Nada queda ya de la angustia que sentían Rodolfo Vicente Salazar y su esposa, Eugenia Hernández Noguera, por el robo de su amada tortuga “Guguza”, la que les regalaron hace 41 años como regalo de boda.
Gracias a La Teja pudieron reencontrarse con su querida mascota.
“No tengo palabras para agradecerles, realmente se trata de un milagro en el que ustedes intercedieron para que Guguza regresara a la casa. La nota no fue de ayuda, más bien hizo el milagro”, dijo doña Eugenia.
La Teja contó este jueves la historia de “Guguza”, una tortuga de Galápagos que la noche del martes fue sacada del patio de su casa, en Montes de Oca, San José, y hablamos de la tristeza que sentía su familia por no saber nada de ella.
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Doña Eugenia nos dijo que la publicación de La Teja hizo efecto en cuestión de pocas horas, la mañana de este mismo jueves recibió una llamada que la dejó sin aliento.
“Yo me resigné esta vez, para ser sincera, pero siempre puse todo en manos de Dios. Cuando hoy (jueves) en la mañana me llamó una muchacha y me dijo que ella tenía a Guguza, yo ni podía respirar de la sorpresa”, contó la señora.
— "El valor que ella tiene para nosotros es inmenso, no tengo forma de expresarles mi agradecimiento", dijo Eugenia Hernández, dueña de la tortuga.
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Se enteró por la nota
Doña Eugenia nos dijo que quien le telefoneó, una muchacha de nombre María José Calvo, vive cerca de la rotonda de Betania (a un kilómetro de la casa de los esposos), le contó que se dio cuenta del robo de “Guguza” gracias a la nota que publicamos.
“Nos contó que ella cuida a un señor y que él mandó a comprar La Teja, cuando abrieron el periódico ella vio la foto de la Guguza y se dio cuenta de que era la tortuga que le vendieron el martes”, detalló doña Eugenia.
“Dice la muchacha que ella estaba con su chiquito afuera y al niño se le cayó la bola con la que estaba jugando, en eso iba pasando un muchacho que recogió la bola y de paso le preguntó si le interesaba comprar una tortuga que andaba y que, según él, se la habían regalado”.
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María José le dijo a doña Eugenia que su hijo quedó fascinado con la tortuga en cuanto la vio, así que ella decidió comprársela al sujeto que la llevaba y que al inicio pidió ¢25 mil, pero luego aceptó ¢20 mil.
Al ver la foto de “Guguza” en La Teja, la señora Calvo supo de la tristeza que había en una familia y no dudó en llamar para darles la buena noticia.
“Como al chiquito le encantó la tortuga mi esposo le ofreció a la muchacha otra tortuguita para él, obviamente no puede ser de la misma especie. Además nosotros le devolvimos la plata que ella había pagado”, añadió doña Eugenia.
Dos familias quedaron tranquilos y la “Guguza” seguirá feliz en su patio, bien chineada.