La camarera del hotel La Mansión Inn, Dinia Guerrero, narró a los jueces que los gritos de una de sus compañeras de trabajo fue lo que alertó del hallazgo del cuerpo de la anestesióloga María Luisa Cedeño, en la habitación 3.
Ella también contó que esa misma mañana vio a los imputados Bodaan y Miranda discutir muy fuertemente en el apartamento de Bodaan mientras ella limpiaba. Aseguró que hablaban en inglés y ella no entendió nada, pero que el dueño del hotel (Bodaan) estaba furioso.
La mujer estaba limpiando cuando iba para la lavandería y vio una perrita que pasó por la habitación 1 y 2 y que iba en dirección a la piscina.
Ella comentó que era una perrita muy linda y que ella se fue a tender de ropa, pero de camino observó la puerta de la habitación 3 entre abierta. Además las cortinas del balcón se salían por el viento.
La testigo contó que cuando fue a la recepción le contó a su compañera llamada Daniela que vio a la perrita y se la describió.
Daniela le dijo que esa era la perrita de la doctora María Luisa Cedeño, Mafalda, y le preguntó si ella había visto a la huésped.
Guerrero le aseguró que no, por lo que su compañera le pidió si podía ir a la habitación a buscarla, ella (Guerrero) le pidió tiempo para terminar varios pendientes.
“Daniela tenía la preocupación de que la huésped se hubiera ido y hubiera dejado a la perrita. Daniela llamaba a la habitación y no contestaba, le llevaron el desayuno (a la doctora) y no abrió”, recordó.
La testigo aseguró que ese día 20 de julio del 2020 siguió con sus obligaciones y a mediodía pasó a la recepción y le preguntó a Daniela si ya sabía algo de María Luisa a lo que ella le dijo que no.
“Yo le dije que iba a comer y al volver pasaba a la habitación pero otra compañera llamada Raquel, en ese momento se fue a asomar por el balcón (ella ignoraba en ese momento que Raquel andaba en eso) y se escucharon unos gritos, en ese momento yo no entendía que pasó y me fui a comer”, dijo.
Al volver ella iba a guardar unas sábanas en la habitación 6 y vio a varias personas en el pasillo del otro piso, entre ellas Bodaan, y un compañero de mantenimiento le dijo que no fuera porque encontraron a la huésped de la habitación muerta.
“Yo le dije: no me dé esas bromas y me dijo ‘no es una broma’”, dijo la testigo, mientras lloraba al recordar.
Aquellos gritos que había pegado Raquel eran porque había encontrado el cuerpo sin vida de la doctora.
Ella asegura que estuvo hasta las 5:00 de la tarde sentada en una silla, hasta que alguien -que ella no recuerda quién fue- le dijo que se podía ir.
La testigo seguirá declarando durante la tarde.