Contestar las llamadas telefónicas de un sobrino son las únicas razones que encuentra un oficial de la Universidad de Costa Rica, de apellido Vega Aguirre, para que las autoridades judiciales lo relacionen como participe del secuestro y la desaparición del comerciante gringo, William Sean Creighton Kopko.

Según comentó Vega, desde la cárcel de San Sebastián, San José, donde cumple una prisión preventiva de seis meses que le dictaron el 11 de enero anterior.

“Simplemente hacen una relación con mi sobrino por una llamada que contesté”, expresó el sospechoso.

El oficial es investigado por el secuestro de Sean junto a otras doce personas, entre ellos su mamá, una hermana y un sobrino.

El sobrino es un ingeniero informático, de apellidos Morales Vega y de 25 años, quien es señalado como el líder de una banda.

Vega agregó que se comete un error al involucrarlo en un delito en el que no participó. Él asegura no tener ninguna necesidad para cometer un acto de ese tipo, ya que cuenta con un buen trabajo desde hace doce años en el Departamento de Seguridad y de Tránsito de la UCR.

“Nos presentan como una banda de crimen organizado, pero ni siquiera nos conocemos, no hay llamadas entre nosotros (los otros sospechosos) ni nada, excepto con mi mamá y otras personas cercanas, pero con el resto de gente no hay conexión”, mencionó.

Por este caso también es investigado un compañero de trabajo de Vega, un hombre de apellidos Martínez Chacón, de 39 años.

De acuerdo con Vega, Martínez también se dedica hacer Uber y Uber Eats, labor mediante la cual conoció a su sobrino (el ingeniero informático), ya que le hacía mandados. Sostuvo que ellos dos están muy asustados porque les hablan sobre un dinero que hubo de por medio para que se diera el rescate del extranjero. Se informa que se pidieron $5 millones por la liberación del gringo, pero la familia solo pagó $1 millón.

“¿Dónde está esa plata? No tengo ni un colón, tengo las mismas deudas, el mismo carro desde hace cuatro años, la casa que tengo ha sido a puro esfuerzo y gracias a préstamos”, dijo Vega.

Aseguró que tampoco conoce a otros dos tráficos relacionados con el tema del secuestro.

Mamá también está en la cárcel

Vega es hijo de una señora, de 71 años, quien está encerrada en la cárcel Vilma Curling por el mismo caso. “Me duele que ella (mamá) esté metida en esto”, exclamó.

El acusado mencionó que el abogado que los representa efectúa los trámites necesarios para apelar las medidas que les dictaron.

“Tenemos muchas cosas que demuestran nuestro arraigo, pero ellos (los fiscales) simplemente dicen que existe la posibilidad de que escapemos por los salarios que tenemos y porque ya hemos salido del país”.

Asegura que también le da pesar que la esposa y sus hijos lo vayan a visitar en la cárcel, porque sabe que es un ambiente feo. “Quiero resolver mi situación y ver cómo salgo de acá”, dijo.

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Sobrino se iba a graduar como abogado

Vega sostiene que no cree que el sobrino haya ideado el secuestro, porque lo cataloga como un muchacho de buenos valores y estudioso.

“Él no es alguien que estuviera metido en una situación de esas, además solo le faltaban uno o dos cuatrimestres para graduarse como abogado", aseveró.

Vega también comentó que ellos son seguidores de la congregación que realiza la santería y en la que les piden hacer el bien.

“Las personas que practican la (santería) no pueden estar metidas en nada malo, porque esta religión te pide solo hacer el bien e ir por el camino correcto”, dijo.

“Me congregué en la religión Yoruba en octubre y el 26 de enero de este año debía regresar a Cuba para ir a otra ceremonia”, mencionó.

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Aseguró que su hermana (mamá del ingeniero) también es investigada y que ha ido varias veces a Cuba y a España por motivos de la religión que siguen.

“Los fiscales dijeron que ellos andaban vestidos como musulmanes o que trataron de cambiar de identidad, pero por ser seguidores de la santería debían andar con turbantes y vestidos de blanco”, expresó.

El guarda insiste que no tiene ningún vinculo con el secuestro y que más bien sufre por esa situación. El OIJ investiga el paradero de William Sean, el cual se desconoce desde setiembre.