La poca lealtad que muestran los delincuentes de Costa Rica ha espantado a los grupos narcos extranjeros, que prefieren no quedarse aquí de forma permanente ante el riesgo de ser traicionados en cualquier momento.
Así lo explica el OIJ en el Reporte de Situación Costa Rica 2018, en el cual detalla que los “minicarteles criollos” (como los ha llamado la Policía Judicial) no tienen las mismas características de los grupos extranjeros, en los cuales sí se respetan las jerarquías.
“La idiosincrasia (forma de ser) ha propiciado que no se asienten de forma definitiva grupos de narcotraficantes extranjeros en suelo patrio como sí ha ocurrido en países donde existe ejército.
"En nuestro país no se interiorizan conductas propias de grupos castrenses (militares, como el orden, la disciplina, el respeto a los mandos). Más bien los delincuentes, a lo interno del grupo, buscan ‘desbancar’ al cabecilla y obtener para sí mismos y en forma exclusiva todos los beneficios del mando de una agrupación criminal”, cita el informe.
Álvaro Ramos, experto en seguridad, coincide con lo presentado en el documento, y además señala que esta situación se viene dando con mayor frecuencia en los últimos 8 años, especialmente en los grupos narcos más conocidos del país.
“Ha habido acciones que muestran lo débil que es la situación de cada una de estas organizaciones. Un ejemplo es cuando el líder es arrestado y de inmediato los mandos medios tratan de asumir el liderazgo, lo que causa enfrentamientos entre los mismos miembros”, explicó Ramos.
Caso conocido
Uno de los mejores ejemplos de esta situación es el enfrentamiento que se dio entre Marco Antonio Zamora Solórzano, conocido como “el Indio” y quien en un momento fue su aprendiz Luis Ángel Martínez Fajardo, alias “Pollo”.
En el 2014 Martínez se cansó de estar bajo la sombra de Zamora y decidió traicionarlo para crear su propia banda.
Lo hizo con la idea de pelear el control de la venta de droga en los barrios del sur de San José. De acuerdo con las autoridades en esta guerra narco se cometieron más de 70 homicidios.
Casos como estos son los que han hecho que los grupos extranjeros no se metan de lleno en Costa Rica pues consideran que no hay “material humano” para trabajar.
“El reclutamiento de delincuentes no siempre es el más adecuado y dependen del recurso humano que puedan obtener, sin que ello signifique que estos nuevos participantes sean los más aptos para desenvolverse en el medio delictivo, les faltan características idóneas como la disciplina o la lealtad”, añade el informe.
Sueños de poder
El origen de esta falta de lealtad no es ningún secreto.
Ramos explica que se debe a que los delincuentes más jóvenes están sedientos de poder y de dinero y se encuentran dispuestos a hacer lo que sea por cumplir ese sueño.
“Siempre están soñando con sustituir al líder, esa es una de las motivaciones por las que se dan amenazas de muerte y atentados; sin embargo, son pocos los que logran ocupar ese lugar y decenas los que quedan botados en el cementerio o en la cárcel”, indicó Ramos, quien fue viceministro de Seguridad.
Esta motivación genera que se den muchos cambios dentro de un grupo en cuestión de poco tiempo. Algunos integrantes se pasan de bando o crean su propia banda con el fin de llenarse los bolsillos.
No les importa
Ramos explicó que esta situación espanta a los grupos extranjeros pequeños y con las organizaciones grandes –como los carteles mexicanos y colombianos– ocurre que no les interesa tomar una posición permanente en Costa Rica.
Los carteles grandes ven al país como un puente para llevar su droga hasta los mercados del norte del continente, donde los precios son mucho más altos que en Centroamérica.
El experto piensa que esa falta de lealtad destacada en el informe no va a cambiar. Cree que más bien podrían aumentar los enfrentamientos entre criminales, quienes cada vez se vuelven más violentos para demostrar quién es el más fuerte.