que ella se encontraba en Limón.
“Mi yerno por parte de mi otra hija, Michelle, me llamó. Yo escuchaba los gritos de ella (Michelle) al fondo y mi yerno solo me decía que me sentara, por lo que entré en desesperación, sabía que algo malo había pasado.
“Él se bajo del carro para que ella (Michelle) no oyera y me dijo: ‘su hija está muerta’, y me cortó, seguro porque Michelle se bajó del carro. Automáticamente me di cuenta que se trataba de Francis”.
Miranda dijo que de inmediato presintió que todo estaba relacionado con Ramírez y su sospecha se confirmó poco después.
Perdón desde el fondo del corazón
La familia de Francis le dio el último adiós el sábado 4 de setiembre en el Centro Cristiano Ebenezer de Filadelfia, en Carillo de Guanacaste.
Doña Erika dijo que ese día no soltó ni una sola lágrima, pues cada vez que veía el ataúd en el que descansaban los cuerpos de su hija y de su nietita, que se iba a llamar Eliana, solo podía pensar en que ambas habían sido recibidas por Dios.
“Me sentí en paz, me acordé de todas las promesas de Dios para mi vida y una de ellas fue que yo y mi casa seríamos salvas, recordaba eso cuando veía a mi hija dormida en el ataúd con su hija en el pecho, porque no la llevaba en la pancita, ella llevaba a mi nieta en su pecho, la bebé llevaba un velo hermoso y ambas iban vestidas de blanco”.
— “Tengo muchos recuerdos bonitos de ella porque últimamente hablábamos mucho por videollamada y eran horas conversando”, dijo Erika Miranda, mamá de Francis.
Miranda contó que ese mismo día fue cuando ella decidió perdonar a Ramírez.
“Cuando yo me acerqué al ataúd recordé lo que Dios me había prometido y perdoné al muchacho de todo corazón, en ese momento escuché una voz que me dijo: ‘yo me las llevé conmigo’, y eso fortaleció mi vida hasta el día de hoy para no llorar más”.
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La señora dice que ella ya cerró este capítulo de su vida, por lo que no le preocupa si Ramírez recibe o no una fuerte condena. Según la mamá, las autoridades tienen una responsabilidad que cumplir, porque ella ya dejó todo en manos de Dios y Él sabrá qué va hacer.
“Suficiente daño con la herida que ya hay en el corazón, el odio es un cáncer que daña el espíritu y el alma, pero el perdón es el bálsamo para ese dolor, pues si queremos una vida con paz y armonía solo hay uno que nos puede dar eso y es el Señor”.
Ilusionada
Doña Erika contó que Francis siempre disfrutó mucho de sus embarazos, pero en esta ocasión fue diferente, pues ella estaba muy ilusionada por conocer a su bebita Eliana.
“Recuerdo la última videollamada que me hizo, me enseñó toda la ropita que le regalaron (para la bebé) y me dijo: ‘mami quiero que ore por Eliana, porque ella viene muy liberal, viene con ropa muy sexy’ y luego se pegó una gran carcajada. Yo le dije que ya estaba orando por Eliana para que el Señor le trajera bendiciones que le taparan hasta los tobillos”.
Miranda recordó a su hija como una muchacha muy dulce que llevaba alegría. La describió como una excelente mamá, alcahueta con sus hijos y que les permitía jugar y ensuciarse.
La señora contó que la hija mayor de Francis quedó bajó su cuidado, pero el otro chiquito quedó con su papá, por lo que ella y su familia están buscando un abogado que les ayude a obtener la custodia del niño, pues no quieren que el pequeño crezca lejos de su hermanita.