Una familia cumple, este lunes 20 de noviembre, 2471 días de angustia, incertidumbre y una profunda tristeza por no saber qué pasó con don Luis Alberto Campos Zamora, de 65 años.
Campos desapareció el jueves 7 de febrero del 2019, ya casi se cumplen cinco años y no hay día en que su familia deje de pensarlo. Doña Patricia Campos, su hermana, asegura que todos en la casa viven la ausencia de manera distinta, pero con el mismo dolor.
Esta familia se siente atormentada de no poder saber qué ocurrió con él, porque las investigaciones nunca llegaron a nada. Para ellos, don Luis jamás hubiera dejado a sus hijos, ni a sus hermanos, mucho menos a su madre, que en el momento de la desaparición estaba muy mal de salud.
“Estamos igual que el primer día, no sabemos nada, no hay ninguna pista, nadie sabe nada. Cuando yo veo en los periódicos, de casos de personas desaparecidas, siempre comento en las redes sociales por si alguien se acuerda del caso de mi hermano, también cuando los encuentran vivos o muertos me alegro porque este sentimiento, con el que nosotros vivimos, yo no se la deseo a nadie”, dijo Campos.
Don Luis era exagente del OIJ, él se había ido a vivir a Estados Unidos y tenía poco tiempo de haber regresado porque su madre, doña María Luisa, estaba malita de salud, ella padecía de Alzheimer.
Su hermana nos contó que el día de la desaparición él se fue de Desamparados a Guápiles para hacerse un tratamiento dental que un amigo le recomendó.
“A él lo atendieron, se ve en las cámaras, luego se fue a una soda, ahí él comió, hasta compró comida para llevar, suponemos que para mi hermana, porque eran unos sándwiches. Llamó a mi hermana y le dijo que estaba muy contento, que el trabajo dental le quedó muy bien y que ya iba para la casa. El OIJ verificó todo eso, eso fue jueves, el viernes ya sabíamos que no regresó”, narró.
Ellos denunciaron y el OIJ, el martes siguiente, empezó a investigar.
Don Luis andaba con una jacket que dejó olvidada en la soda, la gente lo llamó y él se devolvió a recogerla.
“Mi hermano salió de la soda y se fue a una parada de taxis que estaba muy cerca. El OIJ nos llamó, porque nosotros fuimos a buscarlo al Zurquí, y nos vamos a la oficina de Guápiles donde nos dicen: ‘Su hermano se montó en un taxi rojo, no vimos dónde se montó, pero lo vimos hablando con el taxista y cuando la cámara se regresó, vimos una persona dentro del taxi’”, dijo.
En ese momento, la familia se puso feliz porque el conductor les iba a decir dónde lo había dejado.
“El taxista solo dice que no se acuerda de mi hermano. Después de muchas cosas que pasaron, nosotros fuimos a muchos lugares hasta peligrosos, hablamos con choferes de bus, anduvimos en el Zurquí y hasta contactamos un Uber que mi hermano agarró cuando él se fue de la casa para San José, pero nada”, añadió.
La familia pidió al OIJ que investigara al taxista y al conductor de Uber.
“En el OIJ se burlaron de mí, el investigador me dijo que mi hermano andaba en la playa con una macha y que los amigos lo conocían más que yo, una falta de respeto, cuando hablaba con ese agente era como si se estuviera burlando de nosotros, yo lo acuse en la Inspección Judicial, pero al final no pasó nada. Me dijo que el taxista no estaba obligado a nada”, comentó la hermana.
Don Luis tenía 40 años de vivir en Estados Unidos y estaba a punto de pensionarse, era comerciante, sus hermanos aseguran que siempre andaba muy bien vestido y que era muy culto.
“Mi mamá murió cuatro meses después de que mi hermano desapareció, fueron dos golpes seguidos. Mi hermano solo la vio un poco bien un día y hasta se tomaron una foto.
“Cuando mami ya estaba muy mal, mi hermana le puso un audio viejo de mi hermano y le dijo que Luis estaba muy bien y a mami le bajaban las lágrimas, al día siguiente murió”, recordó.
“Por la muerte de mami le escribíamos por Facebook y WhatsApp, le mandamos hasta una foto de la cajita de mami, él no iba a soportar eso, él jamás hubiera faltado si estaba vivo. Teníamos un grupo de WhatsApp de hermanos y un día Luis salió del grupo, alguien manipuló el teléfono, eso fue hace rato”.
El OIJ hace tres años les avisó que aparecieron unos restos.
“Nosotros estábamos felices, porque queremos saber algo, que apareciera un dedo por lo menos para poder saber qué pasó, pero nos preguntan que si mi hermano tenía tatuajes, entonces no eran restos, era un cuerpo, y estas cosas solo nos causaban desilusión”, mencionó.
Un amigo de la familia les ayudó y se dio cuenta de que se activó el celular de don Luis y que la señal se ubicaba en una cuartería, pese a que la familia avisó al OIJ, nunca les contestaban.
“Mi hermano dejó los pasaportes, sus tres hijos en Estados Unidos nunca supieron nada tampoco, mi hermano dejó una plata en la casa de mi mamá, luego se lo devolvimos a la familia. Nosotros lo único que sabemos es que él se subió al taxi y luego de eso nada”.
Doña Patricia tiene marcada la imagen de su hermano, donde va caminando y las cámaras lo registraron.
“En algún momento nos dijeron que tal vez se bajó en el Zurquí a orinar y se cayó, pero el chofer del bus hubiera dicho que por lo menos lo bajó, mi hermano tampoco tenía depresión, estaba lleno de planes”, aseguró.
Don Luis quería volver a Estados Unidos para meterse al gimnasio y para ver a una nietita que tuvo un accidente en la mano, eso lo tenía muy preocupado.
“Él era un hermano que siempre estaba pendiente de todos, siempre presente y por eso todo esto ha sido tan duro, nosotros queremos que cualquier persona que sepa algo se toque el corazón y que no tenga miedo de hablar, han pasado ya muchos años, pero nosotros vivimos su ausencia día a día”, concluyó la hermana.
El OIJ mantiene la investigación por este caso abierta, para cualquier información puede llamar al 800-8000-645.
Consultamos al OIJ sobre este caso, pero al cierre de esta nota no habían contestado, quedaron en enviar la información.