Los policías de la Fuerza Pública están ojo al Cristo para hacer cumplir las medidas sanitarias ordenadas por el Gobierno ante la emergencia causada por el coronavirus.
Además están en todas para pescar a los maleantes que quieran aprovecharse de la cuarentena.
Así lo explicó Steven Trejos, subdirector de la Fuerza Pública de Heredia, quien señaló que los uniformados vigilan constantemente los comercios para evitar que alguien se meta a robar.
“La labor preventiva nuestra ha sido casi que de 24 horas, estamos haciendo recorridos constantes y revisiones de locales, no solo para verificar el cumplimiento de las medias, sino también para prevenir un posible hecho delictivo”, detalló.
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Gracias a ese trabajo es que unos oficiales detuvieron este martes a un hombre y a su hijo, apellidados Moreira, en San Pedro de Santa Bárbara, en Heredia.
Los detenidos no se metieron a robar a ningún lado, pero si pecaron de cabezones al reabrir a escondidas el gimnasio que administraban y que había sido cerrado por orden del ministerio de Salud.
“A este gimnasio ya se le pusieron los sellos con anterioridad, pero cuando los compañeros pasaron por ahí vieron las cortinas levantadas y escucharon ruido adentro, por lo que entraron a ver si era alguien robando, pero lo que notaron es que el gimnasio estaba abierto”, explicó Trejos.
Luego de sacar a todo el mundo y cerrar el local, los uniformados llevaron al padre y a su hijo a los Tribunales de Flagrancia de Heredia, donde su caso tendrá que ser resuelto en máximo quince días.
De acuerdo con las autoridades, los dos cabezones se exponen a una sanción que va de uno a tres años de cárcel, o de 50 a 200 días multa.
Trejos dijo que este es uno de los pocos casos que han detectado en la Ciudad de las Flores, pues más bien los vecinos y los comerciantes se han puesto la chema para hacer cumplir todas las normas sanitarias y no salir de sus casas a menos que se trate de una emergencia.