Lilliam Artavia Ávila asegura que su hermana gemela, Miriam, no merecía morir de una forma tan violenta porque era una gran persona.
El cuerpo de Miriam fue hallado el 29 de enero del 2020, detrás de una locomotora que está en exhibición, en el parque de Pueblo Civil, en Golfito.
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Desde entonces, Lilliam ha cuidado a los dos hijos de la víctima, llamados Brenda, de 17 años, y Brandon, de 11, como si fueran suyos.
Lilliam trata de chinear a sus sobrinos todo lo que pueda, porque sabe que extrañan mucho a su mamá y aún tienen muy reciente el dolor de la pérdida.
La valiente tía, de 40 años, sufrió un accidente cuando tenía 14 años en el que se quebró dos vértebras y se dañó la médula espinal, eso la obliga a usar silla de ruedas, pero eso no ha sido impedimento para que ella se valga por sí misma y ahora hasta vele por sus sobrinos, a quienes amaba muchísimo.
“Miriam tenía un corazón de oro, su único problema era el alcohol. Yo me había venido a vivir con ella y mis sobrinos un año antes de la tragedia para ayudarla con eso, pero le estaba costando mucho dejar el vicio, ya habíamos pedido ayuda en el hospital para que la atendiera una trabajadora social”, recordó la allegada.
“Mis sobrinos han estado bastante bien, gracias a Dios, Brenda está en cuarto del colegio y quiere especializarse en la reparación de carros. Brandon está en la escuela y ahorita está recibiendo clases por la computadora, por lo de la cuarentena; a ellos no les gusta hablar mucho de la mamá porque todavía está muy fresco todo lo que pasó”, añadió.
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Siempre ayudaba
Lilliam cuenta que su hermana siempre andaba viendo cómo ayudar a las personas que no tenían hogar, ya que sabía lo difícil que era luchar contra un vicio.
“Cuando ella veía a alguien en la calle como a algún indigente, le daba comida o plata porque decía que no quería que esas personas sufrieran”.
Jéssica Arias, sobrina de Miriam, también la describió como una persona entregada a los demás.
"Mi tía nunca le negaba la ayuda a nadie, cuando yo no tenía plata la llamaba y me llevaba a trabajar con ella. Íbamos a hacer jardines, a pescar, a recoger frutas, lo que fuera, pero siempre me ayudaba.
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“Cuando andábamos juntas y veía a alguien sentado en la acera, se le acercaba y le preguntaba si necesitaba ayuda y si era necesario, se llevaba a la persona a dormir a la casa”, contó Jéssica.
La generosa mujer no tenía lujos, más bien siempre la andaba pulseando para llevar el sustento a su casa, pero su buen corazón la hacía compartir lo poquito que tuviera.
Las dos familiares de Miriam coinciden en que ella muchas veces se pasaba de confiada y es probable que eso haya influido en su trágica muerte.
“Ella siempre decía que la gente que vivía en la calle era su amiga y que se sentía segura con todos ellos, pero nosotros creemos que fue una de esas personas la que le arrebató la vida”, dijo la gemela.
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Piden justicia
La familia dice sentirse decepcionada de la investigación judicial, ya que hasta el momento no hay sospechosos.
Pese a que días después del suceso, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) decomisó unos videos en los que se veía a la mujer caminar a la par de un hombre, la Fiscalía asegura que de momento el caso se tramita contra ignorado, es decir, no hay imputados.
“Nosotros sabemos que ya mi hermana no va a volver jamás a nuestras vidas, pero sí queremos que quien la mató vaya a la cárcel, porque mientras esté libre podría seguir haciendo daño, llevando dolor a otras familias como lo hizo con nosotros”, expresó Lilliam.
La hermana dice que con la muerte de Miriam la vida les cambió por completo, sobre todo en la parte económica.
"Ahora tenemos que jugárnosla con la pensión que me dan a mí, que es de ochenta y dos mil colones. Ahí vamos ajustando con cosas que yo hago, como artesanías, collares, artículos de coco y hasta voy a pescar, lo importante es que mis sobrinos aprendan que por más difícil que se ponga la vida, nunca hay que echarse a morir”.
Si usted quiere echarle el hombro a esta familia puede llamar a Lilliam al número de teléfono 8973-7329.