Doña Xindy Spence es una luchadora y sobreviviente y su hijo Keysher Fuller, que jugó este torneo para el Municipal Grecia, heredó de ella el esfuerzo y la constancia.
Fuller todavía no había cumplido los 13 años cuando llegó un día adonde su madre para preguntarle si estaba o no de acuerdo en que dejara la casa, en Pacuare Nuevo, para irse a San José porque la Federación de Fútbol lo había convocado a la selección sub-13.
“La pregunta me sacudió de pies a cabeza. ¡Imagínese!, era un chiquito. Sin embargo, lo escuché y aunque lo sentí tan maduro no le respondí como debía. En otras palabras le dije 'jamás ¿cómo se le ocurre?'”, recordó.
Keysher, entonces alumno del Colegio Deportivo, era pretendido en la capital porque acababa de competir con la selección de esa institución en un torneo nacional y había terminado como goleador con 14 anotaciones.
En esa época era delantero. Luego se convirtió en lateral cuando uno de sus primeros entrenadores se quedó sin defensa y le pidio reemplazarlo.
El Deportivo Saprissa era el club que le daría la competencia y los estudios mientras también se entrenaba con la selección nacional.
Una familia muy honorable le daría hospedaje de lunes a viernes. El fin de semana regresaba a Limón.
Xindy vio el panorama y reflexionó que era la oportunidad que su hijo necesitaba para intentar alcanzar el sueño de jugar futbol en un equipo grande.
La señora reconsideró la posibilidad de darle el permiso.
"Keysher, con una gran firmeza, insistió en asegurarme que se cuidaría y, se mantendría aferrado a los valores que había recibido en la casa", dice la mamá.
La madre, con el corazón desgarrado, aceptó en primera instancia como para que su hijo después no dijera que no le habían dado el chance.
Nunca más regresó
El muchacho salió de la casa para nunca más volver.
Vivió años de luchas, privaciones y hasta congojas, como una noche que llegó a San José desde Limón y no pudo ir a dormir al alojamiento porque el único dinero que tenía era el pasaje de regreso a Limón.
“Durmió en la terminal de Caribeños. Al día siguiente yo estaba preocupada por él y al preguntarle si ya había desayunado, me respondió que los choferes lo habían invitado a café con pan. Él siempre ha sido un luchador”, dijo.
Con Saprissa jugó todas las divisiones hasta llegar al alto rendimiento y a la segunda división, en la que tuvo compañeros como David Ramírez, Jordan Smith y Daniel Colindres.
A su paso por el Monstruo recibió aprendizaje de Vladimir Quesada y Enrique Rivers, entre otros entrenadores.
Luego lo ascendieron a la segunda división con Saprissa de Corazón y al desaparecer este cuadro fue cedido al Uruguay de Coronado, a petición de Manuel Gerardo “Puro” Ureña.
Y así como fue quemando todas las divisiones menores del Saprissa, de igual manera, también estuvo en las distintas categorías inferiores de selección nacional hasta llegar a la sub-23 donde, al parecer, al final no fue convocado porque el entrenador argumentó que estaba lesionado, algo que no era cierto.
La llegada al Municipal de Grecia fue producto del interés de Wálter Centeno, que ya lo conocía.
“Keysher ha trabajado y se sacrificado por alcanzar el sueño de niño. Comenzó a caminar a los nueve meses y desde ese momento empezó a patear un a bola. Nunca se ha apartado de las buenas costumbres y los valores que recibió en su casa”, dice doña Xindy.
En la actualidad, el mismo Fuller confirmó que tenía todo listo para vestirse de rojiamarillo.
“Lo imagino jugando en un club grande europeo. Él ha sacrificado su juventud por ello y tiene las condiciones para competir al más alto nivel”, confirmó.