El martes, en medio de un megaoperativo, el OIJ detuvo a hombre de apellido Rodríguez y alias “PIoja”.
Lo agarró en el barrio María Reina de Los Ángeles, en Sagrada Familia, al sur de la capital, pero también hubo operativos en una torre de apartamentos en Sabana suroeste, en Desamparados y en un hotel en el centro de la capital.
Pioja es sospechoso de liderar la venta de droga en búnkeres de San José y, según información de las autoridades, vendía hasta ¢10 millones diarios en drogas en esos sitios.
Los allanamientos estuvieron a cargo de la Sección Contra el Crimen Organizado del OIJ.
Walter Espinoza, director del OIJ, explicó que la banda usaba negocios de la comunidad María Reina para lavar dinero y llevarlo luego a los bancos y que incluso investigan a un funcionario de una de esas entidades.
La cantidad de dinero que hacía la banda de “Pioja” llamó mucho la atención y llevó a recordar un caso que se destapó en el país en el 2016.
Un año antes, una banda narco liderada por un hombre al que le decían “Gorila” reclutó a un adolescente de 15 años --que incluso iba al colegio-- como un vendedor más del grupo.
Pero aquel “trabajo” le cambió la vida al menor de edad, quien al ver la llegada de dinero “fácil” a su vida dejó los estudios y se dedicó de lleno a vender drogas.
Con rapidez, el adolescente subió dentro de la organización criminal de “Gorila” y un año después de haber sido reclutado ya tenía su propio búnker y ganaba unos ¢800.000 por mes.
Eso era poco en comparación con los ¢20 millones por quincena que, como mínimo, hacía “Gorila”.
El joven se había adueñado de una construcción abandonada en el barrio El Refugio, en Santa Rosa de Pocosol, y la utilizaba pare vender marihuana, crack y cocaína.
Según determinaron las investigaciones, el muchacho era violento, algo que le habría servido para ascender dentro de la organización criminal.
Pero todo aquello se desmoronó en octubre del 2017, cuando las autoridades hicieron un operativo y detuvieron a 32 miembros de la banda (incluido el adolescente).
Se les señaló de controlar la venta de droga en la zona norte del país.
Entre los capturados estaba el propio líder de la banda, alias “Gorila”, identificado como de apellidos Ramos Zúñiga y 28 años.
La mayor parte de los narcos vive en medio de lujos y placeres comprados con dinero mal habido; sin embargo, alias “Gorila” era una rara excepción.
“Danielón”, como también le conocían, vivía en una zona rural en Santa Rosa de Pocosol, en una casa de madera. “Gorila” solo terminó la primaria, pero su escasa educación no fue un impedimento para que llegara a generar por quincena un mínimo de ¢20 millones.
De acuerdo con la investigación judicial este hombre tenía como mampara el transporte de madera y el cuido de ganado en una finca. Tenía un camión y un carro sencillo.
Aparentaba no tener dinero, pero es dueño de dos fincas y dos casas.
Otras notas:
LEA MÁS: Vecina de barrio tomado por “Pioja”: “es como si alguien se hubiera muerto, todo está en silencio”
LEA MÁS: "Gorila", el narco que ganaba millones y vivía sin lujos