La última vez que Josued Rojas Ramírez vio a su mamá, doña Zaira Ramírez, fue el jueves 10 de octubre anterior, a las 11:30 a.m., cuando salió a trabajar como taxista informal.
Él siempre le pedía la bendición, pero ese día hasta buscó un abrazo de su mamita y que lo bendijera una segunda vez.
Además de ser un valiente trabajador, Josued se esforzaba por lograr su meta de convertirse en bachiller, pues quería lograr ese primer paso para luego continuar con otros estudios y ayudar más a su familia.
“Ese día él andaba trabajando haciendo viajes y vino a la casa a dejar una canasta de ropa limpia que traía, porque la novia se la había lavado y me dijo: ‘ma, me da la bendición y me da un abrazo’. Se lo dí, él salió, yo cerré la puerta, pero avanzó en el carro como diez metros y se devolvió, y escuché que me llamaba: ‘ma, ma venga’, entonces salí y le pregunté: Josued, ¿qué se le olvidó?, y me respondió: ‘quiero que me dé la bendición’, a lo que le contesté: Josué ya se la dí. Pero él insistió, ‘sí, pero no importa, démela doble’. Entonces, le dije que Dios lo acompañe, ande con cuidado, y me dijo: ‘no se preocupe voy con un viaje’. Esas fueron las últimas palabras, esa fue la despedida, él iba alegre, contento, como él era”, recuerda esta madre.
La preocupación llegó el viernes siguiente cuando la novia de Josued llamó a la familia para avisar que no había llegado.
“Estábamos acostumbrados que él venía tarde de trabajar, dejaba el carro y se iba para donde la novia, pero no vino a la casa; pensé que se había quedado donde la novia, porque era algo normal.
“Pero a las cinco de la mañana la novia llamó a mi nieta y le dijo: ‘estoy preocupada porque Josued quedó en recogerme en el trabajo y no llegó (el jueves)’, y los viernes siempre la iba a dejar al trabajo y tampoco llegó a recogerla a la casa”, dijo doña Zaira.
La familia creyó que quizás estaba en algún lugar y esperaron a que él llegara. La angustia creció porque lo llamaban y solo entraba la contestadora, después ya ni eso les salía. La tarde de ese viernes denunciaron la desaparición ante el OIJ.
Lamentablemente, el joven fue encontrado sin vida el lunes 14 de octubre en calle Pozón, de Orotina. El carro que él manejaba era alquilado y no aparece.
“Él se desapareció con el carro; de hecho, el auto no ha aparecido, él alquilaba el vehículo, y la dueña puso la denuncia”, sostuvo su hermana Ingrid Rojas.
Josued tenía seis meses de ser taxista informal, había sobrevivido a un atropello de una vagoneta, y antes trabajó en la Municipalidad de Coronado, donde los lugareños que lo conocieron lo recuerdan como una persona muy servicial.
“Trataba de ayudar a quien necesitara, siempre tendía la mano, muy fácil se ganaba la amistad de las personas porque él conversaba con todas la gente”, señaló doña Zaira.
Aún no hay detenidos por este lamentable hecho que enluta a otra familia costarricense.