Yendry Vanessa Castro García, de 34 años, era una maestra de preescolar, madre de un muchacho de 17 años y del pequeño Matheo, de 6, un niño que se la ingenió para sobrevivir durante 15 horas solito en la montaña.
Por razones que no están claras, Yendry perdió el control del carro que manejaba y cayó a un guindo de aproximadamente 50 metros, en Río Nuevo de Santa Lucía de Páramo, en Pérez Zeledón.
Los fuertes golpes provocaron la muerte de la madre; pero Matheo, quien viajaba con ella, sobrevivió al terrible accidente. El niño se salió del vehículo y estuvo desaparecido durante 15 horas en medio de la montaña, la oscuridad, el frío, con hambre y temor por no saber de su mamita, sin olvidarse del peligro de toparse con animales salvajes.
Yendry siempre manifestó el amor hacia sus hijos, con Matheo siempre publicaba fotografías. Ella expresó hace un año que él llegó a enseñarle a ser una mujer más paciente por la condición que tiene, ya que es autista.
“De los mejores regalos que me dio la vida, después de mucho pedirlo rogando a Dios volver a ser mamá, llegó mi corazón azul a cambiar mi vida, a enseñarme a ser más paciente, a demostrarme que existe un amor infinito, 5 años que llenan mi vida de color... la mitad de mi corazón espero que Dios le permita cumplir muchos más... te amo al infinito y más allá”, le dedicó esta madre a su hijo Matheo, hace un año cuando cumplió cinco añitos.
Matheo es un milagro de vida, pues el carro en el que viajaban él y su mamá quedó totalmente destruido, al parecer el accidente sucedió a las 3:10 p. m., de este jueves. 45 minutos después, los rescatistas fueron avisados del incidente y cuando llegaron no encontraron al niño, solo a Yendry, quien ya había fallecido.
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Los rescatistas, con cámaras nocturnas, buscaron al pequeño y no ocultaron su temor, debido a que en la zona hay muchos felinos, de hecho uno de estos quedó grabado con un dron rondando muy cerca de donde estaba el menor. Además, en la zona hace mucho frío durante las noches y el pequeño no contaba con la ropa adecuada, ni se había alimentado.
Afortunadamente, la angustia terminó este viernes a las 6:35 a. m., cuando el bombero Eliécer Villanueva, de la estación de Palmar Norte, Osa, encontró al niño cerca de una catarata.
A las 9 a. m., el pequeño llegó a urgencias al hospital Escalante Pradilla, de Pérez Zeledón, donde decidieron internarlo por 24 horas, ya que estaba deshidratado.
Abuelitos de niño están seguros de que mamita lo cuidó
Don Mario Lobo y doña Mercedes Zeledón, son los abuelitos paternos de Matheo y creen que el alma de la mamá del niño estuvo cuidando a su chiquito.
“De las peores angustias que he sentido en mi vida, por lo que verlo ahí es como ver un milagro viviente. No podemos agradecerle más a Dios que nos haya devuelto a Matheo sano y salvo como nos lo devolvió.
“Era una preocupación constante, pensar que él estaba solito, teníamos la fe y la confianza de que la mamá lo estaba cuidando porque ¿quién más, si no era la mamá que lo estaba cuidando? Porque no le pasó nada, absolutamente nada, solo un rasguño en la carita y un golpecito en la frente, pero eso no es nada tomando en cuenta lo que pasó”, manifestó doña Mercedes.
Ella detalló que se enteraron de la tragedia el jueves. Ellos viven en Puntarenas y este viernes en la mañana llegaron a Pérez Zeledón, ya que siempre mantuvieron comunicación con Greivin Lobo, papá del niño, quien desde la medianoche llegó desde Liberia, Guanacaste, para sumarse a la búsqueda de su hijo.
Don Mario, el abuelo, recordó que en la familia hubo mucha zozobra, apenas se enteraron de la fatalidad.
“Traté de controlarme como cabeza de familia, pero a la vez me destrozaba por dentro saber que el bebé no aparecía, pero sí el corazón no te miente, de haber pasado una desgracia aparte de lo que ya fue terrible de la pérdida de la nuera (se refiere a Yendry, mamá de Matheo), el corazón me decía que el bebé estaba vivo.
“Dios lo logró salvar de ahí y él corrió, él tiene una condición muy parecida a otro bebé que tenemos que es autista, que cuando se golpea se frustra y corre desesperado sin saber para dónde”, indicó don Mario.
Los papás de Matheo ya no estaban juntos sentimentalmente, pero Matheo es el centro de ese cariño que los abuelos paternos le guardarán por siempre a Yendry.
“Mi corazón dice que Yendry estuvo con él toda la noche y no lo dejó hasta que llegaron los rescatistas, cuando ella sintió que el bebé estaba en buenas manos ahí fue donde la mamá del bebé me lo soltó, eso es lo que me dice mi corazón y eso es lo que siento que pudo haber pasado”, manifestó don Mario.