Los integrantes de la familia Hernández Muñoz se han convertido en víctimas inocentes de la maldad que aflora en Costa Rica.
En solo siete años han despedido al papá y a uno de sus hijos víctimas de balaceras.
El homicidio más reciente es el del universitario Michael Andrés Hernández Muñoz, de 22 años, a quien le quitaron la vida luego de recibir varios tiros la noche del jueves 13 de abril del 2023.
Michael murió frente a una vivienda en Matapalo de Sámara, en Nicoya de Guanacaste.
Un familiar, quien pidió proteger su identidad por temor a represalias, asegura que su ser querido estuvo en el lugar y hora equivocados cuando ocurrió el ataque, el muchacho andaba paseando y no conocía a los lugareños, solo a otros parientes que lo acompañaban.
“Estaba donde no tenía que estar, fue muy inocente, nos dijeron que escucharon motos en esa zona y todo el mundo salió corriendo y él no se movió porque no entendía qué era lo que estaba pasando, fue cuando recibió los impactos de bala”, mencionó.
El OIJ señaló que Michael murió en el sitio.
“Parece que él estaba con otros sujetos frente a una vivienda, al parecer, andaban de paseo en la zona y fue en ese momento que pasó por el sitio una motocicleta en la que viajaban dos hombres, quienes le dispararon en múltiples ocasiones”, detalló la oficina de prensa del OIJ cuando confirmaron el homicidio.
A Michael no se le conocía problemas, él era un universitario de la carrera de Administración de Empresas y además trabajaba.
Trascendió que era oriundo de Limón, estuvo viviendo en Pérez Zeledón y Tibás.
Este muchacho es recordado como un joven alegre, dinámico, deportista, inteligente y luchador porque siendo un niño sufrió el dolor de ver como unos desalmados le quitaron a su papá, Marconey Hernández Quirós, en circunstancias similares.
Los responsables de la muerte de Michael están en fuga.
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Revivir el dolor
El homicidio del universitario removió el dolor en esta familia, quienes revivieron el trauma de hacía siete años cuando también le quitaron de una manera violenta la vida a Marconey.
Incluso, recordaron que Michael estuvo cerca de su padre cuando lo mataron y pese a ese dolor el muchacho le hizo frente a su vida y contaba con muchos planes.
“Fue volver a revivir todo, se sepultaron en la misma bóveda en el cementerio de Limón centro”, señaló la persona allegada.
Marconey era soldador y el mortal ataque sucedió la noche del martes 12 de julio de 2016, en Villa del Mar I, en Limón, dentro de su vivienda y al frente de su familia, incluido su hijo Michael, quien para ese momento tenía 16 años.
Marconey fue víctima de robo cuando unos hombres entraron a su casa, le exigieron a Marconey que les dijeran dónde guardaba el dinero mientras encañonaban a su esposa y tres hijos.
A Marconey le dispararon en el pecho y las piernas, las heridas le provocaron la muerte en el hospital Tony Facio de Limón.
Las autoridades judiciales afirmaron que Marconey tampoco tenía antecedentes. La investigación determinó que fue víctima inocente de la banda de Dinier Estrada conocido como Ojos Bellos.
“Los sujetos ingresaron vestidos de policías, armados y con insignias del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) a la casa de un empresario ubicada en Villa del Mar, en las cercanías de Moín, dentro de la vivienda robaron pertenencias de la víctima identificada como Marconey Hernández Quirós, y lo asesinaron en la sala frente a su esposa e hijos. Una tableta electrónica robada le fue decomisada a Dinier Estrada tiempo después”, dijo la Fiscalía.
A Ojos Bellos lo condenaron a 309 años y seis meses de cárcel, por seis homicidios cometidos en el 2016, cinco tentativas de homicidio, cuatro por asociación ilícita, cinco por robo agravado y seis meses por receptación. No obstante, este sujeto ha recibido otras condenas por otro homicidios cometidos en otras fechas.
Pese al dolor de perder a dos de sus seres queridos, la familia se refugia en Dios y ruega para que se rompan las cadenas de sufrimiento contra ellos que son víctimas inocentes.