José Campos, experto en montaña, denunció en su cuenta de Facebook su preocupación por la falta de personal para atender una emergencia en el parque nacional Chirripó, esto después de que él visitó el lugar y le tocó hacerle frente a una situación delicada de un visitante.
Campos es conocido por ser el líder del grupo de búsqueda internacional de avión argentino TC-48, además de tener amplia experiencia en rescate y atención todo tipo de emergencias.
Don José nos contó que visitó el Chirripó del 19 al 21 de julio con su amigo Marcos Pérez, quien es voluntario de la Cruz Roja.
“El 21 de julio me vi inmerso en una situación de esas que uno no se la desea a nadie ni se la espera. ¡Y eso que yo he estado en más de una de esas situaciones que espantan! A eso de las 2 a.m. me despierta de mi profundo sueño, alarmado y asustado, mi compañero de aventuras y montañista don Marcos Pérez, porque alguien en el cuarto contiguo está teniendo alguna emergencia. Parecía un infarto al otro lado de la pared. Así se escuchaba”, recordó.
Los dos se levantaron y corrieron donde sus “vecinos”, a quienes les indicaron tener conocimientos en primeros auxilios.
“El paciente era un hombre de 67 años con un problema de niveles bajos de azúcar en sangre. A esa hora se despertó de una pesadilla y estaba desubicado, no podía hablar, no reconocía a sus familiares, casi no se podía mantener en pie y tenía alguna dificultad para respirar”, relató.
El señor, llamado Miguel, fue estabilizado por Campos y Pérez, después de que le realizaron algunas maniobras básicas de atención.
“En medio de la emergencia, los familiares y yo mismo tratamos de localizar a los encargados o responsables de la administración o recepción del parque y nunca, nunca, nunca pudimos encontrarlos. Tocamos y pateamos puertas y gritamos en todas las puertas que pudimos, y nada. Nunca supimos dónde duermen los funcionarios, ni logramos que se despertaran”, dijo.
El montañista aseguró que en un rótulo en la recepción hay un número para emergencias, al que ellos llamaron para alertar de la situación.
“El teléfono empezó a sonar, estaba ahí mismo en la recepción. ¡Un teléfono de emergencias donde no había nadie que lo contestara! En su desesperación, la hija de don Miguel llamó al 911 y la operadora de ese momento, que ni siquiera sabía dónde está el Chirripó, le dijo que ya iba a coordinar con la Cruz Roja, cosa que nunca supimos si hizo o no, al menos nadie devolvió la llamada”.
Don José asegura que ellos tienen claro que la respuesta en un sitio de esos jamás va a ser rápida, pues la base a Crestones está como a cinco u ocho horas de la entrada, dependiendo del paso de cada persona.
“Al buscar desesperadamente algún tipo de equipo de emergencias en la zona de carga, la recepción, cocina, tienda y en otros lugares, solo había dos férulas largas de espalda con un único collar cervical, no había un botiquín visible ni a la mano, no hay equipos de diagnóstico básico o algún cilindro de oxígeno ni mucho menos un DEA (Desfibrilador Externo Automático). Si la emergencia médica de don Miguel hubiera sido algo más grave, posiblemente no hubiéramos podido salvarlo”, comentó con preocupación.
Campos ha participado en grandes emergencias y aseguró que cuenta esta vivencia debido a su preocupación tras vivir en carne propia que, en un sitio tan lejano y con tanta cantidad de turistas, no haya una brigada de emergencias.
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“Este no es un hecho aislado, apenas el sábado 16 de julio, solo cinco días antes de mi historia del Chirripó, allá en el volcán Barva, en Heredia, murió un joven turista por ‘aparentes convulsiones’. Me quedo pensando en la respuesta que tuvo esa emergencia. Y nunca podremos olvidar la muerte, en mayo del año pasado, de la nutricionista Marialis Blanco, de 37 años, en el cerro Ventisqueros, en el mismo parque nacional Chirripó, caso en el cual la respuesta de búsqueda y rescate fue un absoluto desastre en términos de inoperancia y efectividad”, aseguró este instructor internacional de rescate con cuerdas.
Campos asegura que se siente lleno de dudas.
“Ese día la ambulancia no llegó, ni siquiera horas después. Yo quisiera saber quién tiene que responder, qué capacidad o capacitación tienen para responder. ¿Qué equipos tienen para atender emergencias? ¿Hay apoyo o coordinación con algún helicóptero? ¿Cuál es el plan o procedimiento ante un situación de emergencia? En fin, me parece que los altos costos y algunos trámites absurdamente burocráticos para visitar un parque nacional no van de la mano con las garantías de seguridad, atención de emergencias ni rescate que estos lugares deberían tener. Esta vez lo viví en primera fila y no me gustó”, concluyó el instructor de rescate en montaña, cartografía, supervivencia en selva, graduado con honores en búsqueda y rescate de la Fuerza Aérea en Estados Unidos.
Nunca
Miguel Villalta (no es el mismo de la emergencia) ha visitado el Chirripó en tres ocasiones y él aseguró que nunca ha visto a nadie de una brigada.
“Hasta donde yo sé, no hay brigada de emergencias o así, en realidad nunca me había puesto a pensar qué pasa si uno se siente mal. Claro, yo trato de chequearme cuando voy, pero uno sabe que las emergencias pasan, esperaría que la Cruz Roja llegue y que no sea tan grave, porque es un lugar complicado en acceso”, dijo Villalta.
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Un informe
En La Teja le preguntamos sobre el asunto, por medio de correo electrónico, al Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC), encargado de administrar el parque.
Ellos respondieron que “están preparando un informe” sobre lo ocurrido ese día y también quedaron en informarnos quién atiende una emergencia de primero en el Chirripó. Eso lo preguntamos el domingo y don Ronald Chan, director regional del área de conservación La Amistad-Pacífico, prometió una respuesta. A esta hora no la hemos recibido.
La Cruz Roja de Pérez Zeledón es normalmente la que responde a emergencias en el cerro más alto del país.