El dirigente indígena Jerhy Rivera fue asesinado de cinco balazos en un enfrentamiento por territorios con finqueros de Térraba, en Potrero Grande de Buenos Aires, Puntarenas.
El suceso ocurrió la noche del lunes a eso de las 9 de la noche.
El Ministerio de Seguridad Pública informó que se dio una riña en la que participaron unas 20 personas entre indígenas y finqueros que terminó en una balacera.
La situación ocurrió en vía pública y no en las tierras que desde años los indígenas y finqueros disputan.
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“Los territorios en la zona provocaron una gresca o riña que acabó con la vida de Yehry Rivera Rivera, que era un indígena de la etnia Brorán que estaba en la escena por un tema de la posesión de territorios. El OIJ se encargó del levantamiento del cuerpo, de la entrevista de personas. La persona falleció al recibir al menos cinco impactos de bala”, dijo Wálter Espinoza, director del OIJ.
Según el OIJ, Rivera tenía heridas en el hombro, la axila, la espalda, y la cabeza.
Además, otro hombre recibió varias heridas de machete en las piernas.
Según Antonio Reyes, uno de los indígenas, ellos estaban en un rancho cuando llegaron otras personas y comenzaron a discutir y después se armó un zafarrancho en donde se escucharon balazos y gritos.
“Cuando ya no se escucharon gritos ni disparos salimos y nos encontramos a Jehry muerto con varios orificios de bala”, dijo Reyes.
El director regional de Fuerza Pública, Edwin Miranda, aseguró que el enfrentamiento se dio por una quema y eso provocó el homicidio, por lo que los oficiales tuvieron que intervenir, pero ya Rivera había fallecido.
“La víctima era una de las personas indígenas del territorio bajo tutela de la medida cautelar MC 321-12, impuesta al Estado de Costa Rica por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Desde la interposición de dicha medida, en el año 2015, la Fiscalía de Asuntos Indígenas ha realizado acciones afirmativas, tanto en el abordaje de los casos, como el análisis de la conflictividad en la zona y su impacto en los procesos, con el fin de dar cumplimiento a la disposición del órgano interamericano”, indicó el Ministerio Público en un comunicado de prensa.
El presidente de la República, Carlos Alvarado, repudió lo ocurrido con un mensaje Twitter:
“Condeno el asesinato del dirigente indígena Yerhi Rivera en Térraba. Lamento profundamente los hechos de violencia ocurridos el día de hoy (ayer) en esa comunidad”, escribió Alvarado.
La Defensoría de los Habitantes elevó la situación ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
“La Defensoría comunicó a Paulo Abräo, secretario ejecutivo de la CIDH, que los espacios generados hasta ahora por parte del Gobierno de la República para un efectivo diálogo no han sido suficientes ni eficaces en lograr resultados concretos en la atención de las prioridades expuestas por los pueblos indígenas, y en general para la efectiva implementación de la medida cautelar dictada casi cinco años atrás a favor de los pueblos indígenas de Salitre y Térraba”, indicó la Defensoría.
La Defensoría también aseguró el Gobierno anunció que había realizado dos desalojos, pero lo que hicieron fue poner en posesión de la Asociación de Desarrollo Integral (ADI) de Salitre dos fincas que fueron recuperadas por personas indígenas, con sus propios medios y riesgo personal y que de momento no se ha realizado ningún desalojo más.
“En Salitre y en Térraba persiste un ambiente de inseguridad, donde indígenas de ambos territorios han denunciado amenazas en su contra", afirmó la Defensoría.
Anoche se agravó la situación con el asesinato del dirigente indígena Rivera, quien, al igual que Sergio Rojas Ortiz, otro indígena asesinado el 18 de marzo del 2019, formó parte de la Mesa de Diálogo del Sur entre dirigentes indígenas y autoridades gubernamentales.
"La cara visible del Estado en esas zonas sigue siendo la Fuerza Pública, que con limitados recursos realiza lo que está a su alcance, pero no son acciones suficientes” detalló la Defensoría.
Doña Digna Rivera, mamá de Jerhy, asegura que ellos solo han estado luchando por una herencia que les dejaron hace 40 años y que les pertenece.
Doña Yaneth Rojas, quien vive San Antonio de Térraba, asegura que los vecinos tienen mucho miedo y por eso prefieron no salir de sus casas.