Rubén Chamorro aún recuerda las últimas palabras que le dijo su pequeño hijo, Josué Chamorro Meza, de 12 años, antes de que una terrible tragedia los separara para siempre.
Esa conversación entre padre e hijo se dio por medio de una llamada telefónica, en la que este papá le pidió a Josué que se cuidara en el río Sarapiquí, el mismo que pocas horas después le quitaría la vida.
“Yo presentía algo, porque yo llamé a mi hijo a las 11 a.m. y él me contestó, me dijo que estaba almorzando, entonces le dije que no se metiera en lo hondo, porque él no sabía nadar y me dijo: ‘Papá, está bien’, eso fue lo último que hablamos”.
La tragedia que tiene a Rubén y a su familia con el corazón hecho pedazos ocurrió la tarde del pasado domingo 23 de marzo, en Puerto Viejo de Sarapiquí, durante un paseo que el menor realizaba con la familia de un amigo en ese lugar.
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De acuerdo con la versión que manejan las autoridades, al parecer, el menor se estaba bañando en el río cuando en un momento dado fue arrastrado por la corriente.
La Cruz Roja inició una intensa búsqueda esa misma tarde, pero no fue hasta la mañana de este lunes que los rescatistas dieron con el cuerpo del niño.
“Él era mi angelito, usted no me lo pregunta, pero desde el domingo no he podido dormir bien, no he comido, porque él era un tesoro que me arrancaron del corazón, todos los días lloro al recordarlo, solo Dios me da la fortaleza para seguir”, contó el padre.
Era amante de la Liga Deportiva Alajuelense, él era un liguista de corazón”.
— Rubén Chamorro, papá de Josué.
Paseo con amigo
Rubén contó que un amiguito de Josué, quien prácticamente se crió con él, le pidió que lo acompañara a un paseo a Puerto Viejo de Sarapiquí, pero a este papá no lo convencía la idea.
“Yo le dije que no, porque no había gente mayor responsable que me dijera a mí que lo iban a cuidar, además de que mi hijo no sabía nadar”, recordó.
El pasado sábado, la esposa de Rubén se encontró con el padrastro del amigo de Josué y este los convenció de que dejaran que su hijo los acompañara, pues ese hombre les dijo que él cuidaría al menor para que nada le pasara.
El día de la tragedia, tras esa primera llamada que tuvo con su pequeño, trató de llamarlo de nuevo, pero su hijo no le respondía, por lo que la preocupación empezó a apoderarse de él.
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“A las 4:30 p.m. le escribí a la mamá del amiguito de él para preguntarle cómo estaba Josué, pero ella tampoco me respondió. Mi esposa se dio cuenta por otra persona que la llamó de ese lugar para decirle que mi hijo había fallecido”, contó Chamorro.
Rubén dice que la triste muerte de Josué fue un golpe muy duro para toda su familia, especialmente para su otro hijo de 8 años, que no para de llorar preguntando por su hermanito.
Liga le dio una última alegría
Para el pequeño Josué no había equipo más grande que su amada Liga Deportiva Alajuelense, pese a su corta edad el chiquito era un aficionado de hueso colorado.
La noche de este pasado sábado, el equipo de sus amores le dio un última gran alegría, al coronarse campeón del torneo Copa, al derrotar a Puntarenas.
“Él sábado me dijo: ‘Papá, viste, salimos campeones contra Puntarenas. Él quería la 31, pero lastimosamente no podrá celebrarla, porque Diosito decidió llamarlo antes. Era un verdadero manudo, un liguista envenenado, yo lo llevaba mucho al estadio con mi otro hijo, de 8 años, y le encantaba, se sabía todas las canciones”, contó.
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Rubén también contó que su hijo inició el sétimo grado este año en el Colegio Instituto de Alajuela, lo que lo tenía muy emocionado.
“Estaba muy contento, porque uno de los tantos sueños que tenía era convertirse en profesor en física o entrenador de fútbol, tenía muchas metas. Era un bello hijo, un chiquito obediente, estudioso, muy amable con los amiguitos, colaborador con la escuela, incluso salió de Juan Santamaría el año pasado”, dijo chamorro.
A mí me van a quedar de recuerdo de él las dos camisitas que usaba del Instituto de Alajuela”.
— Rubén Chamorro, papá de Josué.
Otro de los grande sueños del pequeño Josué era seguir los pasos de uno de sus tíos y viajar a Estados Unidos, pero más allá del anhelo de conocer ese país, el chiquito tenía un noble propósito.
“Tenía demasiados sueños, nos decía que cuando estuviera más grande se iba a ir a los Estados Unidos a trabajar, para así mandarnos platita para ayudarnos”.