A doña Virginia Bustos se le ponen los ojos “aguaditos”, le sudan las manos y su corazón se llena de tristeza cada día que pasa sin que avance el caso por el atropello que dejó a su hija Shirley Tatiana Hidalgo Bustos, de 29 años, en estado vegetativo.
Está mamá, vecina de Guácimo de Limón, asegura que cada vez que ella se acerca al juzgado para preguntar cómo está la investigación, cómo avanza o si hay alguna novedad, sale con ganas de gritar y de correr.
“Siempre me dan la misma respuesta, que hay que esperar, pero llevo cuatro años esperando que se haga justicia por lo que le pasó a mi hija y no puedo entender por qué en tanto tiempo no han hecho absolutamente nada. Dios sabe que nosotros no queremos plata, lo que queremos es justicia, una condena para ese conductor borracho que me dejó a mi hija así”, dice doña Virginia, quien asegura que siempre piensa si otras familias que viven lo mismo también luchan así.
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El 11 de agosto del 2018, “Tati”, como le dicen de cariño en el pueblo y en su casa, viajaba en una moto que tenía y a la par de ella iba una compañera en otra motocicleta, ambas venían saliendo de la “U” y frente al súper El Sol, en Guápiles de Limón, un conductor, aparentemente borracho, irrespetó un alto y se las llevó, Tatiana se llevó la peor parte y estuvo hospitalizada casi un año.
Ella era una mujer bellísima de 80 kilos y ahora pesa menos de 40, estaba muy ilusionada porque solo le faltaba un año para graduarse como enfermera pediátrica, pero el trauma cefálico neurológico que sufrió la dejó en estado vegetativo y dependiendo de una sonda para alimentarse.
“Yo veo a mi hija y solo le puedo decir que ella es un milagro, ha mejorado muy poco, además no podrá volver a hablar y tampoco caminar”, dijo la mamá.
La señora dejó su trabajo desde aquel momento para cuidar las 24 horas a su hija y a su nieto de 12 años, que es hijo de Tatiana. Con mucho esfuerzo viven el día con día.
“Solo me dicen que hay que esperar, la otra muchacha que se accidentó vive en Cahuita y ella viene a preguntar desde allá y también le dicen lo mismo, yo tengo un abogado en el caso, pero tampoco ha avanzado. Yo quisiera poner un recurso de amparo para ver si algo avanza. A mi hija el forense ya le ha visto las lesiones dos veces, pero qué más va a ver si ella está bien malita, ese señor me la dejó así, en la Fiscalía le dan a uno poca información”, dijo.
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Doña Virginia asegura que en todo este tiempo el conductor del carro nunca ha buscado acercarse a ellas y ni siquiera para preguntarles cómo están, a ella eso le duele y la indigna aún más.
“En el juzgado dicen que ya han interrogado al señor, a mí me gustaría que hicieran un careo, porque no vamos a arreglar con dinero, a mí lo que me interesa es que él pague. Mi hija tenía salud, tenía una gran ilusión de salir adelante, me la dejó postrada en una cama, no es justo que ahora yo tenga que correr solo por la imprudencia de él, no quiero esperar más, lo de Shirley ya está resuelto, quiero que hagan algo por nosotros, que esa persona (el conductor) se ponga la mano en el corazón y diga ‘no voy a tomar más por lo que me quede de mi vida?”, dijo.
“Mi hija ahora está postrada en una cama viendo la vida pasar, viendo si la bañan, si le dan de comer, si la mudan o no, ese dolor es muy duro para mí, pero Dios me ha dado fortaleza, confío en Dios que las leyes no me abandonen”, dijo.
El expediente del caso es el 18-001980-0485-PE que se encuentra en la Fiscalía Adjunta del II Circuito Judicial de la Zona Atlántica, contra un hombre de apellido Lumbí Gadea por lesiones culposas.
La Teja consultó desde el jueves 16 de junio sobre este caso al Ministerio Público para ver en qué etapa se encuentra, pero no ha habido respuesta.