Un indigente de apellidos Rojas Araya, de 55 años, podría convertirse en la primera persona en recibir una condena por maltratar, o más bien violar, a una perrita a la que consideraba su novia, tal y como narró uno de los testigos.
Rojas, quien está en prisión preventiva desde diciembre pasado, estuvo sentado en la silla caliente de los Tribunales de Pavas este viernes y el juicio finalizará el próximo lunes, a las 10 a. m.
Este viernes cuatro testigos declararon en su contra.
En la sala estuvieron varios defensores de los animales, quienes siguieron con mucha atención el debate.
La primera en hablar fue la fiscal Claudia Villafuerte, quien fue clara en señalar que Rojas habría violado dos veces a una perrita en octubre del 2017, en San Josecito de Alajuelita, y que los hechos habían sido presenciados por varias personas.
Relatos. La primera en dar su testimonio fue Ángela Quesada Abarca, vecina del conocido cantón al sur de San José.
Ella narró con tono fuerte y molesto como el 18 de octubre del 2017 vio al acusado violar a la peludita a la orilla de la calle.
“Eran como las seis de la mañana y yo iba en un taxi para mi casa cuando el taxista me dijo ‘¡vea!, ¡vea!’". Quesada Abarca detalló, con lujo de detalles, lo que el acusado le estaba haciendo al animal.
Cuando Rojas se vio descubierto huyó hacia un lote baldío y la perra lo siguió con dificultades.
Quesada dijo que trató de poner la denuncia en la Fuerza Pública, pero le pusieron muchas trabas, por lo que no pudo.
La segunda en dar su testimonio fue Joselyn Hidalgo Mena. Ella presenció el segundo ataque sexual, ocurrido el 27 de octubre de ese mismo año y fue la que denunció al enfermazo.
“Iba con mi exnovio en carro para mi casa cuando vimos que él (Rojas) estaba a la orilla de la calle violando a una perrita. Ella estaba pegando gritos, se notaba que no la estaba pasando bien”, aseguró Hidalgo.
En el debate también declaró Pablo Castro Castro, exnovio de Joselyn. Él corroboró la versión de la joven.
Ambos dijeron a la jueza que luego de presenciar el abuso quedaron tan impactados que fueron a la delegación policial de Alajuelita.
“Unos cuarenta minutos después de que nosotros entramos, los policías llegaron con él (Rojas) en una perrera y yo escuché dónde él decía: ‘no me la quiten que es mi novia’ refiriéndose a la perra, eso me puso aún más furioso”, recordó con tono fuerte.
Mientras las personas relataban las barbaridades, el acusado permanecía inmóvil en su silla, con un semblante desinteresado, como si la cosa no fuera con él.
Asustada y temerosa. Ya cuando los uniformados tenían a la perrita a salvo, llamaron a Juan Carlos Peralta Víquez, de la Asociación para el Bienestar y el Amparo Animal (ABAA), para que él se hiciera cargo de ella.
Peralta también fue testigo en el juicio y narró que cuando recogió a la peludita en la delegación estaba temerosa y desconfiada.
El rescatista le puso un pañal a la perra para conservar las evidencias y luego la llevó al hospital veterinario de la Universidad Nacional, en Heredia.
Con el pasar de los días la guatica fue cambiado de actitud y se fue tranquilizando.
En ABAA la bautizaron como Ala, por haber sido rescatada en Alajuelita y ahora pasa sus días en un albergue en Coronado, donde vive rodeada de amor y chineos.
Piden cárcel. La representante del Ministerio Público pidió a la jueza que preside el debate que le imponga a Rojas cuatro meses por cada violación, para un total de ocho.
Mientras que Maricruz Uba, abogada y presidenta de ABAA se mandó más duro y pidió dos años de cárcel, uno por cada delito.