Sucesos

Huellas hundieron a los asesinos de un taxista pirata

Carro del taxista pirata asesinado fue utilizado para cometer varios delitos

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Las huellas de uno o varios dedos han mandado a muchas personas a descontar prisión al comprobarse que estuvieron involucrados en asesinatos o diversos delitos, por lo que estas se convierten en una prueba auténtica durante un juicio.

Uno de esos casos permitió condenar a los asesinos de Adán Zamora Orozco, de 52 años, un humilde taxista pirata, a quien le arrebataron la vida para robar su carro y lo traemos a colación, con ocasión de que el domingo 1° de septiembre se celebró el Día Mundial de la Dactiloscopía, que es el estudio de las huellas digitales. Recordemos que las huellas de cada persona tienen rasgos y formas únicas y eso permite identificarlas e individualizarlas.

El pirata siempre andaba por San José
El pirata siempre andaba por San José (Cortesía)

En las series de televisión gringas como CSI, Mentes criminales, entre otras, se puede ver los logros que tienen las investigaciones gracias a la simple huella de un dedo.

Las únicas personas en el mundo que poseen huellas difíciles de diferenciar por las similitudes son los gemelos univitelinos, que son los que se dan cuando el embarazo se produce con la fecundación de un único óvulo.

El caso de Adán Zamora Orozco ocurrió el 23 de febrero de 1991 por la tarde. Él tenía un Toyota Corolla de color amarillo con el techo café, lo andaba bien chaneadito, y por eso en los alrededores de la terminal de buses de la Coca Cola, en San José, lo reconocían al ver su carrito pasar, pues se ganaba la vida como taxista pirata.

La placa de su carro era la 42558, y el día en que comenzó su tragedia se le subieron dos hombres y una mujer con quienes intercambió unas cuantas palabras. Estos le pidieron que los llevara hasta Carbonal de Alajuela que, claro, era un viaje muy bueno por lo que aquel pulseador no podía negarse.

Los falsos clientes llegaron con el taxista hasta el destino a las 4 de la tarde; ahí sacaron a Adán del carro y uno de los imputados lo hirió en múltiples ocasiones con un arma blanca.

Los sospechosos se llevaron el vehículo, pero, incluso, mal herido, Zamora trató de seguirlos rumbo a Carrizal de Alajuela.

Las múltiples heridas dejaron al hombre muy grave; sin embargo, él pudo hablar con los investigadores en el hospital y contarles lo que recordaba.

“Como consecuencia de una infección torácica causada por las lesiones que le infligieron, el perjudicado Zamora Orozco falleció en su casa de habitación, situada en Pozos de Santa Ana”, detalla la sentencia 155-F-93.

Efectivamente, don Adán murió el 5 de marzo de 1991.

Sin embargo, el robo del carro fue para poder cometer otros delitos. Un día después del ataque al taxista informal, el 24 de febrero de 1991, a las 8:30 de la noche, un hombre de apellidos Álvarez Condega, caminaba por la carretera principal, que conduce a Carrizal de Alajuela cuando 500 metros antes de llegar a la Plaza de Deportes de Carrizal fue interceptado por un carro placas 42558, el carro de don Adán.

Ese vehículo se metió delante de él, pegó un frenazo y dos de los sospechosos se bajaron para asaltarlo, mientras el conductor se quedó en el automóvil listo para emprender la huida.

Uno de los sospechosos le puso un cuchillo a Álvarez en el cuello y le gritó que era un asalto.

“El ofendido Alvarez Condega opuso resistencia, forcejando con el imputado, por lo que este último le introdujo el cuchillo”, detalla la sentencia.

El señor recibió una herida en el abdomen y otra en el tronco.

La comparación de las huellas mandaron a dos hombres a la cárcel por matar a un pirata. Foto Jeffrey Zamora (Jeffrey Zamora R)

Los imputados lo dejaron mal herido y se llevaron el maletín que el afectado andaba, en el que cargaba una suéter y un martillo recién comprado.

Álvarez fue llevado al hospital y, pese a lo severo de las heridas, logró sobrevivir.

Durante varios días, el trío de sospechosos usó el carro para delinquir; incluso, los acusaron y sentenciaron por estafas que cometieron contra dos gasolineras y una cooperativa.

El carro de don Adán tenía una denuncia por robo y aunque nadie sabía quiénes eran los responsables de causar tal daño, cuando apenas las investigaciones empezaban las autoridades lograron dar con el vehículo, y cuando comenzaron a amarrar los otros delitos lograron individualizar a los dos hombres, porque además las huellas encontradas en el auto de la víctima “hablaron”.

Los investigadores levantaron, cuidadosamente, evidencias en el carro; entre ellas, varias huellas dáctilares que luego se lograría confirmar que eran de Espinoza y López, dos de los sospechosos.

“Las huellas dactilares hacen concluir al Tribunal con certeza que fueron los aquí co-imputados Espinoza y López, quienes sustrajeron el vehículo 42558 a don Adán, y para lograrlo uno de ellos, lo hirió causándole lesiones que, a la postre, le produjeron la muerte. Acción que cometen de común acuerdo y con asocio de la mujer desconocida que los acompañaba”, detalla la sentencia.

De las huellas encontradas en el carro cinco eran de López. También había del otro imputado.

“De las dieciséis huellas levantadas del interior del vehículo 42558, cinco resultaron positivas. La N tres coincide con su dígito pulgar derecho, en dieciséis características papilares y fue recolectada en el espejo retrovisor interno del vehículo. La N uno y la N siete coinciden en siete características papilares con los dígitos medio y anular derechos”, dice el informe.

Esta semana fue el Día Mundial de la Dactiloscopia. Foto Jeffrey Zamora (Jeffrey Zamora R)
La dactiloscopia se ha convertido en un aliado para resolver crímenes Foto Jeffrey Zamora (Jeffrey Zamora R)

“La descripción constante que refieren los testigos, es de un sujeto tipo guanacasteco. En la audiencia tuvimos la oportunidad de observar que López si bien es de Puntarenas, responde al tipo común que nuestro pueblo señala como el prototipo o fenotipo del guanacasteco, el cual incluso Álvarez (sobreviviente), en el reconocimiento que ordenó el Tribunal de los encartados en rueda de persona, con absoluto convencimiento señaló a López como el joven moreno que lo hirió”.

Los testigos también fueron claves para este caso; una señora de apellido Rodríguez, vecina de Carbonal, narró que el día del asesinato de don Adan ella observó un vehículo que llegó a Carbonal, vio una pareja y el conductor; además, a un señor herido que corría detrás del carro que le había sido robado.

“Es misma tarde una mujer de apellido Arguedas recibió la visita de su cuñado López (imputado) en su casa de habitación, ubicada en Carrizal, a quien prestó un lapicero”, por lo que esa declaración permitió ubicar al imputado en la zona, según detalla la sentencia.

Los sospechosos fueron sentenciados en un mismo juicio por varios delitos; el Tribunal Superior Penal de Alajuela condenó a Espinoza y a López a 39 años de cárcel, pero la pena fue reajustada a un total de 25 años.

Las personas tiene huellas distintas que los hacen únicos. Fotografía: Alejandro Gamboa Madrigal.

Así, el 17 de agosto de 1992, por el homicidio calificado de don Adan les dictaron 18 años de prisión, por dos robos agravados, uno de ellos el caso de Álvarez, les recetaron 10 años por cada víctima, y un año por las estafas contra las gasolineras y la cooperativa.

Durante mucho tiempo, los sentenciados trataron de traerse la sentencia abajo, pues alegaban que nadie había podido identificarlos con plenitud, y decir que los había visto, así como tampoco se logró determinar quién había herido a don Adan; sin embargo, para los magistrados las pruebas fueron suficientes para determinar que ellos participaron en el crimen, sin importar quién había disparado, porque hubo complicidad entre ellos.

“El reclamo no es atendible, pues en la sentencia se enuncian y analizan varios elementos de prueba y circunstancias indiciarias que dan sólido sustento a las conclusiones. Si bien es cierto no existe una sola persona que identifique a los encartados dentro del vehículo 42558, así como quién hirió a Adán Zamora, causándole lesiones que provocaron su muerte, según dictaminó el médico forense, existen indicios claros, precisos y concordantes en que ambos, de común acuerdo, y en asocio de una mujer desconocida, fueron los partícipes del hecho”, detallaron los magistrados.

En algún lugar del mundo la mujer vinculada sigue gozando de su libertad, mientras el imputado López ya falleció y el otro ya descontó la pena.

Don Alberto Coto, conoció a don Adán porque él tenía un taxista y lo recordó como un hombre trabajador.

“Él ruleteaba en San José y andaba por todo lado, la pulseaba. Yo le decía que dejara de quitarme los clientes y en aquellos años vacilábamos. Ha pasado demasiado tiempo, la verdad, y yo no volví a saber nada de sus parientes, solo sé que estaba casado y era de Santa Ana”, dijo.

Este hombre ya pensionado nos contó que recuerda que estuvo pendiente del caso; es más hasta fue a la corte a preguntar varias veces si los sospechosos habían sido condenados.

“Me alegré cuando supe que los habían condenado por la muerte de Adán, porque viera usted que él no le hacía daño a nadie, era un hombre trabajador, y esas personas solo andaban provocando dolor. Supe que la policía en aquellos tiempos no era tan moderno como ahora, pero lograron darles una gran pena por las huellas y evidencias”.

Rogelio Ramírez abogado penalista.

Le consultamos a Rogelio Ramírez, abogado penalista, sobre la importancia de la dactiloscopia en casos penales, y este es su criterio.

“La dactiloscopia, a mi juicio, es sumamente importante para el tratamiento criminalístico de un caso. Si bien es cierto otras disciplinas o áreas científicas forenses han avanzado mucho más (como las pericias con ADN) en algunos casos solo esa evidencia existe para vincular al imputado con un evento criminal investigado. La dactiloscopia permite que a través de la lofoscopía (es la disciplina que estudia y clasifica las características de los relieves existentes en la superficie de fricción de manos y pies para la identificación de personas) se pueda identificar a un criminal”, dijo.

“La lofoscopía estudia los rastros (huellas) levantadas de un sitio de suceso, y la dactiloscopia se encarga de establecer la identidad indubitable. Mi opinión es que la dactiloscopía sigue siendo una disciplina imprescindible, al igual que la lofoscopía como disciplina complementaria en ámbitos forenses”, concluyó.

Silvia Coto

Silvia Coto

Periodista de sucesos y judiciales. Bachiller en Ciencias de la Comunicación Colectiva con énfasis en Periodismo. Labora en Grupo Nación desde el 2010.

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