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Un testimonio que le despedazaría el corazón a cualquier padre, así fue la declaración dada por doña Roxana Quirós al recordar el día en que descubrió que su amada hija Yuliana Ureña Quirós, de 19 años, había sido asesinada de forma atroz dentro de un lote baldío en Ciudad Quesada, en San Carlos.
La señora rindió su declaración la tarde de este martes durante el juicio que se lleva a cabo en los tribunales de justicia de Ciudad Quesada contra un hombre apellidado Acuña Sandoval, acusado del homicidio de Yuliana, ocurrido la noche del 21 de setiembre del año pasado. El cuerpo de la joven fue hallado un día después.
Uno de los detalles que doña Roxana reveló durante el debate fue la forma en la que se enteró de que su hija estaba muerta.
“Me acuerdo que yo estaba pidiendo videos de cámaras de Pollolandia en Cedral y el señor del negocio me dijo que cómo me sentía yo como mamá (por la desaparición de Yuliana), yo le dije: ‘Mi hija ya no está, mi corazón me dice que mi hija ya no está’, en lo que le estoy diciendo eso me metí al Facebook y estaba un live (transmisión en vivo) del periodista Allan Jara, donde decía que habían encontrado a mi hija, que la habían encontrado muerta en un lote baldío”, recordó.
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Pocos minutos después llegaron varios familiares de doña Roxana, entre ellos su esposo y su otra hija, para confirmarle la terrible noticia y llevarla al lugar donde encontraron el cuerpo, que ya estaba custodiado por las autoridades.
“Llegó una investigadora y me dijo que necesitaba que reconociera una foto de un tatuaje, ella me dijo que no quería hacerme más daño, pero yo era la mamá, era la que debía hacerlo. Le pregunté si era un tatuaje de una rosa con el nombre ‘David’, y ella nada más bajó la mirada, desde ahí empezó mi calvario”.
“Cuando se le hizo la vigilia yo le dije a mi Dios: ‘Hace 19 años la pusiste en mi vientre, en este momento te la entrego y no de la forma que cualquier mamá le hubiera gustado hacerlo, porque ella no merecía esto”.
— Roxana Quirós, mamá de Yuliana.
Último beso y bendición
Antes de relatar cómo se enteró de la muerte de Yuli, doña Roxana recordó los últimos momentos que compartió con su amada hija la tarde del 21 de setiembre del año pasado. Ese día estuvieron junto a su otra hija y su pequeña nieta.
Quirós contó que Yuliana le dijo que le habían suspendido una lección por una incapacidad de una profesora, entonces les pidió a sus papás que la llevaran al centro comercial El Encuentro para darle un regalo a una amiga que había cumplido años, se trataba de un arreglo de girasoles que doña Roxana había hecho.
“Ella (Yuliana) se me arrimó a la ventana y me dijo: ‘Mami, deme la bendición y me das un beso’, yo le di la bendición y un beso y la dejé en El Encuentro y se fue toda contenta”, recordó.
De ahí la jovencita debía irse al colegio nocturno para asistir a clases, pero lamentablemente nunca llegó a ese lugar.
“A eso de las 10:20 p. m. mi esposo me dijo que ya le puso un mensaje a Yuliana para ir a toparla cuando se bajara del bus, pero ella no respondió nada. Al ver que ella no contestaba llamadas ya fue una alarma de que algo le había pasado, porque ella no era de hacer esas cosas”.
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Los padres de la joven salieron de inmediato a buscarla, primero pasaron al hospital de San Carlos, pero les dijeron que ahí no estaba, luego fueron al colegio nocturno, donde les respondieron que ya todos se habían ido.
También pidieron ayuda en la Fuerza Pública y en el OIJ donde, según la señora, recibieron respuestas muy groseras, en las que les dijeron que posiblemente Yuliana se había ido de fiesta.
Familiares y amigos de Ureña no tiraron la toalla y siguieron buscándola hasta la tarde noche del 22 de setiembre del 2023.
Zapatos anunciaron lo peor
En esa intensa búsqueda, la noche siguiente de la desaparición, don José Garos, papá de crianza de Yuliana, tuvo un papel fundamental, pues durante su declaración en el juicio reveló que él fue la primera persona en entrar al lote donde fue encontrado el cuerpo de Ureña, debido a que su otra hija le dijo que tal vez ahí adentro podía estar el bolso de Yuli.
“Saqué un foco pequeñito de la cajuela del carro y me metí al lote, pero estaba exageradamente lleno de monte, entonces llegué hasta un punto donde no podía pasar más y pensé que había que regresar al día siguiente con más personas.
“Resulta que María Paula (su otra hija) nos había comprado unos zapatos tenis iguales a todos en la familia y cuando yo iba saliendo de ahí, como a los dos metros y medio de la entrada, vi los zapatos de Yuliana ahí tirados, comencé a pegar gritos y unas personas, que no sé quiénes son, me preguntaron qué pasaba y les dije que ahí estaban los zapatos de mi hija, que no aparecía”.
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Lo peor vino poco después, pues ese mismo grupo de personas entraron al lote para ayudar a don José y a los pocos minutos un muchacho se acercó a él para darle la peor noticia de todas.
“Uno de los muchachos me dijo: ‘Señor, señor, en la tapia donde estaban las bolsas de basura hay una mano”, recordó.
Con el corazón hecho pedazos, Garos le pidió a las demás personas que no dejaran que nadie entrara, mientras él llamaba al 9-1-1 y a la Policía para que revisaran la escena. Luego de eso se fue a buscar a su esposa.
“Yo pensaba que Roxana sea iba a morir”, agregó.
Acuña, al momento que ocurrió el asesinato de Yuliana, había salido de la cárcel de forma anticipada por un beneficio que recibió por cumplir días de trabajo.
El juicio contra él continuará durante esta semana.
