Edwin Jiménez Lizano decidió escribirle un mensaje en Facebook a Luis Alberto Barahona Cordero para felicitarlo por su cumpleaños número 58, pero momentos después se enteró que su amigo era una de las cuatro personas que este jueves fallecieron en un violento choque en Puntarenas.
“A mí me avisaron poco después de haber publicado en el perfil de Luis Alberto un mensaje de felicitaciones porque hoy era el día de su cumpleaños. Mi mensaje de felicitaciones se quedó sin abrir, pero igual por suerte terminamos siendo amigos hasta el último dia que nos vimos, que fue ayer (miércoles) por la mañana”, dijo Jiménez a La Teja.
El fatal accidente que impidió que Barahona celebrara su cumpleaños ocurrió a eso de las 2 a.m. de este jueves sobre la carretera Costanera Sur, específicamente 50 metros antes de llegar a Playa Hermosa.
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El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) informó que en ese lugar, por motivos que son investigados, el carro conducido por Barahona, y en el que viajaban otras cuatro personas, chocó de frente contra otro vehículo. Ambos carros quedaron despedazados.
Tragedia familiar
Producto del violento choque, Barahona falleció dentro de su carro y junto a él también murió una señora de apellidos Fernández Mena, de 76 años, una jovencita de 16 años, quien era nieta de la adulta mayor
Una hija de la señora, apellidada Vargas Fernández y de 51 años; y la hija de esta, de 11 años, sobrevivieron al choque y fueron llevadas de urgencia al hospital Monseñor Sanabria de Puntarenas, donde lamentablemente la menor fue declarada fallecida poco después.
En el otro carro involucrado en el choque viajaban un hombre apellidado Arrieta, de 38 años, y su hija de 2 añitos, estos también fueron llevados a un centro médico.
La Policía de Tránsito indicó a La Teja que de momento no se ha determinado con exactitud cómo ocurrió el accidente, pero todo a punta que este se habría dado por una invasión de carril y un exceso de velocidad.
Regresaban del aeropuerto
Jiménez contó que su amigo tenía bastantes años de trabajar como transportista informal en Pérez Zeledón, de donde era vecino, y señaló que, al parecer, al momento del accidente se encontraba realizando un servicio para las personas que viajaban junto a él.
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“Él se dedicaba al transporte de personas y andaba recogiendo en el aeropuerto Juan Santamaría, ya venía de regreso a Pérez Zeledón cuando ocurrió el accidente, lo que no tengo certeza era si las personas que llevaba eran clientes o familiares”, agregó.
En cuanto al motivo por el que pudo ocurrir el trágico accidente, Jiménez no descarta que Barahona se haya quedado dormido al volante; sin embargo, es una versión que tendrá que ser corroborada por las autoridades.
“Supongo que el accidente habría sucedido por quedarse dormido, debido a la hora y porque el miércoles lo vi desde temprano trabajando en el centro de Pérez Zeledón, entonces posiblemente lo haya vencido el cansancio”, mencionó.
En cuanto a las pasajeras de Barahona, trascendió que estas, al parecer, eran vecinas de San Isidro de El General, en Pérez Zeledón. El Colegio Técnico Profesional de San Isidro de Pérez Zeledón publicó un sentido mensaje en honor a la muchacha de 16 años, quien era estudiante de ese centro educativo.
“Con pesar, comunicamos el fallecimiento de nuestra estudiante , quien deja una huella imborrable en la vida de quienes tuvieron el privilegio de conocerla. Su memoria perdurará en nuestros corazones. Descanse en paz.
Pulseador y de gran corazón
En cuanto a su amigo, Jiménez describió a Luis Alberto como un hombre noble y de gran corazón, que no se lo pensaba dos veces para ayudar a los demás.
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“Cuando yo era supervisor de la empresa Pepsi en la zona sur él era mi vendedor y siempre hizo cosas especiales por las personas, como verlo llegar a atender un negocio y comprar pan, arroz y algunas otras cosas, para luego parar en una casa vecina donde le habían dicho que esas personas no tenían que comer”, contó.
También dijo que pese a su intimidante presencia, pues era una persona muy alta, era un hombre muy sensible y cariñoso con su familia.
“Era muy alegre, cuando murió su antiguo jefe lloró mucho, era una persona muy sentimental pese a su 1.85 metros de estatura. Siempre cuidó de sus hijos y de la madre de estos, aunque estaban separados”.
Barahona también fue descrito por su amigo como un pulseador, pues no le ponía peros al trabajo con tal de llevar sustento a su hogar.
“El carrito con el que trabajaba le costó mucho comprárselo, porque había tenido una pérdida por accidente del carro que tenía anteriormente”.