La incertidumbre de qué pasará con ellos sigue reinando entre los miembros de las 34 familias que tuvieron que abandonar la urbanización Valladolid, en San Miguel de Desamparados, a consecuencia de un enorme deslizamiento que destruyó sus casitas.

Los afectados siguen esperando que se les apruebe un bono de vivienda para construir un nuevo hogar y así ponerle fin a esa pesadilla, la cual inició en el 2017, pero que se agravó en agosto del año pasado.

Ese mismo sentimiento es compartido por decenas de vecinos que aún viven en la urbanización Valladolid, quienes pasan los días con el corazón en la mano debido al temor que tienen de que la tierra siga avanzando y destruya sus casas.

Una de las afectadas por esta situación fue doña Flor Jiménez, quien junto con su familia tuvo que abandonar en setiembre del año pasado la casita en la que vivieron por más de 20 años.

Desde entonces, ella y sus seres queridos han estado viviendo en una casita que alquilan en San Miguel de Desamparados, a la espera de recibir una buena noticia.

Eso sí, Jiménez contó que la situación de los desalojados ha mejorado, sobre todo por la intervención de la viceministra de Vivienda, Andrea Fernández, quien se ha puesto las pilas para ayudarles a encontrar una solución.

“La viceministra nos ha estado ayudando, ha hecho reuniones bien organizadas, ha ido sacando todos los problemas que hemos tenido y ya lo que queda pendiente es que nos den el bono. Somos muchas las familias que calificamos, pero hay otras que no”, dijo doña Flor.

Aunque aún está a la espera de que le aprueben el bono, doña Flor ya se está moviendo para buscar el lugar perfecto para construir un nuevo hogar, aunque sea lejos de Desamparados.

Momentos muy difíciles

Jiménez contó que siente preocupación por sus antiguos vecinos, pues teme que puedan vivir la misma situación que le tocó a ella.

“También queremos que las cosas salgan bien para la gente que aún vive en la urba, porque están pasando por momentos muy tristes, más con la llegada de las lluvias. Cada vez que tiembla o hay aguaceros no pueden dormir pensando en lo que podría pasar”.

Marisol Soto, coordinadora del comité municipal de emergencias, explicó que en la urbanización hay 20 familias que se encuentran en un sector que está en alerta amarilla y otras 4 están en alerta naranja, por lo que mantiene un monitoreo constante de su condición.

“A esas cuatro familias les hemos dicho que cualquier cambio que noten que nos avisen, que estén revisando si las puertas se traban o si aparecen grietas en las paredes, pero de momento no nos han dicho nada”, comentó.

Soto indicó que están a la espera de un informe de las autoridades para determinar si esas familias deben ser desalojadas al igual que sucedió con las otras 34.

Intervención

Gilberth Jiménez, alcalde de Desamparados, explicó que no le han quitado la vista de encima al deslizamiento, ya que aunque parece que este se ha detenido, saben que es necesario intervenir esa zona para estabilizar el terreno y evitar una tragedia.

“En un informe preliminar se hace un planteamiento de terrazas que se tendrían que construir, más o menos unas cinco, para estabilizar la zona, eso conllevaría un movimiento de tierra muy grande, pero también le daría tranquilidad a las familias.

“El informe final estaría en unos 45 días y a partir de este se haría una propuesta definitiva para el plan de inversión”, detalló.

Jiménez también dijo que han recibido mucho apoyo por parte del Ministerio de Vivienda, el cual se ha encargado de atender las inquietudes de las 34 familias que tuvieron que abandonar sus hogares.

“Se hizo una sesión en donde cada institución financiera asumió el análisis completo de cada una de las familias a nivel de estado financiero, de propiedad y las posibilidades de poder acceder a un bono de vivienda”, mencionó.

El alcalde añadió que en la zona más afectada por el deslizamiento ya no quedan casas en pie, pues muchas fueron demolidas por sus antiguos dueños y otras cayeron por el mismo movimiento de la tierra.