Byron Redondo, de 21 años, tuvo que subirse al techo de una casa para huir de la furia del río Purisil y está seguro de que fue Dios quien sostuvo esa vivienda, construida principalmente con madera, para que esta no fuera arrastrada por la poderosa corriente.

El joven pasó 7 horas atrapado en medio de ese río, el cual se desbordó debido al fuerte aguacero que cayó sobre Purisil de Orosi, en Cartago, la tarde y noche del pasado martes 9 de agosto.

“Estando en el techo yo pensaba en mi familia, en mis papás, mis abuelos, mis hermanos, pensaba en que no pude despedirme de ellos, fue algo muy fuerte”, contó Redondo a La Teja.

“Yo le digo a Dios cómo me salvó de ahí, de verdad que es un milagro”.

—  Byron Redondo, vecino de Purisil de Orosi.

La inundación causada por las lluvias y el desbordamiento del río Purisil provocó daños de gravedad en seis viviendas de esa localidad y en el templo católico, el cual incluso se quedó sin puertas. Cinco familias fueron evacuadas debido a la emergencia.

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Cabeza de agua

Byron contó que la tarde del martes se encontraba junto a su abuela, Edith Tencio, cuidando una propiedad familiar que está a 200 metros del río y para ese momento ya había empezado a llover, pero el río estaba normal.

“Cuando mi abuela se fue, el río empezó a bajar un poco y más bien como que se calmó”, añadió.

Redondo se dedicaba a cuidar dicha propiedad, por lo que esa tarde se quedó en la pequeña casita de madera, que finalmente terminó por salvarle la vida.

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“Cuando estaba en el cuarto escuché como un retumbo que se iba acercando, cuando salí lo que vi fue como una pelota de palos, piedras y agua que venía, lo único que pensé en ese momento fue subirme al techo, porque era demasiada el agua que venía”, recordó.

“Sinceramente no sé cómo es que la casa quedó ahí, cómo fue que aguantó la fuerza del río”

—  Byron Redondo, vecino de Purisil de Orosi.

En cuestión de segundos el río Purisil rodeó por completo la casa en la que estaba Byron, la corriente era tan fuerte que arrastró dos pequeños cuartos que estaban a escasos metros de Redondo, quien temía que lo mismo sucediera con la vivienda en la que estaba.

“Yo estaba subido en el techo y eso (la casa) no paraba de temblar, solo le pedí a Dios que la casa aguantara, porque si se venía abajo yo ya no tenía nada que hacer”, añadió.

Horas de angustia

El joven contó que se pudo comunicar con su familia, y varios de sus seres queridos llegaron a la orilla del río para tratar de ayudarlo, pero era imposible porque la corriente tenía demasiada fuerza.

Ante esa complicada situación, Byron solo podía pensar que había llegado su final, y lo que más le dolía era el hecho de que no haberse despedido de su familia como hubiera querido.

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Sin embargo, por un momento, el cauce del río bajó y el joven aprovechó ese momento para cruzar hasta donde había un gallinero, pero tuvo la mala fortuna de que el río volvió a cerrar el paso.

“El río de nuevo se creció, entonces pasé como cinco horas ahí, porque hasta las dos de la mañana me pudieron sacar”.

Con el paso de las horas el río perdió fuerza y gracias a esto un grupo de bomberos pudo rescatar a Byron. Los rescatistas colocaron una escalera de lado a lado para que el joven la usara como puente.

Redondo contó que por culpa del incidente perdió casi que todas sus pertenencias, sin embargo, se siente agradecido con Dios por la segunda oportunidad que le dio.

Ese mismo sentimiento es compartido por doña Edith Tencio, abuela de Byron.

“Es un milagro de Dios que él este vivo, es impresionante, yo aún no puedo creerlo, no hay palabras para explicar lo que pasó”, dijo la señora.