Una señora, de 72 años, se enteró de la peor forma sobre la muerte de su amada hija y la pareja de esta, ya que desde su casa escuchó el estruendo causado por los disparos con los que les arrebataron la vida.
De esa forma tan triste fue como se dio cuenta de los homicidios de la abogada Carolina Herrera Alvarado, de 44 años, y de su pareja Edwin Montoya Araya, de 42, quienes fueron asesinados la noche del pasado domingo 7 de enero.
El violento crimen ocurrió en el sector de Jalaca de Sierpe de Osa, específicamente en la entrada de la propiedad en la que la abogada vivía con su mamá y su hijo menor.
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“Fue una escena muy triste, muy desgarradora para mí, fue asfixiante, pensé que me iba a morir”.
— José Castillo, amigo de Carolina.
El abogado José Castillo, compañero de trabajo y amigo muy cercano de Carolina, le contó a La Teja que fue él una de las primeras personas en enterarse del trágico hecho, pues lo llamó la mamá de Herrera.
“Doña Marielos (mamá de Carolina) dijo que escuchó una detonación, un disparo, y se asomó desde la casa, que está a unos 200 metros de la entrada de la finca, y vio el carro prendido con las luces encendidas. Ella se quedó esperando a ver qué iba a pasar, pero pasaron varios minutos y como el carro no se movía, se asustó y de inmediato me llamó”, contó.
Castillo le dijo a la angustiada señora que llamara al 9-1-1 y pidiera a la Fuerza Pública mientras él llegaba a la escena, pues vive a escasos diez minutos del lugar. Al final fue el hijo de Carolina el que llamó a las autoridades.
“Cuando llegué al lugar, la Fuerza Pública había llegado y vi los dos cuerpos. Sinceramente, para mí fue algo demasiado triste y fuerte, de hecho mi hermano y la esposa me acompañaron y fueron ellos quienes me sostuvieron”.
De acuerdo con Castillo, el ataque contra la pareja ocurrió cuando ellos entraron a la propiedad, pues al parecer, Edwin fue baleado cuando pretendía cerrar el portón, mientras que Carolina falleció fuera del carro al lado de la puerta del acompañante, la cual quedó abierta.
“Hasta donde sé, Carolina no tenía problemas con nadie; Edwin tuvo algunas discusioncillas con personas, pero como las que tiene cualquiera, pero para llegar a algo así jamás”, agregó el abogado.
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Gran amiga
Castillo contó que tenía aproximadamente cuatro años de trabajar con Carolina y señaló que la amistad entre ambos nació luego de conocerse en las contiendas electorales por la alcaldía de Osa, en el 2020.
“Hicimos amistad porque tanto ella como yo fuimos candidatos a la alcaldía para las pasadas elecciones municipales, nos llevábamos superbién. Ella un día me llamó y me dijo que quería conversar conmigo para que trabajáramos juntos. Prácticamente, compartíamos dos pasiones, nos gustaba demasiado lo que era el derecho y la ganadería, porque ambos somos de familias ganaderas”, explicó.
Además de ser una abogada muy profesional y preparada, Castillo describió a su colega como una mujer de gran corazón, que siempre estaba dispuesta a tenderle la mano a los más necesitados.
“Ella siempre fue una persona superatenta con la gente, de hacer favores, yo sabía que si un cliente de bajos recursos me pedía el favor de un trámite ni le tenía que preguntar, porque ella siempre estaba dispuesta a ayudar, ya sea recibiendo paguitos de polaco o haciéndole un descuento
“Era una persona excepcional, supercarga, que tenía todo para ser de esos que ven a los demás por encima del hombro, pero nunca lo hizo, nunca le faltó el respeto a nadie, era demasiado humilde pese a todo lo que tenía y sabía”.
Castillo dijo que Carolina tenía su oficina en la casa donde vivía con su mamá, por eso él se volvió muy cercano a la familia.
Muy felices
En cuanto a la relación de Carolina con Edwin, el abogado dijo que siempre se les veía muy felices y ella estaba muy entusiasmada por todos los proyectos que estaban desarrollando como pareja.
“Ella tuvo diferencias con su esposo al punto de que no pudieron sostener la relación matrimonial, se separaron y después vino este muchacho y decidieron hacer vida juntos, ya tenían como tres años de ser pareja”.
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Castillo contó que Carolina estaba enfocada en trabajar una finca que su papá le dejó, pero que había estado un poco descuidada por un proceso sucesorio.
“Ya ella había metido peones a la finca para que tiraran semillas para mejorarla, estaba mejorando el ganado y estaba muy ilusionada con eso, me decía: ‘José, estoy muy contenta con lo que estoy logrando’.
En cuanto a Edwin, Castillo dijo que se conocían desde carajillos, pues ambos se criaron en el mismo barrio. Además, describió a Montoya como un hombre pulseador, dedicado a la siembra de palma y que se había vuelto un apasionado de la ganadería.
“El tenía unos camioncitos y se dedicaba a jalar palma y ganado, le gustaba demasiado la ganadería, era muy apasionado a eso”.
El hecho más reciente de este caso ocurrió este viernes 12 de enero, cuando el OIJ allanó una casa en Palmar Norte de Osa, donde decomisaron celulares y computadoras como evidencia.