Pablo Durán Borbón, de 29 años, desapareció hace casi cuatro años, pero su madre y sus familiares no pierden las esperanzas de encontrarlo.
El tiempo ha sido ingrato para ellos, pues viven en una larga espera; sin embargo, el corazón de su madre doña Lourdes Borbón la hace sentir que su amado hijo vive.
“Mi corazón me dice que mi hijo está vivo. No sé dónde está, pero así lo siento”, dijo Borbón, quien es vecina de Pérez Zeledón.
Ella cada vez que puede viaja a San José y busca por todas partes para ver si logra encontrar a su hijo de quien se supo por última vez el 2 de julio del 2019.
“Yo ando viendo para todos lados, ya desde hace mucho tiempo nadie me dice que lo ve, lo hemos buscado en muchos lugares, donde nos digan que lo vieron”, cuenta la mamá.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de Heredia estaba a cargo del caso, pero el expediente ahora está en San José.
“El investigador nos dice que es muy raro que una persona no aparezca, que de una u otra manera debe aparecer”, comentó la mamá.
La última vez le dijeron a la mamá que lo vieron por el parque de Alajuelita.
“Cuando el tenía dos años y siete meses de desaparecido el investigador me dijo que me hiciera unos exámenes en bioquímica porque había (en la Medicatura Forense ) varios cuerpos que fueron sepultados porque nadie los llegó a reclamar, el 11 de marzo del 2021 yo fui a hacerme las pruebas y al tiempo llamé al investigador para decirle algo y él me indicó que ningún cuerpo era compatible”, recordó.
“Yo le dije (al investigador) que yo lo sabía y él me preguntó ‘¿cómo?’ y le dije que lo sentía. Mi mamá dice que uno siente cuando le va pasar algo a un hijo, que uno lo presiente. Me dijeron que todo cuerpo que llegue mes a mes sin identificar lo comparan, pero hasta fecha nada, es muy duro no saber dónde está ni poder encontrarlo”.
Balacera cambió todo
En la casa de esta mamá en San Andrés de Pérez Zeledón las pertenencias de su hijo siguen intactas.
Pablo desapareció cuando era atendido en el Hospital San Vicente de Paúl en Heredia, al parecer, se salió de ese centro médico y no apareció nunca más.
Lo que lo llevó a ese hospital ese día fue lo que le ocurrió en el 2012, cuando la vida de este joven cambió y empezó a sufrir de psicosis aguda (trastornos mentales que hacen que pierda contacto con la realidad), eso le ocurrió después de que presenció una balacera entre dos grupos criminales en Limón.
Su mamá cuenta que una de las balas le pasó muy cerca de la oreja y eso le detonó la psicosis aguda, por lo que le tocaba tomar varios medicamentos, pues empezó a sufrir crisis nerviosas.
Durante mucho tiempo Pablo estuvo medicado y después se fue a trabajar a Puerto Viejo de Sarapiquí, cuando ya pensaba que estaba mejor dejó las medicinas aunque no debía y le dio una crisis, por lo que lo llevaron al hospital, después de ese momento no se supo más.
A doña Lourdes los médicos le habían dicho que si Pablo dejaba las pastillas podría perder la memoria o incluso hasta dejar de hablar.
Años difíciles
Steisy Martínez Borbón, prima de Pablo, asegura que todos estos años han sido muy difíciles sin tener noticias.
“Es muy duro, desgarrador, pasar días, meses, años, sin saber nada de él, si está bien, si tiene frío, si tiene hambre”, comentó.
Martínez asegura que han buscado entre personas indigentes para ver si alguno se les parece o podría estar en la calle pero nada, no han logrado dar con ninguna pista.
“Lo más duro es para mí tía, por la ausencia, por no poder saber qué pasó, nosotros creemos que él perdió la memoria y por eso no pudo regresar, cuando mi tía llegó a buscarlo al hospital ya no estaba, supimos que él hizo unos disturbios a unos taxistas en Heredia, y lo detuvieron y lo llevaron a una comandancia donde estuvo una hora”, recordó la joven.
Pablo trabajaba en una empresa de baldozas y se encargaba de manejar la maquinaria con la que las movían de un lado a otro.
Las pistas que han llegado no les han permitido encontrarlo, por ejemplo, una foto de Pablo todo sucio subido en un pick up que fue tomada muchos meses antes en La Carpio y aunque su madre está segura que era él, la persona la hizo llegar mucho tiempo después de que la tomó.
También recibieron información de que lo vieron durmiendo en una parada de buses en San Carlos.
Pablo tenía una vida normal, tenía una pareja, era trabajador, le gustaba verse siempre muy guapo, cuidaba mucho su apariencia personal. Doña Lourdes asegura que su muchacho tiene un tatuaje de los latidos del corazón en la mano derecha y si alguien lo ve tal vez podría reconocerlo por eso.
Además en el ojo izquierdo tiene un lunar.
Si usted sabe algo puede llamar al OIJ 800-8000645.