El empuje, el talento y hasta el amor que el delantero caribeño Jorge White tenía por su querido Limón sin duda es algo que extrañan en la grada del Juan Gobán.
Por estos días que la Tromba marca un paso arrasador en la cuadrangular final del torneo de Verano 2017 con un inicio de película al golear 5-1 a Saprissa hace ocho días es inevitable que más de un aficionado y hasta miembros del cuadro verdiblanco recuerden a esta gloria.
La forma en cómo partió genera un dolor desgarrador en el corazón de cualquiera.
White figura como uno de los futbolistas más habilidosos que ha parido el Caribe de nuestro país.
Su luz se apagó de repente hace 20 años, el 29 de marzo de 1997 que cayó Sábado Santo, cuando disfrutaba de su retiro como jugador.
Al mediodía el pueblo caribeño sufrió uno de los golpes más rudos al enterarse que el atacante falleció al ahogarse en una poza en el río Vizcaya por tratar de ir a recogerle una pelotaal agua a una sobrina.
En ese momento le dio un calambre y se hundió. Nadie pudo salvarlo.
La sombra de este grande sin duda impulsa al equipo en estos momentos.
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Aviso de la desgracia
Jorge se fue de paseo esa mañana del 29 de marzo con su esposa, Lidia Obando; sus sobrinos Shantell, Shahim, Diego y Joselyn y sus hijos Aisha y Fabián.
"Él estaba ese sábado (29 de marzo de 1997) temprano planeando las lecciones del lunes que era el regreso a clases de Educación Física. Pasó a casa de mi mamá y le dijo que estaba resfriado y que no se sentía bien. Al rato todos se montaron en el carro, yo me despedí y me metí a la casa", recordó Delrita, hermana del ariete.
Su hermano Francisco White nos contó que ese día lo vio como a las 11 a. m. y le preguntó qué iba a hacer a lo que Jorge le contestó: "Usted sabe que a mí no me gusta salir en Semana Santa, pero voy porque llegó Luis (otro de los hermanos) de San José".
El destino final era el río Vizcaya adonde llegaron poco antes del mediodía, almorzaron y disfrutaron de la playa hasta que la bola de la pequeña Joselyn, una de sus sobrinas, cayó al río. Jorge se fue por ella y nunca más regresó.
"Estuvo sumergido como 20 minutos porque no encontrábamos el cuerpo, estaba prensado con algo. Cuando apareció ya era muy tarde", recordó su hija Aisha entre lágrimas.
Otra que lo acompañaba ese día era su sobrina Shantell Mc Bean, quien para entonces tenía 12 años y su tío era su figura paterna.
"Recuerdo que cuando lo sacaron al cuerpo aún se le movía el estómago, como de espasmos. Ahora comprendo que eran movimientos involuntarios, pero esa imagen no se me borra de la mente", explicó.
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Una vecina que también andaba de paseo llamó a Delrita para avisarle, pero la noticia ya había corrido como pólvora entre los limonenses que no podían creer que su ídolo los había dejado.
Paula, hermana menor de Jorge, recuerda que ese día aún no sabía la noticia, fue a la pulpería y todo el mundo se le quedaba viendo y comentaba algo, pero nadie se atrevió a decirle, luego comprendió de qué se trataba.
"Pensé que podía ser una confusión, porque para entonces había otro Jorge White. Yo le pedía a Dios que fuera ese, pero lamentablemente no fue así", recordó Paula.
Al funeral asistió todo el pueblo limonense. Familiares, amigos y estudiantes fueron a despedirlo.
"Nos sentimos agradecidos porque aún vive en la memoria de muchos, eso demuestra lo buena persona que fue, siempre se preocupó por la niñez y ayudó a muchos indigentes", comentó su hermano Francisco.
Siempre pendiente
El conjunto caribeño tiene una nueva posibilidad de superar lo alcanzado por el representativo de 1981, que obtuvo ese año el subcampeonato de la máxima categoría de Tiquicia.
White formaba parte de la planilla de Liga Deportiva Alajuelense en ese momento y no pudo ir al estadio para ser testigo de la historia que protagonizaron los dirigidos por LeRoy Lewis.
"Él estaba en San José, pero nos llamó para preguntarnos cómo le había ido al equipo y cómo estaba el ambiente por acá. Estaba muy contento", comentó su hermano Francisco.
Aunque militó con Cartaginés, Alajuelense, Guanacasteca, Puntarenas y San Carlos en la primera división, White siempre tuvo muy presente el verde y blanco de su querido Limón con el que llegó a Primera. Incluso jugó en el Motagua de Honduras.
Atacante pícaro
White Hooker nació el 12 de diciembre de 1956, se formó en las ligas menores del equipo del Colegio Diurno de Limón, bajo la dirección de Mario Bourne (qdDg) y pese a su picardía y calidad técnica su llegada a Asodeli, en 1975, se dio de manera curiosa: lo vendieron junto a sus amigos Rodolfo Mills y José Tenorio por cinco años a cambio que el conjunto les donara los uniformes para el equipo del cole.
Sin duda el “precio” valió la pena, pues en poco tiempo el delantero derecho pagó con goles su valor.
Algunos pepinazos le permitieron meterse en la historia como el que le clavó el 30 de marzo de 1980 a Surinam con la Sele, que nos clasificó a la primera Olimpiada, la de Moscú ese mismo año.
Además escribió su nombre en los libros de estadística al convertir el primer gol de Costa Rica en una Olimpiada. Él metió el primero de los dos tantos con los que nuestro representativo patrio perdió ante Yugoslavia en Moscú (3-2).
Otra de sus joyas fue la que les dio el título a los manudos, en 1980, ante Herediano cuando le robó el balón a Carlos Watson, actual técnico de Saprissa.
White se retiró con Asodeli en 1988, después de regresar de Honduras. aunque solo jugó tres partidos y lo expulsaron en un encuentro ante la Liga.
Saprissa hizo su segundo intento por hacerse con sus servicios, pero el futbolista le dijo nuevamente que no, que se retiraría con el equipo de sus amores. El primer intento fue en 1980 cuando el caribeño eligió fichar con la Liga por afinidad de su familia con los rojinegros.