Como un pequeño niño que apenas está aprendiendo a hacer las cosas más sencillas, así se encuentra Carlos Madrigal Ulloa, de 34 años, el chofer de bus que perdió la vista en su ojo derecho debido al disparo que un sujeto le pegó con una pistola de balines.
La vida de Madrigal, quien trabajaba para la empresa Lumaca desde hace aproximadamente cuatro años, cambió para siempre la mañana del lunes 21 de mayo de este año, cuando fue atacado solo porque le pitó a su agresor, después de que este se le atravesara en su bicicleta.
Aunque está muy agradecido con Dios por haber sobrevivido, Madrigal no ocultó que ha sido muy difícil salir adelante después de lo sucedido, pues todo ha cambiado para él.
“Yo con el ojo derecho no veo absolutamente nada. Ahorita estoy en tratamiento a ver si me pueden poner una prótesis, lo que están esperando es que se termine de desinflamar el ojo para ver si me la ponen”, dijo.
Aprendiendo de cero
El ataque no solo hizo que Madrigal perdiera la vista de su ojo derecho sino que también le dejo otras secuelas que aún no ha podido superar, como la falta de equilibrio y el medir mal el tamaño y el espacio de los objetos, lo que le ha dificultado hacer cosas tan sencillas como subir un escalón.
“No puedo manejar porque no tengo la dimensión del carro con un ojo. Tengo que aprender a hacer todo de nuevo, pero con la vista de un solo ojo. Estoy como un chiquito aprendiendo todo de nuevo”, comentó.
Carlos dijo que se siente como un niño porque hasta las cosas más sencillas se le dificultan y ya le han pasado varios chascos, pero en lugar de agüevarse se está poniendo las pilas para acostumbrarse a esta nueva vida.
“Un día fui donde mi mamá, estaba haciendo una tacita de café y cuando me di cuenta estaba echando el azúcar afuera, son cosas tan normales para cualquier persona que el hecho de llegar y no poder hacerlo es muy rudo”, recordó.
Eterno compañero
Carlos recordó que el día del lamentable incidente fue atendido de forma muy rápida por los médicos del hospital Calderón Guardia, quienes hicieron todo lo posible para que el disparo con la pistola de balines no le causara más daño.
Según contó Madrigal, los médicos le dijeron que, pese al esfuerzo que hicieron, no lograron sacarle el balín, por lo que tendría que llevarlo dentro de la cabeza de ahora en adelante.
“Yo tengo el balín adentro, ya los doctores me dijeron que no lo podían sacar porque si lo hacían era comprometerme más, entonces tomaron la decisión de dejarlo ahí queditico. Yo no lo siento, la verdad me siento normal entre lo que cabe decir”, mencionó.
El chofer de bus también dijo que ha recibido mucho apoyo de varias personas, pero especialmente de la empresa para la que trabaja, pues han estado muy pendientes de su estado y además han cumplido con todo lo de la póliza del INS.
Todas estas situaciones podrían traerse abajo hasta a la personas más positiva; sin embargo, esto no sucedió con Madrigal, quien más bien ha visto esto como una segunda oportunidad para retomar su vida junto a sus seres queridos.
“De hecho yo estoy tranquilo porque estoy contando el cuento y dándole gracias a Dios porque aún estoy aquí, esto no me va a doblar a mí; sin embargo, me tengo que acomodar a una buena etapa de mi vida”, añadió.
Denuncia lista
En cuanto al ataque, Madrigal dijo que no se explica por qué ese sujeto le disparó, ya que él en ningún momento le echó el bus encima, simplemente le pitó para evitar el accidente.
Carlos dijo que ya el OIJ cuenta con una denuncia por el caso, pero hasta el momento no le han comunicado nada. Lo último que recuerda es que se se trataba de un “pinta” de aproximadamente 23 años que ese día llevaba un abrigo fosforescente y un pantalón de mezclilla.