El oficial de la Fuerza Pública Juan Rodolfo Chavarría Paniagua cumplió un mes de fallecido y el tipo que supuestamente disparó el arma y le quitó la vida lleva ese mismo tiempo en fuga.
El policía, de 61 años, murió como un héroe salvando a personas desconocidas durante un asalto en el supermercado El Dragón, en Santa Bárbara de Heredia.
El hijo mayor del uniformado lleva el mismo nombre de su papá y asegura que el tiempo para ellos no ha pasado, el dolor es el mismo que sintieron la noche del 22 de diciembre anterior cuando les informaron sobre la muerte de su ser querido.
“Aún tenemos la sensación de que él en cualquier momento llega a la casa, porque a veces tenía jornadas complicadas”, contó.
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Juan Rodolfo hijo y toda la familia esperan que el OIJ pronto capture a ese sujeto, el único que falta por detener. Además, dicen que toda su confianza está puesta en Dios porque de la justicia divina nadie se escapa.
“Esperamos que haya justicia en la tierra, pero tenemos la certeza que de la de Dios nadie se salva”, expresa el joven.
El hombre de esta fotografía es a quien las autoridades siguen buscando, si usted lo reconoce o sabe dónde se esconde llame a la línea confidencial del OIJ 800-8000-645.
Uno de los supuestos asaltantes, identificado como Jeremy Javier García Cantillo, de 21 años, falleció después del robo en el hospital San Vicente de Paúl, en Heredia.
Además, las autoridades detuvieron a dos sospechosos, de apellidos Oreas Villalobos y Zamora Solís, de 23 y 26 años.
“Me molesta que a los que agarraron tenían historial de antecedentes y los jueces insisten en soltarlos”, expresó el hijo.
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Un papá luchador
El hijo de Chavarría explicó que la vida de su papá fue de lucha, nunca fue adinerado, pero siempre tuvo para regalar de lo que tenía a los más necesitados, pensaba en niños de escasos recursos y les dio lo mejor a sus dos hijos, hasta convertirlos en buenas personas y profesionales.
“Él llegó hasta sexto de la escuela, no pudo seguir estudiando, pero se esforzó para que mi hermano y yo tuviéramos los estudios terminados, él nos dio hasta el colegio y siempre nos motivó para que siguiéramos estudiando en la universidad.
“Sé que hubo meses en los que él no conoció lo que era tener un día libre, con tal de que nosotros tuviéramos los pases para ir al colegio, a él le debemos mucho. Para mi papá nunca fue negociable que dejáramos de estudiar, nos enseñó a trabajar, cuando teníamos vacaciones íbamos a coger café con él o hacíamos algún tipo de trabajo honrado, buscando que nos ganáramos algo, y nunca nos quitó ese dinero, solo nos enseñó que las cosas hay que trabajarlas honradamente para ganarlas”, detalló el joven.
Agregó que a Chavarría le encantaba ser policía y ese trabajo estaba dentro de sus pilares de vida.
“La familia, la religión y su profesión eran intocables, si alguien hablaba mal de la Policía, era meterse con él. Podía estar libre, que seguía siendo policía.
“Mi papá tenía un corazón muy grande, por ejemplo, con los compañeros pasaba organizando fiestas para niños de escasos recursos, hablaba con empresarios y conseguían donaciones. También recuerdo que una vez sembró arracache, quizás duró como seis meses con esa cosecha y todo lo que invirtió no fue para venderlo, sino que lo agarró y contrató a un camión para llevarlo a una comunidad de escasos recursos, yo estaba más pequeño y en ese momento no entendía por qué lo hacía, pero ya grandes pensamos que por su trabajo quizás había visto algo y pensaba en los más necesitados”, recordó.
El próximo 22 de febrero, Chavarría y su esposa iban a cumplir 36 años de casados, esa misma fecha ahora será el segundo mes de fallecido del valiente uniformado.
“Mi mamá está destrozada, a ella le decimos que no vea noticias porque no sabemos qué van a pasar en cualquier momento y sobre todo si no hay empatía”, concluyó.
El hijo terminó diciendo que solo Dios los ha sostenido e insistió en que esperan en la justicia de él.