Félix María Araya Arias, mejor conocido como el “Gato Félix”, no solo es un gatazo para abrir cajas fuertes, también para disfrazarse.
El vivazo, quien ya arrastra 79 años, habría usado un disfraz para entrar a la parroquia de San Joaquín de Flores sin ser reconocido y robar dos custodias y una corona de piedras preciosas, valoradas en ¢30 millones.
Así lo dio a conocer el Ministerio Público, el cual indicó que ese lunes 8 de abril Araya se vistió con varias prendas para ocultarse y además, en apariencia, usó un bastón para fingir una discapacidad y no levantar sospechas.
Para cometer la robo el Gato Félix contó con la ayuda del conserje de la iglesia de apellido Rivera, quien se puso de acuerdo con Araya para dejarla la puerta de la sacristía abierta mientras él salía a hacer que estaba hablando por celular.
Después de la fechoría ni Araya ni el conserje se volvieron a arrimar a la parroquia. La extraña desaparición de Rivera fue lo que hizo que las autoridades pusieron su mira sobre él.
Ambos hombres fueron detenidos el pasado miércoles por medio de dos allanamientos en barrio México y San Joaquín, donde el OIJ decomisó evidencias de importancia más no encontraron las reliquias.
La tarde de este jueves se llevó a acabo la audiencia de medidas cautelares contra Araya y Rivera, siendo que el Juzgado Penal de la zona decidió recetarles tres meses de prisión preventiva mientras son investigados.
El Gato Félix volvió a la cárcel cinco meses luego de haber salido de ahí, pues en noviembre del año pasado fue dejado en libertad luego cumplir una condena de tres años por robo agravado.