Para el contador Bernal Jiménez Mora ni ¢100 millones podrían reparar el daño que sufrió cuando fue encarcelado por 4 meses y 24 días, en el 2009, siendo inocente.
A Jiménez las autoridades lo vincularon, sin mayores pruebas, a un grupo dedicado al narcotráfico y el lavado de dinero.
“Al ver todo eso deseaba morir y me preguntaba a mí mismo: ¿Qué estoy pagando?, ¿Por qué me pasa esto? cuando yo toda mi vida me dedique a trabajar y a mi familia.
“De un día a otro se me volcó la vida, estaba arriba y de un pronto a otro lo perdí todo, todo lo que había ganado durante 25 años de esfuerzo lo perdí en un día”, contó.
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Actualmente Jiménez, cuya historia fue dada a conocer por La Nación, puede caminar con la frente en alto pues logró demostrar su inocencia, sin embargo, aún arrastra las consecuencias que le causó esa injusta situación, por la cual solo recibió una indemnización de ¢8,9 millones, que le llegó la semana pasada tras una espera de 8 años.
— “Esto es una pelea de burro amarrado contra tigre suelto, porque el Estado te va a decir que no tiene plata, que no hay presupuesto, te va a decir lo que quiera”, dijo Bernal Jiménez.
Terrible pesadilla
La pesadilla que vivió Jiménez inició el 20 de junio del 2009, cuando fue detenido en Paquera de Puntarenas. En aquel momento las autoridades lo vincularon con un grupo narco que envió cocaína a México dentro de tiburones congelados.
Paralelamente, la banda legitimaba dinero por medio de una empresa y según las autoridades Bernal era su contador, pero realmente él no sabía nada de ese oscuro negocio.
“Ellos decidieron dejar la contabilidad por destajo en la oficina nuestra mientras se acomodaban. Para no cansarlo con el cuento, ellos se jalaron esa torta y yo me fui arrastrado porque tenía como seis meses de llevarles la contabilidad y me quisieron involucrar como asesor financiero para que ellos pudieran legitimar capitales”.
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A la cárcel
Jiménez fue procesado de inmediato y en junio le dictaron 6 meses de prisión preventiva, de los cuales cumplió 4 meses y 24 días.
El contador dijo que esos cuatro meses fueron un infierno para él, pues no solo estuvo lejos de su familia en un ambiente muy peligroso, sino que también sufrió al ver cómo su nombre era ensuciado.
“Tanto fue el trauma que yo vivía, porque esa noticia la pasaban todos los días, que cuando se murió Michael Jackson, eso fue en junio del 2009 y nunca se me va a olvidar, yo le di gracias a Dios, porque así iban a dejar de dar la noticia”, recordó.
El 13 de noviembre de ese año, Jiménez salió de la cárcel luego de pagar una fianza de ¢10 millones que le permitió tener un cambio de medidas.
A partir de ese día luchó por demostrar su inocencia y en julio del 2013 fue absuelto de todo cargo, “no hubo ninguna duda por parte de los jueces de que yo era inocente por certeza absoluta”, dijo.
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Demanda al Estado
En el 2014 el contador demandó al Estado por ¢100 millones por el daño moral que sufrió al estar encarcelado siendo inocente, así como los daños que sufrió por el hecho de que se le vinculara con ese grupo criminal.
Para abril del 2016 el Tribunal Contencioso Administrativo y Civil de Hacienda condenó al Estado a pagarle ¢50 millones a Jiménez, sin embargo, la Procuraduría General de la República señaló que el monto era muy alto y tras presentar una apelación ante la Sala Primera consiguió que en setiembre del 2020 se anulara la sentencia y se fijara el pago de ¢8,9 millones, más los intereses y costos procesales.
“Eso es lo que eso debieron haberme pagado (¢50 millones), es más yo los había demandado a ellos por ¢100 millones, por cobrarles algo, porque el hecho de que a usted lo metan a la cárcel siendo inocente, que usted tenga una hija en el colegio y otra en la escuela, que tenga que pagar la casa porque la tiene hipotecada y que tenga que velar por su esposa y su madre y no tenga plata es algo irreparable”.
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“No había presupuesto, no había nada, lo rebajaron a ¢8 millones diciendo que yo me ganó ¢10 mil colones al día, eso es algo risorio para cualquier persona, eso es una ofensa a los costarricenses”.
Pese a esa injusticia Bernal no se echó a morir y decidió reinventarse y estudió Derecho hasta convertirse en abogado y notario público, además desde hace 12 años da consultorías.
“He tenido que reinventarme ante la sociedad, eso ha sido la clave del éxito, pero primero que todo eso tiene que estar Dios”, añadió.