Kristy Jeannette Palma Mora sería hoy una mujer de 36 años; lo más seguro es que habría alcanzado su sueño de ser profesional y, quizás, hasta su propia familia estaría formando; sin embargo, todas esas ilusiones quedaron destruidas hace 20 años cuando se convirtió en víctima de la maldad.
A Kristy le arrebataron la vida cuando tenía 15 años. Ella estuvo desaparecida por dos días, la buscaron de manera incansable, y la forma en la que la hallaron fue devastadora.
Kristy estaba tendida en el suelo, la trataron de ocultar con vástagos y unas matas de plátano en la finca bananera Caribe, en Las Brisas, en Cariari de Pococí, Limón.
La pesadilla comenzó la tarde del domingo 20 de junio del 2004, cuando la quinceañera salió en bicicleta a dejar a una niña de siete años que había pasado con la familia de Kristy ese fin de semana; la niña vivía a kilómetro y medio de donde está la casa de los papás de Palma.
LEA MÁS: Un arete empeñado en ¢500 y trozos de una camiseta resolvieron asesinato de gringa en Golfito
La adolescente se regresó sola, y aunque se trataba de un camino solitario no existía miedo, porque en la comunidad nunca había pasado un hecho de violencia contra algún vecino, menos con una persona inocente como Kristy.
Los papás de la quinceañera pensaron que ella se había quedado en la casa de su hermana, de nombre Nidia, quien estaba casada y vivía en El Progreso.
“La bendita costumbre en la que pensamos que nunca le va a pasar nada a uno. Una comunidad buena, donde se conocen bastante, pero qué va, caras vemos y corazones no sabemos”, dijo Óscar Palma, hermano mayor de la víctima.
La joven no llegó a casa y la preocupación creció hasta la mañana del lunes cuando se confirmó que la joven no estaba en casa de ningún familiar. Entonces, muchas personas comenzaron a buscar a la adolescente, mientras las horas se hacían eternas al no obtener respuestas.
Durante el día y la noche del lunes no se supo nada de ella, sería hasta la mañana del martes 22 de junio que encontraron el cadáver de Kristy.
Un informe del Organismo de Investigación Judicial detalló lo siguiente: “El cuerpo apareció boca arriba, totalmente desnudo, pero con el pantalón corto negro y el calzón enredados en el tobillo de su pie derecho, mientras el sostén y la camiseta se encontraban debajo de su cuerpo.
“Al momento de ser encontrada, el avanzado estado de putrefacción cadavérica no permitió establecer la causa de muerte, por lo que su manera de muerte era indeterminada, desde el punto de vista médico legal”.
Kristy hubiese cumplido 16 años, ocho días después de que fue vista con vida por última vez. En ese momento, cursaba el octavo grado en el colegio de Cariari.
El dolor que enfrentaron los papás y hermanos de esta muchacha fue desgarrador, pero como si fuera poco también han tenido que soportar el olvido de la justicia terrenal durante dos décadas.
LEA MÁS: Monto del recibo de la luz detonó una tragedia familiar que terminó con un doloroso asesinato
Dolor por homicidio de colegiala nunca pasará
Óscar Palma, hermano mayor de Kristy, asegura que los años pueden pasar, pero el dolor se sigue sintiendo igual.
Judicialmente, no se llegó a determinar una persona responsable de matar a la jovencita, pero en la comunidad siempre hubo sospechas y, aunque no tuvieron la oportunidad ni siquiera de un juicio, Óscar decidió dejar todo este daño que les causaron en manos de Dios, para así continuar.
Él decidió vivir sin rencor y practicar el perdón para tener paz en su vida.
“El proceso del perdón lo adopté y eso es lo que, gracias a Dios, nos ha sacado adelante. Como hermano mayor perdoné a las personas (que le mataron a su hermana); obviamente no me haré amigos de ellos, no iría a saludarlos, pero no siento ese rencor”, manifestó el hermano.
No hay día que Óscar no recuerde a Kristy y trata de comprender el desconsuelo que enfrentaron sus padres.
“Si como hermano siento mucho dolor, imagino como papá. Mis padres han sufrido mucho por esta fatalidad, a ellos los admiro porque perder un hijo debe ser terrible; sé que no hay día que una madre no se acuerde de su hijo y menos en las circunstancias en que la perdimos”, señaló Óscar, quien hace esa comparación porque también es padre de familia.
La última vez que él vio a Kristy con vida, fue dos semanas antes de la tragedia; ella incluso le preparó el desayuno, situación que nunca hacía y desde entonces Óscar recuerda esa ocasión.
“Era la cumiche de cinco hermanos, una niña muy especial, muy cariñosa con nosotros. Por ser el mayor no tenía ese contacto del día a día con ella, pero sí me acuerdo que me quería bastante. Recuerdo que lo primero que hice con el primer aguinaldo que tuve fue comprarle una bicicleta, uno en ese tiempo tuvo carencias económicas, pero a mí no me dolió hacerlo y fue algo muy bonito, estaba provocando algo muy lindo en ella.
“Tuve que viajar a San Carlos por trabajo y ella me cocinó un huevo con una tortilla, me lo sirvió, lo que nunca hacía. Esas cosas pasan y le quedan a uno de por vida”, recuerda el hermano.
Kristy era aficionada al fútbol y sus otros dos hermanos, de nombre Javier y Argenis, le enseñaban a jugar y también a defenderse.
“Ella no se quedaba callada, no se dejaba de nadie; ahorita ella no está, pero sé que la llevo en la sangre, pasan los días y el dolor en vez de pasar sigue creciendo”, agregó el ser querido.
LEA MÁS: Madre se enteró del asesinato de su joven hija de una manera desgarradora
Así como la justicia los olvidó, tampoco tuvieron ese apoyo psicológico, y solo lograron salir adelante por voluntad propia. Sin embargo, los miedos los revuelcan cuando escuchan en noticias que hay una mujer desaparecida, porque en segundos les llegan los recuerdos de lo que sufrió Kristy.
“Dios nos ha dado la fortaleza y la habilidad para sortear la lucha del día a día, uno está acostumbrado a ver desgracias de estas cuando se ven las noticias, porque se revive otra vez ese sufrimiento, la vida no vuelve a ser igual, aquí lo único bonito es que Dios nos ha mantenido unidos y fuertes; humanamente no hay fortaleza, solo Dios nos tiene agarrados de él y nos da la posibilidad de perdonar”, señaló.
La justicia pronta y cumplida dejó en el olvido a esta familia
“También fuimos víctimas del sistema judicial en nuestro país; es difícil decir esto, pero solo hay justicia para el rico, para el que pueda o el que, políticamente hablando, tiene un nexo con este gremio, pero entre agricultores o personas de a pie es difícil, como lo que pasó con mi hermana menor y nosotros su familia”, aseguró el hermano mayor de Kristy.
Colegiala asesinada fue víctima de acoso
El fiscal Freddy Vargas fue quien llevó el caso y el día del hallazgo dijo que la hipótesis era que se había tratado de un ataque sexual que culminó en homicidio.
Cuando las autoridades judiciales llegaron a hacer el levantamiento del cuerpo, muchas personas del pueblo habían caminado por todo el lugar destruyendo, sin querer, evidencias del caso.
Las autoridades sí tuvieron un sospechoso, quien para ese momento tenía 40 años; pese a que le tomaron las huellas y muestras de ADN no lo pudieron vincular de manera directa.
La fiscala Yuliana Vallecillo cerró la investigación del homicidio y explicó, mediante un documento el 22 de junio del 2010, que existían indicios que llevaban a concluir que el sospechoso acosaba a la ofendida y que además fue ubicado por testigos cerca del lugar donde se encontró el cuerpo de Kristy; sin embargo, también contaban con elementos de prueba que llevaban a cuestionar la responsabilidad de este sujeto.
Agregó que el análisis bioquímico practicado a los elementos pilosos recogidos en el cuerpo de la víctima determinaban que eran de herencia materna, que coincidían con la muestra obtenida del sospechoso, pero que la muestra también podría provenir de otros miembros de la misma línea materna.
“Dicha conclusión aunada a que el encartado tiene más hermanos y que uno de ellos estuvo en la zona al momento del hecho, nos lleva a inferir de que existe una duda razonable de a quien pertenezca el elemento piloso”, señaló la fiscala.
Los allegados de Kristy nunca conocieron la justicia terrenal.