Sucesos

El desgarrador testimonio de joven que fue víctima de mafia de pornografía infantil

Un hombre se le acercó a la salida de la escuela en San José para reclutarla a una agencia

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Las niñas eran amenazadas por los sentenciados para que hicieran lo que les pedían. (Cortesía Fiscalía)

Una de las sobrevivientes de la mafia de dos fotógrafos ticos, que hacían creer a las víctimas que las convertirían en modelos y, al final, producían pornografía con ellas y hasta eran víctimas de abuso sexual, contó a La Teja, la pesadilla que vive y aún arrastra con mucho temor.

En la edición del Domingazo del 5 de enero les contamos a los lectores que la intuición de una mamá permitió dar una luz a los agentes del OIJ, quienes no se quedaron tranquilos hasta frenar y dar con los responsables de una red internacional de trata de personas, violación, corrupción de personas menores de edad y producción de pornografía.

La joven, a quien identificaremos solo como Camila, tiene 19 años y fue una de las víctimas de la agencia VDM.

“Todas las niñas que estuvimos ahí vivimos un infierno, nos marcaron la niñez y la adolescencia para mal, porque incluso, aunque han pasado ya varios años uno arrastra eso y no lo puede sacar de la mente, no se supera, mi mamá me pide perdón todos los días”, dijo la muchacha vecina de San José.

Camila nos contó que ella estaba en una escuela josefina, y viajaba en microbús, por lo que a ella la llegaron a buscar afuera de la escuela para ofrecerle que fuera parte de la agencia.

“Yo soy rubia y recuerdo que un hombre se me acercó dos veces; días antes de eso ese mismo señor estuvo tomando fotos afuera de la escuela, pero la verdad, en la inocencia uno no pensaba en nada malo, hubo niñas que hasta sonreían”, dijo la joven.

“Yo vengo de una familia muy humilde; a veces teníamos que comer y otras veces no, solo mi mamá trabajaba. El hombre me decía que ellos hacían anuncios de televisión y que necesitaban una niña como yo, y era mucha la insistencia”, añadió Camila.

Aquella niña se dejó enganchar por lo que el hombre le decía, porque hasta le había ofrecido pagar 20 mil colones por las sesiones de fotos.

Los fotógrafos fueron condenados a altas penas. (alonso tenorio)

“Yo llegué a mi casa y le dije a mi mamá que un señor me ofreció trabajo como modelo, que tenía que hacer sesiones de fotos y hasta me iban a pagar. Mi mamá me dijo que yo podía ir, pero que ella me iba a llevar a ver qué era el asunto”, recordó.

La joven afirma que ese día la trataron muy bien; había muchas niñas de todas las edades, y a su mamá la dejaron entrar a la toma de las fotos, que se hacía en la agencia.

“Ese día hasta le dieron un refrigerio a mi mamá, y las fotos fueron con una ropa nueva de marca, que ellos me dieron. Cuando íbamos a salir de ahí le dieron el dinero a mi mamá y le pidieron que me dejara seguir en la academia, que no iba a tener que pagar y que ellos hasta me ayudaban con los pasajes”, relató la víctima.

Mamá e hija salieron encantadas de la agencia, la mamá la acompañó al menos dos veces más, la última de ellas cerca del lago de La Sabana, donde les tomaron otras fotos para hacer un supuesto catálogo.

La agencia buscaba niñas y jovencitas. (Alonso Tenorio)

“Había dulzura antes del infierno, nos trataban bien; a mí me regalaron ropa varias veces, me pagaron, y nos trataban con cariño. Cuando empezaron a tomarnos fotos en vestido de baño yo me sentí incómoda, porque tenía 11 o 12 años y eran trajes de dos piezas muy pequeñas. Yo le dije a mi mamá que tenía que modelar vestidos de baño y ella me respondió que las modelos famosas hacen eso, que tenía que perder la vergüenza; obviamente, sin ella imaginarse lo que se venía”, explicó la joven.

Camila pasó de usar los pequeños trajes de baño, a posar desnuda, y tener que aparecer en videos en los que era víctima de abuso sexual.

“Yo era solo una niña, cuando eso empezó a pasar; ellos me decían que tenía que guardar silencio porque, de lo contrario, me iban a matar y también a mi mamá, pues ellos sabían donde vivía, donde trabajaba mami, a que hora salía, ellos investigaban todo y con eso nos amenazaban”, dijo la víctima.

“Pasé a ser obligada a ir a la agencia, a sonreír, a que me gritaran, porque lloraba. Tenía que ponerme cosas que no quería, que me amarraran, y ser violentada por hombres enmascarados. Era una niña que, sin entender la vida, yo ya quería la muerte, andaba triste y apagada, con mucho miedo de hablar”.

Camila asegura que su mamá a veces le preguntaba si le pasaba algo, pero ella lo negaba por miedo.

“Cuando me vio extraña, mi mamá fue dos veces conmigo y recuerdo que en una no la dejaron subir hasta que me amenazaron, y ese día me pusieron a modelar ropa bien tapada y otro día ropa casual. Ya había pasado tiempo que no me pagaban, porque solo recibía amenazas, y en esos días le volvieron a dar dinero a mi mamá, y a decirle que los clientes estaban un poco bajos”, manifestó.

Ella, incluso, recuerda que muchas veces no quiso ir y lo que hicieron fue llegar a buscarla a la casa y a la escuela.

“Una de las chicas era con la que yo más hablaba, todas estábamos muertas de miedo, pero ella me contaba que varias veces le habían puesto un cuchillo de carnicería en el cuello, y que ella se ponía rebelde y tenía miedo de que un día la mataran. Muchas veces pensamos en ir a buscar a una policía que yo conocía, pero me daba miedo”, dijo la joven.

La pesadilla de Camila se acabó el día en que el OIJ logró detener a los sospechosos y ese día su mamá y allegados también tuvieron que enfrentar el dolor de todo lo que ella había vivido.

La sobreviviente asegura que ha sido difícil salir adelante. (Shutterstock)

“Mi mamá me preguntaba que por qué no le había dicho nada, pero yo lo único que le respondía era que no quería que la mataran a ella por mi culpa. Mi mamá me pide perdón todos los días, de una u otra forma, porque el tiempo pasa, pero hay cosas que no se superan”, dijo.

“Yo no quiero salir de mi casa, no he podido tener una relación formal con ningún muchacho por miedo, he recibido mucha atención psicológica, pero esto no es fácil, me da mucha paz saber que ellos están presos, pero lo que nosotras vivimos de niñas en cualquier lugar del mundo lo están viviendo igual o peor”, añadió Camila, quien ahora está estudiando Educación.

“Éramos niñas inocentes, algunas con ilusiones, otras amenazadas desde el inicio. Lo único que yo puedo pedir es que por mí y por esas niñas y muchachas, y por sus hijas o hijos nunca los dejen solos, siempre desconfíen hasta de su sombra, porque a las personas les falla el corazón, lo que a uno de niño le pasa malo no lo olvida, es un dolor que lo acompaña todos los días”, concluyó.

Ella vive con el miedo de que alguna de las fotos o videos reaparezcan en la Internet, aunque el OIJ hizo un gran trabajo en este caso.

La banda fue desarticulada en el 2017, y fueron condenados un fotógrafo de apellido Solano Corrales, quien se sometió a un abreviado y fue sentenciado a 797 años por trata de personas, violación, corrupción de personas menores de edad y producción de pornografía. En su caso la pena fue readecuada a 39 años. Su socio, de apellido Núñez, fue condenado a 144 años readecuados a 28 años.

El líder de la banda estaba en México y en ese país aún hay diligencias judiciales.

Silvia Coto

Silvia Coto

Periodista de sucesos y judiciales. Bachiller en Ciencias de la Comunicación Colectiva con énfasis en Periodismo. Labora en Grupo Nación desde el 2010.

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