Alfredo Espinosa, de 76 años, y Tania Nieves de Espinosa, de 70, habían nacido en Cuba pero tenían residencia estadounidense y vinieron a vivir a Costa Rica porque soñaban con disfrutar la jubilación en Jacó, que les recordaba la isla en la que crecieron.
Pero sus planes fueron destruidos por la maldad de varias personas.
La pareja fue asesinada en el 2010 dentro del apartamento 701, en el sétimo piso del condominio Acqua Residences, en Jacó.
La justicia por el doble crimen tardó en llegar, pero llegó.
Este miércoles 6 de mayo, pasadas las 5 de la tarde, en el Tribunal Penal de Quepos se dictó sentencia.
Los jueces condenaron al nicaragüense Maikol Martínez Largaespada, de 35 años, a 75 años de cárcel (pena que será readecuada a 50). Este hombre descontaba prisión preventiva por estos hechos desde mayo del 2019.
Otro de los acusados por la muerte del matrimonio fue el tico Gunter Otero Madrigal, de 44 años y quien se quitó la vida en El Salvador luego de escapar de la cárcel de Puntarenas en mayo del 2019. Allí descontaba prisión preventiva desde el 8 de noviembre del 2018 por el homicidio de la pareja cubana.
Enamorados del Pacífico tico
Alfredo y Tania fueron hallados sin vida la noche del viernes 24 de setiembre del 2010 en el lugar donde más tranquilos se sentían.
De acuerdo con la investigación de la Fiscalía, el matrimonio vivía en suelo tico desde el 2007.
El periódico Al Día informó en el 2010 que la pareja se había conocido en un “show” de talentos en la secundaria, desde ahí comenzaron a salir y luego se casaron.
De la relación nacieron dos hijos, pero debido a la situación de Cuba en 1965 viajaron hacia Miami, Florida, como refugiados políticos. Luego vivieron en casa de una hermana de Tania en Los Ángeles, California, y consiguieron trabajo y un apartamento. Así recomenzaron su vida en un nuevo país.
Años después la pareja regresó a Miami, donde Tania trabajó como directora de Recursos Humanos para la compañía Parlux Fragances, cuyo dueño le dijo un día que desarrollaría un proyecto de condominios de lujo en Jacó y los cubanos se apuntaron.
Tania se enamoró de los atardeceres de la zona y a Alfredo le gustaba el estilo de vida relajado. Vivían felices en Jacó.
En Costa Rica Tania administraba algunos apartamentos en el mismo condominio donde vivía.
Fingieron compra
Según supieron las autoridades durante la investigación del doble asesinato, Gunter Otero trabajó en bienes raíces y en el condominio Acqua Residences habría conocido a la pareja de pensionados.
Para entrar al condominio se necesitaba una tarjeta electrónica y Gunter Otero tenía una debido a su empleo.
Un día Otero fingió ser un estadounidense y alquiló la habitación 504, dijo que una mujer pagaría y en efecto así sucedió, pero esa mujer utilizó una cédula y otros documentos falsos.
La mujer llegó una vez al condominio en compañía de otros hombres, pero los investigadores solo pudieron identificar luego a Maikol Martínez Largaespada.
Gunter Otero se había puesto en contacto con Tania y le dijo que estaba interesado en la compra de un apartamento que ella administraba. Esa llamada quedó registrada y las autoridades la presentaron como prueba durante el juicio.
Con su cuento, Gunter se ganó la confianza de Tania y logró entrar al apartamento donde vivía la pareja.
Huellas en bolsas de basura
Los cadáveres de los esposos fueron encontrados por una amiga colombiana, a quien le extrañó no verlos y los fue a buscar.
El cuerpo de Alfredo estaba en la sala y el de Tania en la tina del baño.
Ambos estaban amordazados, tenían cinta metálica en la nariz y los ojos, tenían las manos amarradas y cada uno tenía cuatro bolsas de basura en la cabeza. Se las pusieron para asfixiarlos.
Cuando los agentes judiciales llegaronencontraron que Alfredo tenía en una mano parte de una bolsa que se había quitado, pero no fue suficiente para salvarse.
En una de esas bolsas las autoridades hallaron huellas que luego fueron identificadas como de Gunter Otero y había otras que entonces no lograron determinar a quién pertenecían.
A los esposos les robaron joyas, dinero en efectivo, celulares y computadoras.
Caído por violencia doméstica
La investigación de esta atrocidad llevó tiempo. No había testigos presenciales, sólo de referencia, pero las autoridades contaban con las huellas dactilares.
Las desconocidas fueron identificadas luego como de Maikol Martínez Largaespada cuando lo detuvieron por violencia doméstica y entonces fue posible relacionarlo con el crimen de la pareja y llevarlo a juicio.
La condena que le pusieron será readecuada a 50 años, pena máxima establecida en el país.
Gunter Otero había sido detenido hasta el 8 de noviembre del 2018. En mayo del 2019 escapó de la cárcel de Puntarenas y viajó por mar hasta El Salvador, pretendía volar a Madrid con un pasaporte falso y llegar hasta Birmania, un país asiático
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“Por medio de engaño desde la cárcel, mediante correo electrónico habría solicitado un pasaporte al consulado correspondiente de la zona, mismo que fue enviado a la dirección de su pareja sentimental en ese país asiático”, afirmaron los investigadores.
La policía tica supo de este documento y emitió una alerta en todos los países miembros de Interpol por si Otero pretendía cruzar alguna frontera.
La Policía de Drogas de El Salvador se percató del movimiento del pasaporte, evitó que tomara el vuelo a Madrid y se puso en contacto con Costa Rica.
Cuando a Otero lo iban a extraditar a Costa Rica tomó una sobredosis de medicamentos y murió en las celdas salvadoreñas.