Se les acabó la jugada a tres sospechosos de hacerse pasar por empleados del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y de empresas cableras para robar baterías de gel sin levantar sospechas.
Los hombres son de apellidos Villalobos Blen, 40 años; Masís Rodríguez, de 20 y Soto Zumbado, de 35. En cuestión de quince días habrían provocado un daño económico de más de ¢3 millones.
El negociazo de los falsos empleados llegó a su fin la mañana de este lunes 15 de marzo, cuando fueron detenidos en Coronado, San José, por agentes de la Sección de Hurtos del OIJ. Fueron pescados poco después de robar dos baterías.
“Los tenemos como sospechosos de dos eventos ocurridos este lunes en Coronado, específicamente 125 metros al sur de la delegación de la Fuerza Pública, también los estamos vinculando con otros tres eventos”, explicó Dowglas Rodríguez, jefe de la Sección de Hurtos.
Disfraz cuidado
Rodríguez explicó que el trío se dedicaba exclusivamente a robar baterías de gel que sirven para seguir dando el servicio de internet y telefonía móvil si falta la electricidad.
Según informó la Policía Judicial, estas baterías de gel se venden en el mercado negro por más de ¢150 mil porque también son utilizadas para vehículos de carga liviana y otros aparatos o sistemas.
“El modo de operar de ellos consistía en utilizar vestimentas similares a la de los trabajadores de las empresas afectadas, además de que usaban vehículos que rotulaban con imágenes de esas mismas compañías que pegaban en las puertas con imanes”, detalló Rodríguez.
Dos de los detenidos este lunes iban bien uniformados de rojo y negro y uno incluso usaba guantes. En otros casos usan ropa más discreta y le ponen leyendas como “averías”, solo que en vez de arreglar daños, los ocasionan.
El jefe de la Sección de Hurtos recordó que esta no es la primera vez que se enfrentan a un grupo dedicado a robar estas baterías. En mayo del 2019 detuvieron a un hombre apellidado Artavia Granados por lo mismo.
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La semana pasada el Tribunal Penal de Goicoechea le recetó a Artavia una condena de 15 años de cárcel por seis delitos de robo agravado en conta del ICE.
Los robos por los que recibió la sentencia ocurrieron entre diciembre del 2018 y febrero del 2019 en Goicoechea, Tibás y Coronado y dejaron pérdidas mayores a los ¢27 millones.