Donald Peter Hayes, de 77 años, era un estadounidense que amaba la naturaleza y eso fue lo que lo enamoró de Costa Rica, país en el que se mantuvo los últimos 35 años.
Sin embargo, la paz que encontraba en suelo tico se transformó en fatalidad, tras ser atacado por unos antisociales, quienes le robaron lo más preciado: su vida.
Donald sufrió una muerte cruel y dolorosa, su familia ahora pide justicia.
De acuerdo con las autoridades y su hija Melissa Norwood, la víctima fue atacada el martes 9 de abril anterior a balazos y puñaladas en su casa, en Pavones de Golfito, en la zona sur del país.
Donald se mantuvo luchando por su vida, pero el miércoles 22 de mayo anterior falleció en el Hospital San Juan de Dios.
“Mi papá fue atacado en su casa en Costa Rica. Fue atacado y apuñalado dos veces por la espalda mientras huía. Tenía heridas punzantes y un pulmón contraído que se estaba llenando de líquido. El pulmón se infectó y se convirtió en neumonía.
“Desde el viernes 17 de mayo, el médico dijo que estaba mejorando y posiblemente le darían de alta. Pero tomó un giro para peor, su cuerpo estaba muy débil por estar tanto tiempo en el hospital, luchando contra la infección y el edema. Tuvo múltiples ataques al corazón y no pudieron salvarle. Finalmente, fue asesinado”, informó Melissa Norwood.
El OIJ busca a los sospechosos, la única pista hasta el momento es la ropa que en apariencia usaron los delincuentes y que dejaron en la cercanías de la casa.
“Los sospechosos se dieron la fuga, llevándose la billetera con las tarjetas, dinero en efectivo, una pantalla de televisión y un teléfono celular”, detalló el OIJ.
La ropa que dejaron botada es un suéter rojo y una gorra de Bob Marley.
Si usted tiene información sobre los responsables de esta tragedia puede comunicarse a la línea confidencial 800-8000-645 del OIJ.
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Decía que tenía amigos
Melissa detalló que su papá se dedicó a los negocios en suelo tico; sin embargo, en los últimos años ella le dijo a su papá que vendiera todo.
“Le encantaba surfear. Amaba la naturaleza. Le encantaba la aventura. Y esto significa que naturalmente se enamoró de la belleza de Costa Rica y siguió una vida allí, dentro y fuera, durante más de 35 años.
“Aprendió un poco español y sorprendentemente se las arregló para llevar a cabo negocios allí, comprando y vendiendo propiedades, salvando la selva tropical y siempre trabajando duro en su próximo proyecto.
“Cuando empecé a decirle, hace años, que era hora de vender todo y optar por una vida más simple como turista allí, en lugar de residente, me dijo: ‘Pero Missy, ahí tengo amigos’”, detalló la hija.
Cualquier información es valiosa para la familia, que solo busca justicia por Donald, quien amó Costa Rica.