Sucesos

Familia panameña se enteró por un fax que su hija fue decapitada en suelo tico

Una venezolana asesinó a una niña de 6 años en un hotel en San José centro

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Don Eliseo Márquez era un taxista panameño y esposo de doña Digna Rodríguez de Márquez, una conductora de buses estudiantiles.

Esta pareja siempre demostró tener un amor muy grande, ya que además de engendrar a cuatro hijos: Róger, Marlene, Mabel y Abdiel, adoptaron a una niña de 2 años que se convirtió en una integrante más de la familia, su nombre era Cristal Out Fernández.

La pequeña fue decapitada dentro de un hotel en el centro San José, Costa Rica la madrugada del 19 de enero de 1997. Su familia se enteró de la tragedia por medio de un fax en el que iba la copia de un periódico costarricense, el cual le dieron a don Eliseo en Panamá, mientras andaba haciendo servicios en su taxi.

“Mi esposo salió a trabajar, cuando regresó traía un papel en el bolsillo, él solo lloraba y lloraba, le pregunté que qué pasó, pero solo lloraba, le quité el papel y este decía: ‘Madre biológica decapita a su hija', fue lo peor que nos pudo pasar.

“Esto es algo de lo que uno no se puede recuperar, era un periódico de Costa Rica. La gente sabía que nosotros éramos los papás adoptivos de la niña y por eso nos dieron el papel del fax”, recordó doña Digna.

Esta mamá adoptiva actualmente tiene 72 años y aún tiene grabadas las últimas palabras que le dijo su hija menor: “¡Mami, no llores que voy a regresar!”.

Lamentablemente Cristal regresó con su familia en un ataúd, la sepultaron en el cementerio de San Martín de Pocora, Panamá.

Su recuerdo permanece vivo en la casa de la familia, la cual en la sala mantiene la fotografía de la pequeña, ellos viven en Tocumen, sector sur de Panamá.

Cristal Out Fernández, una niña holandesa que murió en manos de su mamá, la venezolana Mariela Fernández Dávila. Foto: Archivo GN

Cuatro años de amor terminaron en dolor

Cristal nació en Holanda en 1990, su papá biológico era un holandés y su mamá la venezolana Mariela Fernández Dávila; los padres estaban separados y la mamá había llegado a Panamá donde trabajaba como prostituta, por lo que ella buscó la manera de regalar a su hija.

La familia recibió a la pequeña el 25 de enero de 1993, junto con su pasaporte y con una carta firmada por Mariela Fernández, quien en ese momento tenía 22 años y aseguraba que regalaba a su hija al hogar Márquez, además se comprometió a enviar mensualmente $100, pero el dinero nunca lo mandó, se desentendió que tenía una niña.

“En 1993 además de manejar buses de estudiantes, trabajé de cajera en el restaurante del hotel Montreal en Panamá, Mariela estaba hospedada ahí, llegó al restaurante y me dijo: ‘¿usted quiere una niña?‘, le pregunté que si la estaba regalando y me dijo que sí, yo agarré a la niña, me la traje para la casa, hice un papel donde ella me la entregaba, para ese tiempo la niña casi no hablaba”, mencionó la madre adoptiva.

Los recuerdos de la pequeña permanecen vivos en el humilde hogar de Panamá. Foto: Archivo GN

La pequeña sintió el cariño de su familia panameña y comenzó a crecer en el seno de un hogar muy humilde, pero trabajador, pasaron cuatro años junto y Cristal estaba en el kínder.

“Era una niña muy espabilada, siempre andaba saludando, ella nos amaba y nosotros a ella”, recordó doña Digna.

El matrimonio le dio a este chiquita lo mismo que a sus otros cuatro hijos, pero la alegría del hogar fue arrebatada el lunes 13 de enero de 1997, cuando Mariela Fernández volvió a aparecer en casa de la familia panameña, exigiendo que le devolvieran a su hija, quien ya tenía 6 años.

“Mariela apareció en Panamá, me dijo que le prestara a su hija, que ella quería dormir con ella en un hotel, le dije: ‘¿Por qué en un hotel?, aquí hay cinco camas y se pueden quedar en la casa', pero ella me decía que no”.

“Yo esto lo vi muy raro y me llevé a la ‘bebi’ (Cristal) para otro lugar, pero mi esposo me dijo, ‘no, esto lo vamos arreglar en el Tutelar de menores, regresemos’, cuando iba de regreso, por una zona que se llama Felipillo se me puso un carro adelante y otro atrás, me detuvieron y me trajeron al cuartel (delegación policial) y me quitaron a mi hija, la niña la dejaron custodiada en un sitio de niños.

“En un principio una jueza me dijo que yo ganaba este caso porque la chiquita tenía con nosotros muchos años; a mí me dejaron irme para mi casa pero la ‘bebi’ se quedó ahí”.

A la familia Márquez le preocupaba la actitud de Mariela, presentían que algo malo podía ocurrirle a la chiquita. La mamá biológica llevó el caso hasta un juzgado canalero y la jueza panameña, Rosenda Sarmiento, le concedió a la venezolana la custodia de Cristal el viernes 17 de enero, a las 9 a.m., desde ese momento inició una pesadilla para la familia canalera.

El sábado 18 de enero de 1997, la venezolana sacó a la niña de Panamá por la frontera de Paso Canoas y llegaron a San José en un bus la madrugada del domingo, apenas se bajó buscó un taxi y pidió que la llevaran a un hotel barato, pero que tuviera bañera en la habitación.

Mariela y Cristal se hospedaron en la habitación 11 del hotel Venecia, en el centro de San José, ese domingo en la madrugada Mariela decapitó a su hija.

Pocas horas después, Mariela salió del hotel bañada y con dos bolsas, buscó otro taxi y pidió que la llevaran a la parada de buses de Cartago.

Se fue para Orosi de Cartago y al bajarse frente a la plaza de deportes caminó hasta donde un tercer taxista, de nombre Alejo Berrocal, a quien le pidió que la llevara hasta un botadero para deshacerse de dos bolsas de basura.

Las autoridades buscaron el cuerpo de la niña en Calle Sánchez de Orosi, Cartago en los alrededores del río Macho. Foto: Archivo GN

El taxista la llevó hasta calle Sánchez de Orosi para que tirara las bolsas en los alrededores del río Macho.

Don Alejó agarró una bolsa para ayudarle y la sintió muy pesada, además en el fondo se sentía que lo iba estaba tibio, desde ese momento comenzó a sospechar que se trataba de un cadáver y fue él quien alertó a la policía de la localidad.

La policía detuvo a Mariela Fernández cuando iba caminando por Orosi.

En 1997 una gran cantidad de personas, algunos trabajadores judiciales se reunían alrededor del OIJ cuando sacaban a la mamá de la chiquita. Foto: Archivo GN

Mujer trabajó como carnicera

Doña Digna cuenta que la venezolana trabajó en una carnicería antes de dedicarse a la prostitución.

La mujer fue condenada el 4 de diciembre del 1997 a 35 años de cárcel por el homicidio de su hija, el 12 de diciembre del 2003 la repatriaron a su país para que terminara de cumplir la condena en su tierra natal.

Mariela Fernández Dávila, de pelo corto, fue condenada a 35 años de cárcel por el homicidio de su hija, el 12 de diciembre del 2003. Foto: Archivo GN

El papá adoptivo de Cristal, don Eliseo, murió en el 2008 de cáncer de colon. Antes de morir la pareja panameña perdonó a la venezolana por quitarles a la pequeñita.

La razón del por qué mató a la chiquita nunca fue confirmada por las autoridades, en apariencia la venezolana dijo que ella necesitaba renacer y sacrificó a su hija para rejuvenecer.

“No me explico qué fue lo que le hizo la ‘bebi’ (Cristal) para tener que decapitarla”, dijo la madre adoptiva.

Cristal Out fue velada en la seda de la Cruz Roja en San José, la despidió una gran cantidad de ticos. Foto: Archivo GN
Alejandra Morales

Alejandra Morales

Bachillerato en Periodismo en la Universidad Internacional de las Américas y licenciada en Comunicación de Mercadeo en la UAM. Con experiencia en temas de sucesos y judiciales.

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