El próximo 26 de marzo se cumplirán cuatro años de la muerte de la cocinera Leyla Agüero Espinoza, de 43 años, quien habría sido asesinada de tres balazos por su expareja, un hombre de apellidos Céspedes Abarca, de 55 años.
Desde ese trágico día, su familia, especialmente sus dos hijas, quienes actualmente tienen 8 y 16 años, han esperado que se haga justicia, pero esa espera no ha hecho más que alargarse.
Stefannie Godoy, sobrina de doña Leyla, nos contó que el juicio por el homicidio de su tía ha sido suspendido en tres ocasiones, la más reciente en enero de este año.
“Primero lo suspendieron en julio del año pasado porque supuestamente no había fiscal, después estuvo para setiembre y lo suspendieron de nuevo, y ahora que estaba para enero otra vez pasó lo mismo, esta vez por una incapacidad del abogado de él (sospechoso)”, dijo Godoy.
Desde que su tía fue asesinada, Stefannie es la que se ha encargado de luchar para que el caso no sea olvidado y aseguró que no descansará hasta que el responsable del atroz hecho sea castigado.
Gritos de ayuda
El homicidio de doña Leyla ocurrió la mañana del domingo 26 de marzo del 2017, dentro la casa en la que vivía en Las Palmas, en Los Guido de Desamparados.
Godoy contó que su tía estaba separada de Céspedes y tenía dos años de vivir en la zona sur con sus hijas, pero tuvo que regresar a la capital para trabajar en la soda La Comilina, en avenida 10, pues necesitaba platica para pagar la graduación de sexto grado de su hija mayor.
“Ella dejó las dos niñas allá (en la zona sur) con mi abuelita y se fue para San José, y él como medida de presión fue y se trajo a las chiquitas. Le dijo a mi tía que hizo eso para que ella no se fuera de nuevo”, explicó Godoy.
Stefannie recordó que un día antes de la tragedia, Leyla le contó a su mamá que Céspedes, habría abusado de ella mientras la amenazaba con una pistola. La mamá de Godoy le dijo que no volviera a esa casa y que el lunes iban a poner una denuncia.
La mañana del domingo fue cuando Céspedes, aparentemente, atacó a Leyla, cuyos gritos de ayuda fueron escuchados por sus familiares.
“Ella (Leyla) empezó a llamar a mi hermano, que le dicen Guri, decía: ‘Guri, ayúdeme, ayúdeme’, pero él ya se había ido a trabajar, solo quedaba mi otro hermano y las esposas de ellos, que se fueron a ver qué pasaba.
“La esposa de mi hermano menor se asomó por un huequito de la entrada y vio que la cadena del portón estaba forzada, por ese mismo agujero vio al tipo con el arma, luego él se fue para más adentro y se escucharon tres balazos seguidos, poco después sonó el cuarto que fue cuando él se disparó”.
Doña Leyla murió horas después en el hospital San Juan de Dios, mientras que el sospechoso sobrevivió al balazo en la cabeza, pero perdió parte de la visión.
Extrañan a mamá
Godoy dijo que las dos hijas de Leyla son muy valientes, pues pese a todo lo ocurrido han salido adelante, aunque no hay ni un solo día en el que no piensen en su mamá.
“La pequeñita dice que la mamá está en el cielo, pero no sabe mucho más, porque se ha tratado de mantenerla al margen de lo que pasó, pero la grande sí, de hecho cuando a la mamá le dispararon y la sacaron en la camilla ella todo eso lo vio”.
Stefannie contó que parte de su lucha por obtener justicia para su tía se debe a una petición que le hizo la hija mayor de Leyla.
“Cuando yo la llevé donde mi tío para entregársela, porque ese siempre había sido el deseo de mi tía Leyla si ella llegaba a faltar, la chiquita me dijo, ‘por favor le voy a pedir que no deje eso de mi mamá así, luche siempre’. Entonces ella apenas habla con mi mamá siempre le pregunta cómo va el caso”.
Trago amargo
En medio del dolor que la familia siente por la muerte de Leyla, también deben hacerle frente a la angustia de que el caso parece que nunca va a llegar a juicio.
“Para nosotros esto ha sido un trago amargo, la zozobra, nosotros queremos que este ciclo se cierre para que ya se haga justicia, porque estamos cansados de ver cómo las autoridades juegan con la vida de una persona”.
Otro golpe para los seres queridos de Agüero es el hecho de que Céspedes está libre, pues solo tuvo que cumplir un año con la medida de casa por cárcel.
“Viera lo difícil que fue ir a los dos juicios que fueron suspendidos y verlo a él ahí como si nada, en una pura risa”, confesó la sobrina de la víctima.
Stefannie dijo que en más de una ocasión ha sentido ganas de darse por vencida, pero el recuerdo de su tía y el anhelo de justicia de sus hijas le devuelven las fuerzas.
“Ella soñaba con tener su casita propia e irse a vivir cerca de mi abuela, porque ellas dos tenían muchos planes juntas, como abrirse un negocio de comidas porque las dos eran muy buenas para cocinar. A la fecha mi abuela la llora montones”.
Según Godoy, hasta el momento las autoridades no han establecido una nueva fecha para el juicio.