Como si les hubieran arrancado una parte de su corazón, así se sienten los seres queridos de don Ronald Rodríguez, el señor de 74 años que fue asesinado y enterrado en el patio de su casa en Liberia, al parecer, por su propio hijo.
Así lo contó a La Teja un familiar cercano de Rodríguez, quien pidió que su nombre no fuera publicado, y quien comentó, en medio del dolor tan grande que sienten, que sobran las preguntas y hacen falta las respuestas
“Era muy querido, muchos amigos están muy dolidos y obviamente fue un golpe muy duro para la familia”, dijo el allegado de Rodríguez.
El atroz crimen fue descubierto la tarde del pasado viernes 5 de abril, luego de que el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de Liberia recibió información confidencial de que, al parecer, don Ronald había sido asesinado por su hijo, apellidado Rodríguez Calvo, de 41 años.
LEA MÁS: Caso Kimberly Araya: 48 minutos encierran el misterio de qué pasó con joven mamá desaparecida
“Se solicitó el allanamiento a la vivienda, por lo que los investigadores pudieron notar que había movimientos recientes de tierra en el patio de la casa, por lo que dieron inicio con las excavaciones, lo que les permitió dar con el cuerpo”, detalló el OIJ ese día.
Las autoridades judiciales informaron que no existía ninguna denuncia por la desaparición de don Ronald; sin embargo, varios de sus vecinos estaban muy preocupados, pues tenían tiempo de no saber nada del señor, lo que no era normal.
En cuanto al hijo del señor, este fue detenido ese día por el OIJ y actualmente está cumpliendo seis meses de prisión preventiva.
Gran enojo
El familiar de don Ronald contó que se dio cuenta de su muerte ese viernes, cuando en redes sociales empezó a circular la noticia de que su cuerpo estaba enterrado en el patio de su casa, hecho que se confirmó poco después.
“Para nosotros fue doloroso enterarnos de su muerte, pero fue peor cuando nos dimos cuenta quién lo habría hecho y la forma en la que le quitaron la vida”, agregó.
Al enterarse de que el sospechoso del atroz crimen era el hijo de don Ronald, su ser querido sintió un enojo que nunca había experimentado en toda su vida.
“En el momento que me enteré me puse furioso, como decimos en Guanacaste se me salió el chorotega y yo quería ir a agarrarlo a patadas, pero Dios se encarga de todo, porque no sabemos si es que él tenía algo sicológico o así”, dijo.
Estaba muy contento
Una de las cosas que más le duele al familiar de Rodríguez es que este les había comentado que se encontraba muy contento de estar viviendo junto a su hijo.
“Él en apariencia venía saliendo de la cárcel, yo sé que no fue por homicidio o algo así, pero sí por otra torta que se jaló. Nosotros nos comunicábamos con él (Ronald) por teléfono todos los meses y lo sentía contento de que el hijo ya había salido de la cárcel, pero vea usted la desgracia que fue”.
Hasta el momento, los seres queridos del señor no entienden qué pudo haber pasado entre él y su hijo, pues lo único que han escuchado es que en algunas ocasiones tuvieron discusiones, pero que parecían las normales que se dan entre familiares.
LEA MÁS: Justicia tardó 12 años en alcanzar a “monstruo” que convirtió vidas de sus sobrinas en un infierno
“¿Quién sabe si fue un problema psicológico o algo así?, no entendemos qué pasó. Una versión que escuché es que el muchacho se le puso malcriado y por eso se armó el problema y que luego de eso fue que lo mató”, dijo el ser querido de Rodríguez.
El familiar de don Ronald dijo que pese al enojo que sintió por la atrocidad que le hicieron, él tomó la decisión de no juzgar al sospechoso y dejar todo en manos de Dios.
“Nada más le pido a Dios que tenga piedad de él y lo perdone”.
Muy querido
No solo los familiares de Rodríguez están destrozados por su muerte, todos los vecinos de Curime de Liberia y Filadelfia de Carrillo, su pueblo natal, están de luto, pues don Ronald era muy querido y conocido.
“Él trabajó en el Banco Nacional de Filadelfia por mucho tiempo, creo que luego trabajó en Hacienda El Viejo, en ambos lugares hacía labores administrativas y si no me equivocó su último trabajo fue como chofer de bus en el centro de Liberia, por eso era muy conocido”.
En cuanto a su forma de ser, don Ronald fue descrito por su familiar como un hombre sencillo y de gran corazón, que amaba a su familia y siempre trataba de ayudar a los demás.
“Lo voy a recordar como un buen tío, un buen hermano y un buen padre, por eso es que estamos atónitos en la familia, porque no entendemos qué le pasó a ese muchacho, si él era los ojos de él. Don Ronald también tiene otro hijo y una hija que están muy consternados por lo que pasó”.