Siete marcas de licor, envenenadas con metanol, se convirtieron en asesinas en potencia con un solo trago, por lo que las autoridades siguen luchando para sacarlas de circulación.
Hasta este domingo 45 personas han sido atendidas y 20 de ellas (15 hombres y 5 mujeres) han fallecido.
Los licores que las autoridades han detectado que contienen metanol son Gran Apache, Aguardiente Estrella Roja, guaro Montano, aguardiente Barón Rojo, aguardiente Timbuka, aguardiente Molotov, y aguardiente Sachetto.
Dichos “bombazos” tienen etiquetas de que son hechos en Nicaragua, pero para la Policía de Control Fiscal fue alguna de las organizaciones dedicadas en Costa Rica a adulterar licores desde hace varios años la que habría alterado un lote importante de botellas a puro metanol y agua. Es decir, veneno puro.
El Ministerio de Salud, de forma contundente, anunció que es prohibida la venta de cualquiera de estas marcas en los comercios, pues para las autoridades es imposible determinar cuales botellas tienen metanol y cuales no, eso solo lo determinan los análisis de laboratorio.
La mayoría de los licores en los que hay alerta tienen 30% de alcohol, el equivalente a mandarse casi seis birras de 5 grados de alcohol. Solo el Timbuka tiene 35%.
El guaro Gran Apache conocido como “El Espíritu de los fuertes” viene en una botella transparente de 335 ml.
La otra pacha mortal es el Aguardiente Estrella Roja, un quemonazo para la garganta. El envase tiene una estrella con una corona y también es de 30 % de alcohol.
El guaro Montano viene en una botella más estilizada, con una llamativa etiqueta entre plateada tornasol, es hecho en Nicaragua pero en la etiqueta dice Original for Costa Rica (original para Costa Rica).
Mientras que el aguardiente Barón Rojo trae un piloto en la etiqueta y es de 330 ml.
El aguardiente Timbuka es uno de los más populares, es el que e se conseguía en los comercios con más facilidad. Viene con una etiqueta de color rojo.
Otra de las bombas es el aguardiente Molotov, la etiqueta es roja y trae un par de águilas negras con corona.
Y por último el guaro Sachetto viene en una botella tipo burbuja, la etiqueta es anaranjada con plateado y tiene una pirámide.
Los precios de estos licores rondan entre los ¢300 y ¢750 el precio depende de en cuánto los deja el proveedor.
El director de la Policía de Control Fiscal, Irving Malespín, aseguró este domingo que no han decomisado más botellas, el recuento es de 38 mil.
En una resolución que fue publicada en La Gaceta el miércoles pasado quedó prohibida la venta de estas siete marcas de tapis.
Los comercios que vendan estos licores podrían cerrarlos o quitarles los permisos de funcionamiento, la misma situación le pasaría a los dueños o administradores de lugares en los que se almacene, embotelle, o comercialicen guaros e impidan el acceso a las autoridades de salud. La sanción también aplica para quienes etiqueten o pongan los registros sanitarios con datos falsos.
Todas las botellas que las autoridades encuentran van a ser decomisadas, y Salud las mandará al Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (Inciensa).
En la región sur de San José es donde las autoridades han hecho más decomisos.
La Teja entrevistó al dueño de una licorera en un barrio marginal de Desamparados, él es de apellido Castro, y pidió no publicar el nombre de su negocio. Aseguró que en el pasado ha vendido dichos productos.
“Nosotros nos asustamos mucho cuando vimos lo que estaba pasando, aquí yo vendía Timbuka y Molotov, porque son baratos, cuestan menos de cinco tejitas, pero cuando se dio la alerta teníamos cinco botellas en total y las botamos, yo soy respetuoso de la ley, nosotros le compramos al mismo proveedor de toda la vida, pero uno no sabe, el problema es que ese tipo de guaro que nosotros llamamos súper lija es lo que la gente de poco recurso, como el indigente o mucho nicaragüense busca, porque pasan todo el día pidiendo monedas y al final eso es lo que les alcanza, incluso las empresas que los traen se han visto afectadas, uno oye a los vendedores. Verá que van a salir más marcas adulteradas porque anda mucho mañoso en eso", denunció Castro.
El comerciante aseguró que a su negocio llegan muchos indigentes, y que por lo menos la semana pasada, dos de ellos le preguntaron si era cierto que había gente enferma por tomar lija.
“Yo les expliqué y se asustaron mucho, incluso unas vecinas que ayudan anduvieron advirtiéndoles, pero el problema es que a ellos cuando están ya tomados les dan lo que sea y se lo toman, es muy peligroso esto que está pasando porque aquí a mí me han traído botellas con etiquetas que solo uno que ya tiene experiencia de años sabe que le están tratando de meter gato por liebre, pero la gente común no, y hay que ser muy responsable porque ya son demasiadas las personas que han muerto”, comentó.