José Luis Gutiérrez Granados tenía un norte marcado y se esforzaba por lograrlo. Este era darle lo mejor a sus papás; sin embargo, una tragedia acabó con todos sus sueños.
El joven, de 15 años, cursaba el décimo grado en el Liceo de Maryland en Siquirres y planeaba vivir con un tío en San José apenas saliera del colegio para trabajar y así pagar sus estudios universitarios y comprar una finca con casa para llevarse a sus papás con él.
Ese sueño se lo comentó a su mamá, Tatiana Granados, y ella le decía que solo debía esforzarse y seguir siendo un buen muchacho. En medio de los planes, el adolescente veía que en la familia todos trabajaban y él también trataba de ayudar; a su corta edad ya sabía manejar moto, pero al ser menor de edad no tenía licencia. No obstante, usaba la moto para hacer mandados cerca de la casa.
Uno de esos mandados fue la mañana del viernes 21 de junio anterior, cuando al ver que no tenía clases no dudó en ir a dejar a su mamá al trabajo, el cual queda a unos cinco kilómetros de la casa.
Luego de dejarla se fue directo para la casa, pero en el camino una pesada rama de un árbol cayó sobre el muchacho y le provocó lesiones mortales. El accidente sucedió en el Carmen 3 de Siquirres, a las 5:30 a. m.
Doña Tatiana asegura que aún con vida logró decirle a su hijo lo mucho que lo amaba y hasta le pidió perdón por levantarlo ese día y pedirle que la llevara al trabajo.
A él lo llevaron a la clínica de Siquirres y de ahí lo enviaron al hospital Tony Facio de Limón, debido a la condición en la que estaba.
“En un carro de la finca en la que trabajo me llevaron a la clínica, le puse mi mano en el corazón y otra en su cabeza y yo le dije: ‘papi, mi amor, usted me va a esperar en el hospital de Limón, porque yo voy a llegar. Me perdona por levantarlo para que me llevara al trabajo, mi amor’. Él estaba como inconsciente, derramó una lágrima y hasta ahí, no lo volví a ver más. Mi esposo llegó de primero al hospital y le dijeron que nuestro hijo había fallecido”, expresó la mamá.
No hay día en el que doña Tatiana no lo llore; incluso, espera que con estas vacaciones de medio año pueda tener un poquito de alivio, porque en estos últimos días se sentaba a esperar que pasara el bus del colegio y veía a los demás estudiantes bajarse, esperando ver a su hijo menor salir del bus, igual que todos los demás.
“Mi bebé era muy humilde, lo querían mucho en el pueblo, siempre me llevaba a jugar bola, también pensaba mucho en su papá y si estábamos en algún lugar me decía que nos fuéramos a la casa porque el papá nos estaba esperando. Era un muchacho muy colaborador, siempre andaba con una sonrisa, él me daba mucho orgullo”, manifestó doña Tatiana.
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En medio del dolor de perderlo, prefiere recordar todas las muestras de amor que en vida él les dejó.
“A él le gustaban los caballos, las vacas; en el 2025 iba para undécimo del cole y un tío de mi marido, quien vive en San José, nos decía que cuando saliera del colegio podía vivir con él y su familia para que siguiera estudiando, a mi hijo le pareció la idea y decía que quería superarse.
“Soñaba con trabajar y luego comprarse una finca, tener caballos, ganado y comprarse una casa. Me decía: ‘mami, yo me los llevo a usted y a papi’. Él tenía muy bonitos valores”, recordó la mamá.
Doña Tatiana señala que, pese al dolor de perderlo, le agradece a Dios por darle un buen muchacho que nunca anduvo en malos pasos.
“El país está muy deteriorado, quisiera que mi hijo menor esté junto con nosotros, pero Dios decidió llevárselo y me queda todo lo lindo que él nos dejó, ese cariño y su amor con nosotros sus papás”, dijo la afligida mamá.