Don Juan Carlos León tuvo que prepararse desde hace mucho tiempo para oír que el crimen de su hijo Keylor, de 14 años, iba a quedar impune.
El martes 2 de marzo, en la sala 14 del Tribunal Penal de San José, a la cual el acceso fue restringido por el covid-19, los jueces absolvieron a los nueve sospechosos de este caso por dudas y falta de pruebas.
Los beneficiados son tres mujeres de apellidos Espinoza, Gutiérrez y Núñez, y seis hombres apellidados Hadges, Barrientos, Acuña, Barrera, Uriago y Piña, quienes quedaron libres de inmediato.
El 25 de febrero, el Ministerio Público pidió una condena de 654 años de prisión para este caso --conocido como Mar Caribe-- y ahora están a la espera del fallo completo para ver si apela o no.
En La Teja conversamos con don Juan Carlos por teléfono. Él no sabía que la sentencia estaba para las 8 de la mañana de este martes y, por un tema de seguridad, él prefería no estar presente.
“Con todo esto del coronavirus las únicas veces que nos hemos acercado para algo del caso es por videoconferencia. Sinceramente esta situación me genera mucho dolor, desde hace tiempo hemos tenido que prepararnos para saber que en el caso de la muerte de mi hijo no había cómo condenar a las personas sospechosas”, dijo.
Don Juan Carlos nos contó que desde que las personas fueron detenidas, el fiscal le había comentado que el arma con la cual le dispararon a su hijo nunca apareció y tampoco encontraron huellas que permitieran señalar a alguien.
La vida de este padre cambió la noche del 22 de setiembre del 2018 y él asegura que no sabe qué hacer para poder vivir sin su muchacho.
Aquel día, Keylor le pidió permiso a su papá para ir a visitar a su mamá --Marianela Brenes-- a barrio Cuba, San José. Don Juan Carlos se lo dio y el joven salió de la casa en Calle Morenos, al sur de La Sabana.
Ya en barrio Cuba fue a recoger a la mamá, que trabajaba en un local chino.
Al rato, Marianela llamó a Juan Carlos y le dijo que ambos --ella y Keylor-- estaban tirados en el suelo porque les habían disparado, que un carro pasó volando bala contra otras personas y los hirió a ellos.
Al ver lo que ocurría, Keylor agarró a su mamá y la protegió con su cuerpo, pero él falleció en el sitio. A su mamita la llevaron al Hospital San Juan de Dios, tenía un balazo en la vértebra T9 y eso le impide caminar para el resto de su vida.
Según la acusación presentada por la Fiscalía, una banda de barrio Cuba atacó para tratar de matar a un hombre, pero las víctimas terminaron siendo madre e hijo.
A los detenidos se les señaló como sospechosos de posesión, almacenamiento, preparado, dosificación, distribución y venta de drogas, principalmente cocaína, marihuana y ketamina.
Don Juan Carlos, quien tuvo que ser pensionado a raíz de todo el dolor que le tocó vivir, nos contó que emocionalmente ha vivido mucha angustia.
Asegura que un menor de edad fue el primero en ir a juicio y que lo condenaron por varios delitos, pero no por la muerte de su hijo.
“Nadie nos va a devolver con una sentencia a mi chiquito, peor uno espera justicia, uno espera que se dé una sentencia para recuperar un poquito de paz. Me siento cansado, me siento incompleto, impactado emocionalmente, porque quiero que me digan entonces quién me lo mató. Como le dije en algún momento a un fiscal: mi hijo no era un perro y su mamá tampoco como para que lo mataran y a ella la dejaran tan malita y todo quedará en eso”, dijo.
“En el tiempo que ha pasado el dolor sigue siendo el mismo, para la madre de mi hijo también ha sido muy difícil vivir esto que nos acompaña todos los días. La salud de ella se había complicado mucho, ahorita está mejorcita y yo cada vez que puedo le ayudo con pañales, toallitas; al principio mucha gente nos ayudó y lo agradecemos con el corazón, pero la gente con el tiempo se va olvidando”.