Antes de subirse al juego mecánico conocido la Tagada, Katherine Chaves Portuguez, de 21 años, se despidió de su amada madre, Maritza Portuguez, y le pidió que por favor cuidara a su bebito de 2 años y, lamentablemente, esa fue una despedida para siempre.
Katherine subió a la mencionada atracción muy emocionada y esperando reencontrarse con su mamá y su bebé pocos minutos después, sin embargo, la tragedia se hizo presente y la joven madre falleció a consecuencia de un incidente ocurrido en el juego mecánico. Según doña Maritza, al parecer, se habría golpeado la cabeza.
“Ella me dijo: ‘mamita, te amo, te quiero mucho, gracias, cuídame a bebé’ y se fue a montar con mi otra hija. Ahora después yo sentí eso que ella me dijo como una despedida, me hace pensar que ella ya sabía que ese día no iba a volver más a la casa”, dijo la madre de Katherine a La Teja.
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El triste hecho ocurrió la noche del martes 30 de enero de este año, cuando Katherine, su mamá y su hermana menor se encontraban disfrutando de las fiestas patronales de San Pablo de León Cortés, en San José.
Tras el incidente, Katherine fue atendida de inmediato por un grupo de paramédicos del grupo Rescate Urbano, posteriormente personal de la Cruz Roja la llevó de emergencia al CAIS de San Marcos de Tarrazú, donde fue declarada sin vida poco después.
Nunca se había subido
Doña Maritza contó a este medio que ella y sus hijas no tenían planeado asistir a las fiestas ese día, pues desde temprano habían salido a hacer unas vueltas a la sede del Instituto Mixto de Ayuda Social (Imas) para solicitar una beca para Katherine, pues estaba esforzándose por terminar el colegio.
“Ella (Katherine) y la otra chiquita mía me dijeron que nos quedáramos un ratito (en las fiestas), porque en realidad nosotras no andábamos ni plata. Ese ratito se nos hizo largo, porque estaban haciendo mascaradas y todas esas cosas”.
Portuguez dijo que en ese momento su hija menor se topó con un amigo y este la invitó a subirse a la Tagada.
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“En eso Katherine me dijo: ‘mamita, busquemos en su cartera y en la mía a ver si ajustamos para yo montarme en ese juego’, entre las dos ajustamos los ¢1.500 para que se subiera y ella iba toda feliz, porque nunca se había subido en eso”, recordó doña Maritza.
La felicidad que sentía la familia se convirtió en tristeza en cuestión de minutos, pues a poco de haber empezado a funcionar la atracción ocurrió la tragedia.
“Como a los dos minutos ella no se pudo sostener de una manita, seguro se le sudó mucho y se le soltó, y después se resbaló, porque son tan feos los brincos que eso da. Al final se golpeó la cabecita en la parte de atrás. Desde que la bajaron de ahí ya venía con los labiecitos morados”, relató Portugez.
Madre muy esforzada
Pese a su corta edad, Katherine es recordada por sus seres queridos como una madre muy responsable y amorosa, que se estaba esforzando por buscar un mejor futuro para ella y para su pequeño hijo.
“Yo la voy a recordar como ella siempre fue, simpática, generosa y amable con todo el mundo. Ella estaba estudiando en el colegio, porque soñaba con ser alguien, su mayor deseo era salir adelante con su bebé, como ella decía: para darle todo al bebé”.
Por distintas situaciones Katherine se retrasó con los estudios, pero nunca abandonó la meta de graduarse, su mamá contó que ella estaba en el colegio vocacional de San Marcos de Tarrazú y solo le hacían falta dos años para conseguir esa anhelada meta.
“Ella quería ser estilista, porque a ella le encantaba todo eso”, agregó su madre.
Bebé pregunta por ella
Tras la muerte de Katherine, su mamá se hizo cargo de su pequeño nieto de 2 años, quien frecuentemente pregunta dónde está está su mamá.
“Cuando él nos pregunta le decimos que la mamá está en el cielo, que es una estrellita que brilla mucho en el cielo, entonces él dice que ella está trabajando allá”, contó Portuguez.
“Son cosas muy duras, hay que agarrarse fuerte, porque el bebé pregunta si lo ve a uno llorando y yo tengo que decirle que no, porque ahora uno es el sostén de él”.
— Maritza Portuguez, mamá de Katherine.
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Doña Maritza contó que en su casa hicieron un pequeño altar para su hija, en el que suelen rezar y es ahí donde su pequeño nieto va a buscar a su mamita.
“Como nos ha escuchado rezando él también se pone a rezar. A veces come algo y lleva la comida adonde está la foto de ella y le dice a la mamá que él sabe que se golpeó la cabecita, pero que ella tiene que comer para ponerse mejor”.
Portuguez dijo estar muy agradecida pues en estos días han recibido mucho apoyo del pueblo y de otras personas, sobre todo para afrontar los gastos del funeral de Katherine.
Sin embargo, que aún les queda un largo camino por delante, pues ahora también deben asumir el cuidado de su nietito, por lo que ella aseguró que cualquier ayuda, por más pequeña que sea, será bien recibida.
Si usted desea ayudar a doña Maritza puede escribirle al 8737-2621, el cual también cuenta con Sinpe Móvil a su nombre.