Un trauma irremediable es lo que generó el homicidio de la doctora María Luisa Cedeño Quesada en su familia, el hogar no volvió a ser el mismo ante la ausencia de la hermana menor.
Arnoldo Cedeño, hermano de la anestesióloga, afirmó que desde el día del crimen él no desea ni siquiera salir de su casa en La Fortuna de San Carlos, en Alajuela.
Además, siempre pasa pensando en su hija, que por razones de estudio vive en San José. Arnoldo afirmó que la vida les cambió para siempre.
“Imagínese que tengo que mandar a mi hija a estudiar aquí, eso me preocupa mucho. Mi vida es muy inestable ahora, no quiero ni salir, hago el propósito porque tengo tres personas que dependen de mí, agarro fuerzas para llevarles una vida normal”, mencionó Arnoldo, a quien su voz se le cortaba al recordar a su hermana.
Él catalogó a María Luisa como el eje de la familia, porque siempre era quien decidía por sus hermanos, la que planeaba los almuerzos y demás necesidades de la familia.
“Era once años menor que nosotros, era el centro de nosotros”, manifestó.
Agregó que ella siempre les llamaba la atención y ellos solo se echaban una risa, debido a que era la consentida de la casa.
Arnoldo se enteró de la tragedia luego de que un primo lo llamara el 20 de julio del 2020, cuando encontraron el cuerpo de María Luisa, desde entonces el dolor es inevitable.
“Un primo me llamó, es un dolor tan grande que no puedo describirlo, es demasiado dolor”, expresó.
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La mamá de la doctora quedó en shock y no podía hablar nada.
“Teníamos que hacernos los fuertes, no podíamos hacer más, más que calmarnos”, señaló.
A la familia, además, le dolió que no pudieron verla en el ataúd, porque los médicos forenses les dijeron que como ella estaba muy maltratada, se las entregaron sellada.
Terminó recordando que María Luisa tenía planeado un paseo a México con los papás.
Arnoldo solo espera que la justicia sea justa, es lo que más desea.