Rosibel Picado Montes, de 33 años, perdió la vida de una manera brutal al ser atacada por el hombre que consideraba al amor de su vida, su esposo, de apellidos Novoa Porras.
Este tipo se habría enterado que ella lo iba a dejar y la atacó sin misericordia, pese a que ella gritó pidiendo que no le hiciera daño, estos gritos fueron escuchados por allegados de Novoa y otros vecinos.
Novoa la habría asfixiado y propinado varias puñaladas en el tórax, el hombro izquierdo y la pierna izquierda. La fatalidad ocurrió en el barrio La Gran Samaria, en La Aurora de Heredia.
Este sujeto aceptó ser el responsable de este vil hecho y se sometió a un proceso abreviado (evita ir a juicio y le fijan una pena), con el fin de evitar someterse a juicio y de obtener hasta una rebaja en su sentencia, pues solo descontará 20 años en la cárcel.
Así consta en el procedimiento especial abreviado número 126–2024 del Tribunal Penal de Heredia.
Rosibel murió la madrugada del 13 de mayo del 2022, su propio marido gritó pidiendo ayuda y diciendo que su esposa estaba herida, el Servicio de Emergencias 9-1-1 recibió el reporte y de inmediato movilizaron policías y cruzrojistas, quienes confirmaron la violenta situación. Luego confesó que él la mató.
Wilbert Picado, hermano de Rosibel, dijo que la familia aceptó que este sujeto se sometiera a un abreviado para tratar de calmar el dolor y no hacerlo más grande al revivir en un debate todo lo que sufrió su hermana y junto a ella toda su familia con la atroz muerte.
“A mi mamá fue la que le dijeron la posibilidad de que ese hombre se sometiera a este proceso, para no estar reviviendo ese dolor de abrir la herida por su ausencia. Además, habían pasado dos años y solo queríamos que ella descansara”, expresó su ser querido.
Agregó que siempre tuvieron claro que sin importar la pena que le dieran nunca recuperarían la paz, al perder de una manera tan cruel a una integrante del hogar.
“Uno deseara que se aplicara una ley más fuerte, porque con estar encerrado tiene más privilegios, los que estamos libres tenemos que trabajar y pagar impuestos para que otros que hicieron el daño estén con beneficios como sus comidas, el techo y otros privilegios”, dijo Wilbert.
Sin reacción
El apartamento en el que ocurrió la fatalidad tiene como vecinos a familiares y allegados de Novoa, quienes habrían escuchado a la mujer rogar por su vida y, al parecer, no hicieron nada, hecho que también le duele a la familia.
“Ella gritaba para que no le hicieran daño, ¿cómo no van a tumbar una puerta? Por Dios, ni que fuera una puerta de las que tienen en las bóvedas que solo hay en los bancos, eso se lo dije a la familia de él”, expresó Wilbert.
Sostiene que no entiende cómo una persona puede hacer daño y dañar su propia vida, cuando lo mejor era terminar por lo sano y que cada uno siguiera su camino.
Wilbert recuerda a su hermana como una mujer esforzada, creyente en Dios.
“Era una mujer sin vicios, ni decía malas palabras y eso dice mucho de una persona”, expresó su hermano.
La víctima era oriunda de Parrita; sin embargo, desde pequeña vivía en Sarapiquí junto a su familia, ella tenía ocho años de casada con Novoa, se habían conocido en el trabajo y se casaron por lo civil en Ulloa de Heredia.
Al parecer, la pareja no había manifestado problemas de violencia doméstica.
Ella fue sepultada en el cementerio de Río Frío de Sarapiquí, sus seres queridos conservan algunas pertenencias de la muchacha que pudieron recuperar tras su dolorosa muerte.
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Segunda tragedia
Esta es la segunda tragedia que ha tenido que soportar la familia Picado Montes, ya que el 17 de diciembre del 2012 el hermano menor, de nombre Fabián Picado Montes, de 22 años, falleció en el hospital San Juan de Dios luego de ser golpeado por un toro cuando lo montaba en unas fiestas en Puriscal.
Wilbert dice que las dos muertes les han dolido, la primera la aceptaron, pero la de Rosibel los destruyó al saber que ella rogó por ayuda e imploró que no le hicieran daño.
Rosibel y Fabián eran los menores de seis hermanos.