La Iglesia Católica está muy triste porque ahora los maleantes ya no respetan absolutamente nada, ni siquiera un momento tan sagrado y especial como lo es una misa.
La reacción se da porque la noche del viernes dos bichos interrumpieron una misa en la iglesia de 24 millas de Batán, en Limón, para asaltar a los 12 fieles que estaban por escuchar el Evangelio.
El padre William Rodríguez, director de comunicación de la diócesis de Limón, dijo que todos están muy impactados por este hecho, pues demuestra hasta donde pueden llegar los delincuentes con tal de llenarse los bolsillos.
“Lamentamos mucho esta situación por los fieles que fueron a la eucaristía buscando un momento de paz y acercamiento con Dios y que terminaron por encontrarse en una situación como esta”, dijo Rodríguez.
“Nuestra sociedad lamentablemente ha ido en una especie de retroceso en el cual el respeto decayó muchísimo. Esta situación no deja de sorprender, sobretodo por el momento y el lugar donde ocurre, porque se trata de gente muy humilde”, continuó.
Rodríguez dijo que en los 30 años que tiene en el sacerdocio no recuerda una situación similar a esta.
Sin medidas especiales
El sacerdote dijo que el asalto ocurrido en Batán no los ha hecho pensar en establecer alguna medida especial de seguridad en las iglesias o durante las misas, pues considera que no es algo que esté ocurriendo con tanta frecuencia.
“Las medias son las normales que tenemos que tomar todos los seres humanos cuando salimos de la casa y aún cuando estamos en nuestro hogar”, comentó.
Rodríguez dijo que a como está la situación del país, todas las personas deben tomar las medidas necesarias, pero lo menos que se quiere es que haya un pánico colectivo que evite la presencia de los fieles en misa.
Un caso similar al de Batán ocurrió en noviembre de 2018 en El Coyol de Alajuela, cuando dos maleantes se metieron a una iglesia cristiana y “limpiaron” a todos los asistentes, huyendo con un botín de más de ¢100 mil.